“El karma ha querido que sea yo quien gestione la reactivación del PAI Golf Sant Gregori”. Así se pronunciaba este lunes el concejal de urbanismo de Burriana, Bruno Arnandis, preguntado sobre la mencionada actuación. Se trata de la urbanización de dos kilómetros de primera línea de playa en la localidad castellonense, un proyecto de 2,5 millones de metros cuadrados, con capacidad para alrededor de 6.000 viviendas y que contará con un campo de golf de 18 hoyos.
“Suena a proyecto del PP porque es un proyecto de los tiempos del PP”, subraya el dirigente socialista sobre una iniciativa que, según la empresa impulsora, no ha recibido un solo voto en contra por parte de PSPV, Compromís ni Podemos desde que estos accedieron al poder en la localidad. Tal ha sido la colaboración del consistorio que el agente urbanizador, la firma local High End, acaba de adjudicar la urbanización del espacio por 86 millones de euros a las constructoras CHM y Durantia.
El edil insiste en su rechazo ideológico al proyecto. “Si tuviera una varita mágica lo habría hecho desaparecer. Yo he sido muy crítico con actuaciones de volúmenes tan grandes y tan próximos a la costa. Pero, al llegar al Gobierno, vimos que estaba tan avanzado que no había opción segura de tirar atrás. Tumbarlo implicaba mucho riesgo, podríamos haber tenido problemas judiciales. A Burriana podría haberle costado una millonada”, asegura.
En consecuencia, y “de mutuo acuerdo con los socios de Gobierno”, tramitaron la iniciativa. Lo hicieron “de forma ejemplar”, según subraya Juan Lozano, director general de High End. En esta enseña participan los socios locales que han reactivado la actuación, paralizada desde hace años por la crisis del ladrillo. El proyecto original lo impulsó GyC, primero junto a Lubasa y el empresario Enrique Ballester y después, junto a Bankia.
La reactivación
La nueva compañía adquirió hace cuatro años la sociedad original, Urbanización Golf Sant Gregori SAU, y reactivó la iniciativa en tres frentes. Llegó a un acuerdo con sus acreedores para superar su situación de concurso, recuperó la condición caducada de agente urbanizador y, por último, adecuó el proyecto urbanístico a la normativa vigente en materia energética, de telecomunicaciones, agua o gestión de residuos.
Por el camino se encontró con un escollo: la aprobación del Plan de Acción Territorial de la Infraestructura Verde del Litoral de la Comunidad Valenciana (Pativel). Se trata de una iniciativa del PSOE a nivel autonómico para la restricción de la construcción en la primera línea de playa. Pero, lejos de detener su desarrollo, sirvió de aliciente para avanzar en el desarrollo del proyecto.
El Pativel estableció una caducidad de 5 años para la urbanización de proyectos ya previstos como el PAI Golf Sant Gregori, a la par que vetó nuevas recalificaciones de suelos no urbanizables. “En consecuencia, nos eliminó la posible competencia de otros proyectos y nos obligó a acelerar, porque si no cumplíamos los plazos perdíamos la actuación”, relata Lozano.
El acelerón se enfrentaba a un punto crítico: la licitación de las obras de urbanización. Hallar constructoras interesadas por los precios establecidos por el agente urbanizador era vital para la viabilidad del proyecto, y tal circunstancia se ha logrado con la adjudicación de los trabajos a dos firmas con experiencia como la alicantina CHM y la castellonense Durantia, que han conformado la UTE que se ha impuesto en la puja.
36 meses de obra
“La previsión es que en 36 meses concluya la urbanización”, augura Lozano, que explica que la normativa vigente “permite en paralelo la promoción de las viviendas”. “Salvo excepciones como los hoteles, el planeamiento establece un máximo de cuatro alturas. Y la edificabilidad no es muy alta, los edificios están separados”, apunta el concejal Arnandis con cierto alivio.
La actuación va mucho más allá. Además de las viviendas, el campo de golf y otras instalaciones comunes, el agente urbanizador se enfrenta a la construcción de un paseo marítimo en los dos kilómetros de litoral y a “la regeneración de toda la playa”.
Se trata de un litoral de escollera. Lo conforman grandes piedras nada aptas para el baño, que fueron dispuestas para detener la degradación provocada en el lugar el impacto del Puerto de Castellón, ubicado al norte. La previsión es construir espigones que frenen las corrientes marinas y permitan crear playas de arena.
¿Confía al menos que esta vez sí se materializará el proyecto? “Creemos que así será”, responde el socialista Arnandis. “El agente urbanizador es propietario del 30% del suelo, y eso es una garantía, ya que impulsa el proyecto porque tiene intereses en el mismo, se juega su patrimonio”, apunta. Si nada cambia, en consecuencia, el PAI Golf Sant Gregori echará a andar tras años en el limbo, aunque con una propiedad y unos artífices políticos bien distintos a los iniciales y a los esperados.