El PP quiere prolongar la ola ganadora iniciada en las elecciones madrileñas, confirmada este domingo -aunque con sombras- en Castilla y León, y seguir con Andalucía para surfearla hasta la Moncloa. ¿Y qué puede hacer el PSOE para frenarla?
Entre los socialistas hay dirigentes que apuestan por entrar en un intercambio de golpes que ataje el triunfalismo de los populares. Y Ximo Puig, que ya adelantó los comicios valencianos en 2019 y goza de opciones para revalidar su pacto de Gobierno, es la principal baza en esta estrategia para el PSOE.
Castilla y León no es la Comunidad Valenciana, pero el ciclo político siempre tiene una tendencia que ahora se consolida. Vox sigue creciendo; Podemos y Ciudadanos están casi desaparecidos; y en el PSOE el motor funciona al ralentí. El desenlace es incierto y hay mucho en juego.
Es cierto que hay varios factores que convierten el adelanto electoral valenciano en la opción más atractiva -si no la única- para Pedro Sánchez. El principal, que es la región más importante que gobierna el PSOE, y que lo hace con un líder autonómico leal al presidente del Gobierno tras dejar fuera de juego al exministro José Luis Ábalos. Pero Puig no quiere experimentos y hoy descarta un adelanto electoral.
Ganar tiempo
Ximo Puig está al frente de la Generalitat Valenciana desde 2015 con el apoyo de Compromís y Podemos, un pacto que renovó cuatro años más tarde -sin demasiada holgura, pero también sin complicaciones-. Una victoria en Valencia supondría un freno a la dinámica ganadora que el PP ha conseguido en Castilla y León, aunque sea con resultados más bajos de lo esperado.
Otro de los argumentos a favor es que la Comunidad Valenciana cuenta ya con un calendario electoral diferenciado por el mencionado adelanto de 2019. Fue solo de un mes. Ximo Puig las adelantó para coincidir con las elecciones generales del 28 de abril.
Triunfó la lectura de que PSOE y Podemos se beneficiarían en la autonomía de la tendencia al alza de ambas formaciones a nivel nacional. Y así fue. Ahora, sin embargo, Puig se enfrenta a otro escenario en el que Podemos y Compromís cotizan a la baja y las encuestas apuntan a un empate técnico entre bloques.
Todas las encuestas internas de los partidos señalan que Vox, sin un líder autonómico ni candidatos conocidos, obtendría en Valencia unos resultados parecidos a los de Castilla y León. Sólo en el Ayuntamiento de la ciudad del Turia la extrema derecha podría pasar de dos concejales que tiene en la actualidad a 4 o 5, según varios sondeos internos.
La posibilidad del adelanto electoral sigue encima de la mesa y Puig hará lo que más le convenga, reiteran a EL ESPAÑOL desde el entorno del jefe del Consell. "Y hoy lo que más le conviene es esperar", afirma otro destacado dirigente socialista. Hay que ganar tiempo por si el ciclo llega a su fin, mejora la crisis económica y cambia la tendencia.
Botón nuclear
El barón socialista, además de demostrar que no le tiembla la mano como presidente para pulsar el 'botón nuclear', ha vuelto a barajar esta posibilidad en el presente mandato. Distintas circunstancias le empujaron a esta reflexión. Entre ellas, el buen balance que, a juicio del Ejecutivo regional, trasciende de la gestión de la pandemia en la Comunidad Valenciana. También el mal momento que atravesó Podemos antes activar la plataforma de Yolanda Díaz, que aconsejaba una pronta convocatoria.
En dicho contexto, el Gobierno de Ximo Puig realizó dos movimientos que alimentaron esta posibilidad. Primero anticipó la contratación de los servicios técnicos para celebrar los comicios, algo que suele realizarse cuando se acerca la cita con las urnas. Después nombró un jefe de "procesos electorales", cargo inexistente hasta la fecha en la comunidad.
Los partidarios del adelanto aseveraban que, con la pandemia superada y la llegada de los fondos europeos, 2022 podría ser mejor que 2023 para acoger la cita electoral. Y añadían otro argumento: el proceso de renovación del PP valenciano, que eligió a Carlos Mazón para presidir el partido el pasado verano. "Mejor cogerles por sorpresa" y darle una alegría a Sánchez, consideraban entonces.
Pero varios factores han llevado a los socialistas valencianos a levantar el pie del acelerador en los últimos meses. El Sánchez de ahora no es el de 2019 y los socialistas valencianos no quieren que Puig asuma el desgaste del presidente del Gobierno.
Igualmente, ni la recuperación sanitaria ni la llegada de los fondos europeos están siendo tan rápidas como se esperaba. Además, el PP está menos desprevenido de lo previsto. Multitud de sondeos contemplan que aglutinará la práctica totalidad de los votos de Ciudadanos y que, además de disputar la victoria al PSOE, tiene opciones de formar Gobierno con el respaldo de Vox.
Otro problema son las fechas. El adelanto electoral de Castilla y León ha situado los comicios el 13 de febrero de 2022. Seguir esta estela supondría renunciar a 14 meses y medio de legislatura valenciana sin un problema de gestión que lo justifique, pues los socios del Gobierno valenciano han aprobado sin grandes contratiempos los presupuestos autonómicos.
Incluso adelantar los comicios al verano de 2022, como se especula que podría hacer Juanma Moreno en Andalucía, sería pronto para la Comunidad Valenciana, ya que implicaría renunciar a alrededor de 10 meses en el mismo escenario presupuestario.
Los socios, en el aire
A todo esto hay que sumar la situación interna de Compromís y Podemos en la Comunidad Valenciana El partido morado está en caída libre y se ha quedado sin refrentes valencianos tras la purga de la actual portavoz, Pilar Lima. Su única esperanza es Yolanda Díaz y las posibles alianzas con fuerzas valencianas que permita a Podemos resistir.
Mientras, Compromís, que este lunes se comparó con Soria ¡Ya! y defendió la irrupción de partidos vinculados a un territorio, está inmersa en un proceso de renovación de liderazgos, con Mónica Oltra en el aire y los socios soberanistas pidiendo paso para liderar la coalición. En las últimas elecciones autonómicas, Ciudadanos ya pasó por delante de los de Oltra, y ahora ese voto rearmará a PP y VOX.
Compromís cuenta con un gran respaldo en la provincia de Valencia, pero sus resultados en Castellón a Alicante siguen siendo muy discretos. El desgaste que supone la gestión puede poner en apuros a la coalición por su debilidad en dos de las tres provincias. Y sin Compromís, en el PSOE ya tienen más que asumido que no podrán gobernar Valencia.
Preguntado este lunes por la cuestión, Ximo Puig afirmó que los resultados en Castilla y León "no son buenos para la estabilidad" y lamentó la presencia de la extrema derecha en el Parlamento.
El presidente de la Generalitat subrayó que lo que le inquieta es que haya un avance de la extrema derecha en España "más allá de las circunstancias electorales de aquí, que ya veremos cuáles son". Puig esperará para estudiar las causas del ascenso de VOX y dar tiempo a que sus socios se rearmen, la recuperación económica se consolide y el PSOE siga liderando Valencia.