Galicia también da un paso tras el anuncio del presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, de suprimir el impuesto de Patrimonio, que ha desatado un intenso debate y varios anuncios de otras comunidades y del Gobierno. La Xunta no elimina la tasa pero eleva la bonificación del 25 al 50%.
Lo ha anunciado este viernes su presidente, Alfonso Rueda, en un foro convocado por La Voz de Galicia. "Actuamos pensando lo que nos conviene hacer aquí. Nos miramos en el mejor espejo, que es el espejo de Galicia", ha dicho Rueda, que asegura no actuar "en función de los titulares".
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El mínimo exento del impuesto es de 700.000 euros, por lo que la noticia afecta a una muy pequeña parte de la población. Rueda ha resuelto esto con que "lo que no se puede discutir es que es mejor bajarlos que subirlos" y consciente de que "lo que pide la gente es que los servicios públicos funcionen".
Es por esto que el presidente ha avanzado también que en los presupuestos que presentará el martes en el Parlamento se incluirán más de 13.000 millones de euros con partidas específicas "para proteger a las personas".
"La vía del sentidiño"
Fue este lunes cuando Moreno pronunció el discurso, en Madrid, que prácticamente ha monopolizado la política esta semana. Como pudo saber EL ESPAÑOL, en el Gobierno de Andalucía creen que ha sido un golpe en la mesa efectivo con el que también han querido lanzar un mensaje a los inversores de Cataluña: "Aquí está su tierra".
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El Gobierno central se apresuró a criticar la medida, recordando que Madrid y Andalucía son las comunidades que menos invierten en Sanidad y Educación y señalando que "gobiernan para los ricos". Y este jueves rectificó para ahora sí ver con buenos ojos un impuesto "a los millonarios", que entrará en vigor el 1 de enero.
En su intervención, Rueda ha abordado la dificultad del momento actual, marcado por los efectos de la guerra en Ucrania, planteando que hay tres formas de gestionarlo: la "triunfalista que niega los peligros" y con la que identifica -sin citarlo expresamente- al Gobierno; un "discurso más tremendista sin aportar soluciones y la tercera, "la vía del sentidiño", que asegura que es la suya.