Valencia

Mónica Oltra ha sido una de las políticas españolas con más tirón en televisión. Era la política que ponía en busca y captura a Francisco Camps en sus camisetas y perseguía la corrupción. La que defendía la "ética y la estética" por encima de cualquier nombre o interés.

Con un talento natural para la comunicación, adquirió un gran protagonismo en el panorama mediático tras estallar el caso Gürtel y exigir dimisiones de los cargos públicos implicados. Muy astuta y de trato cercano, su papel en las elecciones de 2015 fue fundamental para que el PSOE se hiciera con la mayoría de las instituciones valencianas.

La de 2015 era la Oltra sarcástica y divertida, la de las camisetas de denuncia y la defensora de las personas más vulnerables. La mujer de la política transversal que despertaba simpatías en la izquierda y la derecha, y que llegaba al Gobierno para "rescatar personas". La líder del partido pequeño que doblegaba a los grandes.

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Oltra se va víctima de su propia vehemencia. Puso el listón muy alto y, al igual que ella hizo camisetas contra Camps, ahora han aparecido camisetas contra ella. Compromís le deja la puerta abierta con la confianza de que el caso acabe en archivo o absolución antes de presentar las listas a las elecciones autonómicas del próximo año.

"Que nadie se haga ilusiones, Oltra volverá cuando se vea su inocencia", dijo Joan Ribó, alcalde de Valencia. Su trayectoria, al igual que su despedida, ha sido intensa, con luces y una gran sombra. 

Oltra nació en Neuss, en Alemania, y se trasladó a Valencia en 1984. Hija de una familia de inmigrantes españoles, con 15 años se afilió a las juventudes del Partido Comunista y estudió Derecho en la Universidad de Valencia. Más tarde se afilió a Izquierda Unida y trabajó como abogada de la formación.

Entre 1999 y 2003 fue asesora de la Diputación de Valencia. En las elecciones de 2003, pidió un recuento de las mesas electorales de la provincia de Valencia al hallar irregularidades y logró quitarle un diputado al PSOE.

Aquello supuso un antes y un después en su carrera. En las elecciones de 2007 ocupó la tercera posición de las listas de la coalición Compromís pel País Valencià, el germen de lo que es hoy en día la coalición, y obtuvo el acta de diputada.

La coalición estalló y Oltra fue expulsada de Izquierda Unida. La polémica generó una profunda crisis en la izquierda valenciana y Oltra se hizo con el control del grupo parlamentario, gracias al apoyo de los nacionalistas valencianos. Dejó a IU sin ingresos y constituyó su propio partido, Iniciativa del Poble Valencià, con el que reeditó un acuerdo con varios partidos para crear el actual Compromís. 

En la siguiente legislatura, entre 2011-2015, volvió a la Cámara autonómica como número dos de Compromís y se situó de portavoz adjunta.

Tras un proceso de primarias, logró ser la candidata de la coalición a la Presidencia de la Generalitat en 2015. Soñó con el sorpaso al PSOE, pero finalmente Ximo Puig la aventajó ligeramente y se tuvo que conformar con la Vicepresidencia. No obstante, logró unos resultados históricos para la coalición, inalcanzables para sus socios nacionalistas hasta ese momento.

Durante toda su trayectoria ha demostrado una enorme capacidad de resistencia e intuición política. Sin embargo, la gestión, las rencillas políticas y claro, el caso de los abusos sexuales de su marido, han ido apagando poco a poco el brillo con el que llegó a la política.

La ya exvicepresidenta de la Generaliat Valenciana fue clave para llevar a Compromís a sus mejores resultados y abrirle las puertas del Gobierno autonómico y del Congreso, con el diputado Joan Baldoví como estandarte.

Agotamiento

A comienzos de 2022 su liderazgo empezó a dar muestras de agotamiento y los socios nacionalistas de la coalición, que son mayoría en Compromís, ya dejaron la puerta abierta a un relevo en la próxima convocatoria electoral.

Aunque días después las declaraciones se matizaron, se alentó de una manera formal el debate sobre su continuidad como cabeza de cartel. Unas semanas antes, la Audiencia de Valencia reabrió la investigación judicial contra los trabajadores de la Conselleria de Igualdad por abandonar a la víctima de su marido, una menor tutelada.

En ese momento, todo el Consell pensaba que el caso se archivaría de manera inminente, pero la investigación avanzaba en un sentido totalmente contrario.

Su reacción al ser imputada fue decir que no dimitiría, en contra de lo que le recomendó a Francisco Camps cuando fue imputado por Gürtel. Su argumento, que tenía que "defender la democracia" frente al "fascismo", y que todo el caso era un montaje de "la ultraderecha".

No le importó en su análisis que la propia fiscal jefe que la acusa sea Teresa Gisbert, 

una mujer progresista, feminista y experta en menores, nieta del último alcalde republicano de Valencia, que ha sido estos años azote de la corrupción del PP en Valencia. 

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Oltra ha sido la cara del Gobierno valenciano durante dos legislaturas como portavoz. Se convirtió en vicepresidenta y ha dirigido las políticas sociales de Puig, un área desde la que se ha avanzado en la atención a la dependencia o en materia de igualdad. No ha conseguido reducir la excesiva burocratización que regulan las ayudas sociales, pero logró aprobar la Renta Valenciana de Inclusión.

Impulsora de la ley Trans valenciana y firme defensora de la feminización de la política, uno de sus últimas polémicas con el PSOE se produjo a raíz de que la consellera Gabriela Bravo planteara un cambio en la ley de espectáculos para sancionar los locales que ofrecen servicios de mujeres prostituidas. Oltra pidió una reflexión más profunda y cuestionó las normas abolicionistas promovidas por los socialistas.

Entre sus últimos anuncios de gestión en esta área, hace cinco días dio a conocer la reducción del plazo para que las personas diagnosticadas con Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) puedan acceder a las prestaciones y servicios reconocidos en la ley de Dependencia, que se reduce a la mitad al pasar de seis a tres meses.

No obstante, el área de menores de la Conselleria ha resultado ser la más conflictiva para Oltra y contra la que más ha arremetido la oposición, por polémicas en relación con varios centros, como los de Monteolivete, Buñol o Segorbe.

De hecho, a raíz de una denuncia del PP, la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo pidió a la Comisión Europea que llevara a cabo una investigación preliminar sobre casos de supuestos abusos sexuales relacionados con centros de menores valencianos. 

Pero han sido la exagerada celebración y los bailes del sábado pasado con dirigentes de Compromís los que le han dado la puntilla. Alguien imputado por ocultar supuestamente abusos sexuales de su marido a una menor tutelada ¿podía comportarse así? Fue la prueba de que había perdido definitivamente su olfato político.