Asistimos con bochorno a esta guerra por el poder del PP. Estamos acostumbrados, hace unos años vimos un escenario similar en el PSOE. Poco podemos esperar del bipartidismo, siguen aferrados a la vieja política, con prácticas más propias de la mafia que de un oficio que debería servir para mejorar la vida de la gente.
El principal perjudicado de esta crisis no es Casado, ni el PP. Es la sociedad, harta de la corrupción, de los chanchullos, de las puñaladas, de los espionajes. Con la vieja política pierde la democracia y ganan los extremos.
Es lógico que los ciudadanos de a pie no nos entiendan. No comprenden por qué llevamos una semana hablando de si el señor Casado tiene o no que dimitir o no, en lugar de hablar de qué vamos a hacer para que baje la factura de la luz o para que muchos autónomos no se vean obligados a cerrar sus negocios. No entienden por qué se habla de los movimientos para recolocarse en la ecuación del señor Mazón y no de cómo solucionar las listas de espera sanitarios o del caos en atención primaria.
Yo también me siento una ciudadana de a pie. Decidí dar un paso adelante y dejé hace apenas 3 años mi trabajo para servir a la sociedad colaborando en un proyecto en el que creo firmemente. El proyecto de un partido político de centro, liberal y sensato. El proyecto de Ciudadanos.
Pero esto es un paréntesis en mi vida en el que únicamente quiero servir y ser útil a los ciudadanos de mi tierra, la Comunidad Valenciana. Por eso, como ciudadana de a pie, siento vergüenza. Vergüenza por cómo manosean otros, en su propio beneficio, una labor tan digna como la de la política. Necesitamos cerrar esa brecha que existe entre la política y los ciudadanos. Una política centrada en construir, no en destruir, ni atacar.
Por todo esto, y estos días más que nunca, me siento orgullosa de pertenecer a Ciudadanos. Quiero decirle a toda la gente que nos mira con desconfianza, que tiene otra opción, que hay otra forma de hacer política.
España y la Comunidad Valenciana se merecen una oposición que esté a la altura y que llegue a consensos en las cosas que de verdad importan, que pueda construir una alternativa sensata, regeneradora y útil para alejar a los extremos de la toma de decisiones.
No vamos a bajar los brazos, ante este escenario de polarización y de descredito de la política, Ciudadanos es más necesario que nunca.
Seguimos aquí, le pese a quien le pese. Y seguiremos defendiendo, por encima de todo, la libertad de los valencianos para elegir su modelo de vida, seguiremos apoyando a nuestros sectores productivos y a nuestros autónomos y seguiremos regenerando las instituciones.
Yo, como vosotros, también estoy harta de la vieja política
*** Ruth Merino es síndica de Cs en las Cortes Valencianas.