La Audiencia Provincial de Sevilla está a la espera de que el expresidente de la Junta José Antonio Griñán, condenado por el caso ERE, comunique a este tribunal el momento en el que concluya el tratamiento de radioterapia por el cáncer de próstata que padece.
Hace unos días, la Audiencia sevillana pidió al expresidente socialista que presentara todos sus informes médicos para que se le sometiera a un nuevo reconocimiento médico del Instituto de Medicina Legal (IML).
El objetivo es revaluar si el expresidente puede ser tratado en prisión del citado tumor, motivo por el que el mismo tribunal aplazó la ejecución de la pena de cárcel a mediados de enero. Casi todos los condenados por el caso ERE ya la están cumpliendo en distintas cárceles andaluzas. A excepción de dos, uno por enfermedad y otro porque el Supremo le rebajo la pena.
Según reza en el nuevo auto, consultado por EL ESPAÑOL y facilitado por la oficina de prensa del TSJA, ahora el tribunal requiere a la defensa de José Antonio Griñán que comunique, cuando proceda, el fin de este tratamiento que comenzó el pasado mes de diciembre.
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El movimiento llega después de que la Audiencia haya valorado la documentación emitida por el Centro Penitenciario de Sevilla, a la que requirió un informe sobre la posibilidad de que recibiese tratamiento en la cárcel.
La prisión explicó entonces que dispone de convenio con el Servicio Andaluz de Salud (SAS) para derivar pacientes encarcelados a los servicios especializados de los hospitales Macarena y Virgen del Rocío, como el de radioterapia prescrito a Griñán.
Ha sido esta posición la que ha llevado a la Fiscalía Anticorrupción a solicitar a la Audiencia que actualizara la información sobre el diagnóstico y tratamiento del expresidente, con idea de que los servicios médicos del centro penitenciario "ratifique o modifique" si se le puede tratar en prisión.
Primera recomendación: no entrar
"No es conveniente su ingreso en un centro penitenciario hasta tanto se confirme la remisión de su patología oncológica". Con estas palabras concluía la médico forense el informe que realizó en enero a Griñán, a tenor de su estado de salud.
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En el informe, si bien se reconocía que la sanidad penitenciaria puede hacer frente a cualquier demanda, se señalaba que los posibles efectos secundarios en el tratamiento hormonal y de radioterapia parecen "poco compatibles con la dinámica carcelaria" y con la vida en prisión. También por las frecuentes revisiones a las que va a ser sometido.
La facultativa subrayaba también que se desconocía a ciencia cierta cuál iba a ser la evolución de su caso. Para entonces acababa de darse a conocer el diagnóstico y el expresidente se disponía a comenzar su tratamiento allá por el mes de diciembre.