El ferry Bridge de la compañía italiana GNV sufrió este martes una avería en altamar cuando cubría el trayecto Palma de Mallorca-Valencia. La travesía duró un total de 14 horas, más del doble de lo previsto.
En lugar de llegar a las 18.45, atracó en el puerto a las 2.00 de la madrugada del miércoles, con todo el pasaje enfurecido por la falta de explicaciones de la compañía. Transportaba a centenares de viajeros y transportistas, con sus camiones en la bodega de la embarcación.
Así lo relatan a EL ESPAÑOL pasajeros de la compañía, que califican la vivencia como una "odisea". Este diario contactó sin éxito este miércoles con GNV para obtener la versión oficial de la empresa.
[Vuelca un camión que transportaba toros en Valencia y los animales invaden la autovía]
La misma, según las fuentes consultadas, no precisó por megafonía en ningún momento por qué el ferry estaba navegando muy lento -en primer lugar- para después llegar incluso a detenerse por completo a unas 19 millas del destino. El cálculo lo realizó uno de los transportistas que viajaban a bordo. "Estamos a 30 kilómetros de Valencia", le decía su GPS.
La información sobre la avería la obtuvieron extraoficialmente, por boca de tripulantes que sí deslizaron a quienes les preguntaban que el barco había sufrido un fallo en el motor. A su vez, comentaban que les resultaba extraño, pues se trataba de un barco botado en 2021.
Para mayor inquietud de los presentes, detenidos con la noche cerrada en altamar y sin información sobre lo que ocurría, la compañía solicitó en varias ocasiones la intervención de los servicios médicos por la indisposición de pasajeros.
La firma ofreció agua y comida gratuita, pero el anuncio provocó tal conglomeración que muchos no pudieron disponer de la misma. A su vez, quienes solicitaban bebidas o alimentos alternativos se topaban con el precio cerrado de la cafetería, con el sobrecoste habitual de este servicio en altamar. Muchos se indignaron por ello, dadas las circunstancias.
Tal fue el descontento que decenas de personas se agolparon alzando la voz en la ventanilla de información del barco para pedir explicaciones. Ante la ausencia de las mismas, los afectados llegaron incluso a llamar a la Policía Portuaria. Circulaba la suspicacia de que GNV quería evitar la intervención de un remolcador para no hacer frente al elevado coste del mismo.
Augurios erróneos
Además, según resaltan, las escuetas comunicaciones por megafonía realizaron augurios erróneos. A las 20.30 indicaron que llegaría a las 21.45, y a las 1.15 dijeron que lo haría a las 1.45. El atraque fue finalmente a las 2.00, pero a los pasajeros todavía les quedaban escollos por sortear.
Para su desgracia, la empresa dio prioridad al desembarco de los transportistas, que sufrían ya un prolongado retraso y, según indicaron, algunos transportaban mercancías perecederas.
Los pasajeros consultados por este medio no abandonaron el ferry hasta las 2.45 horas, y se toparon además una terminal de pasajeros de Valencia "en obras y sin luz". "Hubo familias con niños que empujaron dos kilómetros carritos de bebé en la oscuridad, entre coches que salían desorientados del barco por la falta de señales", relatan.
A la odisea se suma que el trayecto en ferry fue elegido por algunos pasajeros como alternativa a vuelos cancelados por el fuerte temporal que afectó a las Islas Baleares. De hecho, la gestión inesperada de nuevos pasajeros en el check-in ya había retrasado 35 minutos la partida del barco.
Otra de las consecuencias del accidentado viaje fue la imposibilidad de que el Bridge realizara el trayecto previsto desde Valencia a Palma de Mallorca que tenía previsto cubrir el miércoles a las 22.00 horas.