No es muy habitual en los últimos años que a un concurso de arrendamiento de una plaza de toros de titularidad pública y de primera categoría concurran cuatro empresas. Oficialmente constan cuatro sociedades en la Diputación aunque, según el empresario Manuel Martínez Erice, su oferta no se pudo subir a la plataforma electrónica “por motivos técnicos”. Los abogados determinarán si hay recurso administrativo. O quizá no haga falta.
En Valencia ha ocurrido algo insólito en estos tiempos. Un pliego desacreditado y desprestigiado por los taurinos ha tenido una concurrencia más que notable. Y eso que algunas empresas han estado deshojando la margarita y jugando al despiste hasta el pasado lunes, día que expiraba el plazo para presentar la oferta telemáticamente.
Según fuentes de la institución provincial, son cuatro y no cinco, como han publicado algunos medios, las empresas que optan para gestionar la codiciada Plaza de Toros de Valencia: Matilla con Satine, Nautalia con Simón Casas, la FIT de Bailleres y Barrera, y Alberto García con José Carlos Escribano. Llama la atención la ausencia de la casa Lozano o José María Garzón, especialmente. Estrategias.
El pliego tiene aspectos mejorables, pero la ley es la ley, y la ley está para cumplirla. Puede parecer una obviedad, pero no lo es. Para eso está el Derecho Administrativo y en sus fundamentos jurídicos se rige el nuevo pliego de condiciones. Por concurrencia, el pliego que regirá los próximos cuatro años mejora el anterior de 2014 (legislatura del PP) en el que solo se presentó, curiosamente, la sociedad comandada por Simón Casas, que, en esta ocasión y pese a las incongruencias del “productor” francés, vuelve a apostar por Valencia con Nautalia junto a Rafael García Garrido, socios en la gestión actual de la Plaza de Toros de Las Ventas. La empresa de Madrid quiere también Valencia.
En el último pliego de Madrid, por cierto, sólo se presentaron dos empresas: la de Simón Casas y la de Choperita en alianza con el empresario azteca Alberto Bailleres. La FIT (Fusión Internacional por la Tauromaquia), con el propio Bailleres y Barrera, es otra de las empresas fuertes que van a pujar por la gestión de la Plaza de Toros de Valencia.
Además de las dos empresas mencionadas, Alberto García (Tauroemoción) se presenta junto al empresario José Carlos Escribano en la que sería la primera plaza de primera que gestionaría el empresario aragonés. Sin ser nada oficial, la rumorología ha disparado la puja de varias empresas hasta más del doble de lo que exige el canon mínimo.
Es un dato más que curioso que la Casa Matilla, una de las empresas más influyentes, solventes y con más poder en el sector taurino, concurra “por primera vez sin alianzas a un concurso de una plaza de titularidad pública”, según ha confirmado Toño Matilla. En esta ocasión, Matilla se ha presentado a Valencia de la mano de Satine, una sociedad que regenta Rafa Arribas, empresario de Castellón que está apostando fuerte por recuperar la cultura taurina, de la mano del bou al carrer.
El canon del pliego actual es de 150.000 euros al alza según lo estipulado por la normativa vigente, es decir, 50.000 euros menos que el canon anterior. Además, por cada novillero valenciano la Diputación descuenta 10.000 euros hasta un máximo de seis. Y un dato muy considerable. De las casi 500 entradas (493 exactamente) que se quedaba la Diputación porque así lo estipulaba el pliego anterior elaborado por el PP, con las actuales condiciones la Diputación se queda únicamente con 36 entradas.
La plaza tendrá un rédito de entre 25.000 y 30.000 euros por cada día con todos los billetes vendidos
Este hecho supone, según un estudio calculado por Agustín Colomar, presidente de la Unión Taurina de Abonados de Valencia y buen conocedor en materia administrativa, un rédito de entre 25.000 y 30.000 euros por cada día con todos los billetes vendidos. La nueva empresa adjudicataria dispondrá, por tanto, de más de 450 entradas a la venta con respecto al pliego anterior.
En tres tardes de “no hay billetes”, sin contar los pingües beneficios de los bares ni la gestión de los fructíferos espectáculos populares, está cubierto un buen porcentaje del canon. Eso sin contar, claro está, el colchón de los ingresos atípicos que arroja la televisión gracias a la inyección de liquidez que supone el Canal Toros de Movistar.
Antes de conocerse las cuatro empresas que oficialmente concurren en el vigente proceso de adjudicación, distintos medios cargaron contra el espíritu -supuesta y únicamente- recaudatorio del nuevo pliego que regirá el futuro del coso de Monleón durante los próximos cuatro años con opción a tres prórrogas anuales.
Una de las cláusulas del pliego que figura en el “Anexo VII” y que ha suscitado bastante polémica entre los profesionales del sector señala que “lo que se pretende con el arrendamiento de la Plaza de Toros es obtener un beneficio económico”.
Según fuentes consultadas de la Diputación, esta cláusula aparece en todos los pliegos anteriores y obedece a que el Hospital Provincial de Valencia y su Fundación, además de ostentar la propiedad de la plaza, recaudan parte de los beneficios de la gestión de la Plaza de Toros según lo estipulado históricamente con la institución provincial. Una labor social tan desconocida como fundamental con los toros como eje, sustento y fundamento.
Mucho antes de la publicación del pliego, la Diputación de Valencia mantuvo contactos y reuniones con empresarios del sector, con representantes de ANOET (Asociación de Organizadores de Espectáculos Taurinos), con gentes de la Fundación del Toro de Lidia, con la Unión Taurina de Abonados y con representantes variopintos del sector taurino.
Este jueves se abrirán las plicas. Si no hay problemas en la acreditación de la solvencia técnica y financiera de las empresas que interrumpan o paralicen el proceso de adjudicación, puede haber fumata blanca casi ipso facto. En septiembre está previsto que se formalice el contrato entre la Diputación y la nueva empresa adjudicataria. Esperan las Fallas de 2022. La Valencia taurina está a punto de despejar las claves de su futuro.
*** Salvador Ferrer es periodista taurino valenciano.