Las 7.200 temporeras marroquíes que no pudieron volver a su país por la pandemia del Covid-19 tras finalizar la campaña de la fresa ya están todas en Marruecos.
Su trabajo terminó a finales de mayo en los campos onubenses pero no ha sido hasta este miércoles cuando el Muelle Exterior del puerto de Huelva ha sido testigo de la salida del último ferry con destino a Tánger. La despedida se ha producido entre cánticos de agradecimiento a Mohamed VI por conseguir desbloquear la situación.
Según han informado a EL ESPAÑOL desde la Interprofesional de la Fresa y los Frutos Rojos de Andalucía (Interfresa), nunca se había dado esta situación en España y su marcha se ha llevado a cabo con un operativo de retorno inédito. En total, se han distribuido en seis barcos. El primero partió el pasado 18 de julio.
En condiciones normales, a mediados del pasado mes de mayo hubieran comenzado a volver a su país de manera escalonada. En una temporada sin Covid-19, deberían haber llegado a Huelva casi 19.000 marroquíes contratados en origen, la mayoría mujeres. Lo hacen desde hace unos 15 años ante la falta de mano de obra. Las primeras llegaron a mediados de diciembre.
Naima, Fatna, Menana, Saadia... así hasta 7.200 jornaleras que pasaron su primera jornada en las fincas onubenses y que jamás imaginaron que pudieran tardar tanto en volver. Tampoco imaginaron que iban a estar un mes y medio sin trabajo sumidas en una gran incertidumbre y con apenas dinero para volver. Todo lo que habían ganado anteriormente ya lo habían mandado a sus hogares.
En las fincas
En este tiempo, las temporeras han seguido viviendo en las casas habilitadas para ellas en las fincas, sin cobrar sus salarios a cambio de no pagar gasto alguno, excepto los personales. Sin embargo, siempre han tenido la cabeza puesta en Marruecos, en sus hogares y en sus familias.
A mediados de junio, EL ESPAÑOL contactó con diez de estas mujeres que no podían regresar a su país. La incertidumbre era máxima. Todas eran repetidoras -algunas llevaban trabajando en esta misma finca hasta 12 años- y oscilaban los 37 y 47 años, aunque la mayoría no sabe a ciencia cierta qué edad tiene.
"Vienen para eso, para trabajar y mandar todo el dinero que ganan a sus familias. Con lo que generan en estos cuatro o cinco meses viven el año entero", aseguraba Francisco, el dueño de la finca de la provincia onubense donde han trabajado unas 40 personas, entre marroquíes, búlgaros y rumanos. Lo han hecho en sus seis hectáreas. Ni uno era español, excepto los miembros de su familia.
La despedida
Las últimas mujeres que zarparon este miércoles fueron despedidas por el vicepresidente de la Junta, Juan Marín, y el consejero de Salud, Jesús Aguirre, que han celebrado con ellas el poder volver a sus casas. Ellas lo han hecho con cánticos a su rey.
"Hoy Andalucía da un ejemplo de que cuando las administraciones persiguen un objetivo común las cosas son más fáciles y a los ciudadanos se les hace más felices", ha subrayado Juan Marín.
La Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía, en coordinación con el laboratorio del Hospital Juan Ramón Jiménez, activó el pasado 15 de julio el operativo en el que se le han realizado pruebas PCR a estas 7.200 mujeres. Todas han dado negativo y están libres de Covid. De hecho, han ido saliendo de España conforme iban recibiendo los resultados. No obstante, a todas se les ha tomado la temperatura antes de subir.
Cómo se acordó la vuelta
Tras las negociaciones de los gobiernos de España y Marruecos durante meses, finalmente fue el círculo cercano al rey Mohamed VI quien desbloqueó la situación hace unos diez días para que estas trabajadoras regresaran con sus familias, según confirmaron distintas fuentes a este periódico.
Tras diversas conversaciones entre la Junta de Andalucía y las organizaciones agrarias de Interfresa "se estableció contacto al más alto nivel con el reino de Marruecos, que finalmente accedió a activar el protocolo", informó a mediados de julio el Ejecutivo andaluz en una nota de prensa.
Con estas palabras, la Junta de Andalucía mencionaba de manera velada al rey Mohamed VI como último responsable. Los empresarios onubenses le trasladaron en una carta “la situación lamentable” en que se hundieron estas trabajadoras tras terminar la campaña agrícola y no poder regresar a sus hogares al estar las fronteras cerradas debido al coronavirus.
"Las mujeres estaban emocionalmente rotas en una situación completamente injusta, y la única manera de deshacer el nudo era a través del consejero de la presidencia de la Junta de Andalucía, Elías Bendodo, que es amigo personal de Andrè Azoulay. Él tiene línea directa con el rey Mohamed VI", explicaba esta fuente.
Los empresarios onubenses narraron en la misiva "la situación tan dura que estaban viviendo estas mujeres" y le rogaron a Bendodo que se pusiera en contacto con su amigo Azoulay "para evitar una noticia desastrosa para los dos reinos". Y "en menos de 24 horas se desbloqueó todo", confiesa una fuente ministerial a EL ESPAÑOL.
Efectivamente, Bendodo y Azoulay se conocen, son amigos y copresiden la Fundación Tres Culturas. Además, el consejero de la Casa Real marroquí fue galardonado con la Medalla de Andalucía 2020 de la Solidaridad y la Concordia.
Una labor conjunta
Desde la Interprofesional de la fresa aseguran que este hito ha sido posible gracias a la estrecha colaboración de las administraciones competentes –Junta de Andalucía y los gobiernos de España y Marruecos–.
También agradecen la labor de las Fuerzas de Seguridad del Estado, a las propias organizaciones agrarias y a las empresas productoras, a Cruz Roja de Huelva, al puerto de Huelva y a los consultores de integración del Plan de Responsabilidad Ética, Laboral, Social y de Igualdad de Interfresa.
La mayoría de estas mujeres regresará la próxima campaña a los campos onubenses si el Covid lo permite. Muchas de ellas llevan 15 años trabajando en la recolección de los frutos rojos.