Valencia

La ruptura de Joan Ribó con su escolta tras 6 años de servicio está siendo digna de una novela de espionaje. El alcalde de Valencia fulminó al trabajador hace poco más de dos semanas sin precisar los motivos y le restó importancia a la decisión. "Entra dentro de la normalidad", insistió sobre el cese sobrevenido del hasta ahora máximo responsable de su seguridad.

Pero los detalles que trascienden sobre el mismo revelan circunstancias nada convencionales, hasta el punto que, según ha podido contrastar este periódico, el agente llevaba un registro de la actividad privada del primer edil.

Se trata de hechos muy graves que el Ayuntamiento de Valencia ni niega ni condena, y la tibieza de Alcaldía con el escolta ha desatado la suspicacia. ¿Teme el alcalde que el agente difunda información sensible recogida en esas anotaciones?, se preguntan muchos en el consistorio.

Fue el diario Levante-EMV quien reveló el pasado jueves el despido tanto del jefe de los escoltas de Joan Ribó como el de su hijo, que también se encontraba en el grupo de los policías locales que le protegen. Fue por una "pérdida de confianza", según afirmaron este martes fuentes de Alcaldía.

Extrañas circunstancias

El pasado viernes EL ESPAÑOL ahondó en las razones que motivaron la decisión. Había una muy llamativa: el jefe de los escoltas de Ribó (Compromís), por circunstancias que el Ayuntamiento todavía no ha alcanzado a explicar, aparcó el 5 de marzo sus funciones para ocuparse de la seguridad en la visita a Valencia de la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís (Ciudadanos).

Esto causó una gran sorpresa en el consistorio, ya que de la seguridad de las personalidades que acuden a la ciudad se encarga habitualmente la Policía Local, no el grupo de agentes reservado en exclusiva para la protección del alcalde. Es como si visitara España una vicepresidenta extranjera y Pedro Sánchez le prestara ese día al jefe de sus escoltas.

Este asunto corrió como la pólvora entre los agentes de la Policía Local, que llegaron a especular con que el escolta pudiera haber prestado este servicio a nivel particular -algo que el Ayuntamiento tampoco aclara-. También circula otra posible irregularidad: la facturación de dietas hinchadas.

Fue en el marco de la investigación de estas presuntas irregularidades cuando el equipo de alcaldía halló la circunstancia más inquietante de todas: las anotaciones sobre la vida privada de Joan Ribó.

EL ESPAÑOL, como ya hizo el pasado jueves, intentó de nuevo este martes contactar con los agentes para conocer su versión ante todas las acusaciones que vierten sobre ellos. Su sindicato, CCOO, transmitió que rechazan hacer comentario alguno -al menos por el momento-.

"La libretita roja"

La existencia de un registro sobre movimientos del dirigente circula desde el pasado jueves, tal y como recogió este diario. El líder del partido de ultraderecha España 2000, José Luis Roberto -empresario del sector de la seguridad bien relacionado con los cuerpos del orden- incluso lo afirmó públicamente. "Es la libretita de las tapas rojas. La leíste y te cabreaste ¿Qué decía la libretita colorada?", preguntó Roberto al alcalde a través de Twitter.

Este lunes Levante-EMV aportó más detalles al respecto, y señaló que fueron Esther Tarín y Josep Bort, estrechos colaboradores de Joan Ribó, quienes descubrieron la existencia de estas notas al investigar el asunto de las dietas.

Preguntadas sobre esta última cuestión, fuentes de alcaldía trasladaron este martes que la jefa de gabinete de Ribó y el coordinador de Alcaldía "ni confirman ni desmienten" esta información. ¿Se trata de una noticia falsa? Preguntó directamente EL ESPAÑOL. "No los sabemos", replicaron. ¿Se plantean denunciar estos hechos? "Si se constata una irregularidad, se denunciará", concluyeron.

El misterioso asunto se ha convertido en la comidilla de todo el personal del Ayuntamiento, donde este martes resonaban dos preguntas: ¿Por qué Joan Ribó no carga con dureza ante unos hechos tan graves? ¿Acaso guardan los escoltas informaciones sensibles contra el dirigente?