Murcia, primera autonomía con un tránsfuga como presidente de la Asamblea Regional
Ciudadanos confirma que Alberto Castillo "está expulsado a todos los efectos" tras salvar con su voto a favor los presupuestos regionales del PP.
1 junio, 2021 11:43Noticias relacionadas
Murcia es la primera autonomía del país cuyo Consejo de Gobierno está compuesto por un mix de seis consejeros populares, dos consejeros tránsfugas de Ciudadanos y una consejera expulsada de Vox. A partir de ahora, también será la única comunidad que cuente con un tránsfuga como presidente de la Asamblea Regional, ya que la Secretaría de Organización de Cs ha confirmado a EL ESPAÑOL que Alberto Castillo "está expulsado" del partido de Inés Arrimadas.
"Castillo presentó alegaciones a su expediente, esta semana le responderá el comité de garantías y lo hará de forma desfavorable", tal y como avanza la citada fuente. "Su expulsión es de facto". El presidente de la Asamblea Regional, Alberto Castillo (Murcia, 1955), estaba en la diana de la dirección nacional y regional de Cs desde que rompió la disciplina de voto del partido en la moción de censura de Ciudadanos y PSOE contra el Gobierno autonómico del PP.
Aquel 18 de marzo, durante la sesión celebrada en el Hemiciclo, Castillo no votó a favor de la moción, sino que se abstuvo. Esa fue la guinda al 'tamayazo' que protagonizaron sus compañeros Isabel Franco, Paco Álvarez y Valle Miguélez, los cuales votaron en contra de la iniciativa para mantener como presidente al propular Fernando López Miras.
Castillo llegó a Ciudadanos en las últimas elecciones autonómicas. La dilatada carrera de este periodista en Antena 3 Radio y el Grupo Prisa, donde llegó a ser director de Programas e Informativos de Radio Murcia Cadena SER, fue uno de los motivos por los que Fran Hervías avaló su fichaje como independiente para ocupar el número 4 de la lista naranja. Hasta ese momento este comentarista taurino y folclórico, apasionado del mundo cofrade, no había destacado por su activismo político, por lo que su fichaje por el partido de Arrimadas tuvo un impacto mediático.
Una de las condiciones del pacto de Gobierno entre naranjas y populares, para que López Miras siguiese en el Palacio de San Esteban, fue situar en la presidencia de la Asamblea Regional a Alberto Castillo. A raíz de su nombramiento fue cuando el periodista se dio de alta en Cs. Desde el principio, en la actividad orgánica de la formación, Castillo se mostró próximo a Valle Miguélez: actual portavoz del Ejecutivo y que a la postre también fue echada del partido como tránsfuga, al votar en contra de la moción de censura, junto a los también expulsados Franco y Álvarez.
Después de la frustrada moción, la dirección de Cs dio un voto de confianza -nunca mejor dicho- al presidente de la Asamblea para ver si se redimía, pero finalmente le expedientaron a raíz de que volvió a abstenerse cuando los seis diputados naranjas se reunieron para decidir el futuro del grupo parlamentario.
Esa reunión fue convocada por los parlamentarios tránsfugas y se celebró ante notario para decidir, mediante votación, el reparto de la portavocía de Ciudadanos en la Asamblea Regional y de las comisiones de control al Ejecutivo. En la votación, Francisco Álvarez, Isabel Franco y Valle Miguélez, se posicionaron a favor de dejar sin funciones a la coordinadora autonómica de Cs, Ana Martínez Vidal, y al portavoz, Juan José Molina.
El voto de Castillo era crucial y se abstuvo firmando su condena política al declinar la balanza del lado de los autores del 'tamayazo' murciano. En caso de que el presidente de la Asamblea hubiese votado en contra, se habría producido un empate técnico que podría haber deshecho Molina con su voto de calidad como portavoz y el control del grupo lo mantendrían aquellos parlamentarios que cuentan con el aval de Arrimadas.
Comité de garantías
Esta segunda ocasión en la que Castillo no se posicionó a favor de ningún bando, los tránsfugas o los diputados respaldados por la dirección del partido en Madrid, le pasó factura y Ciudadanos le abrió -en abril- un expediente de expulsión al que presentó elagaciones el presidente del Hemiciclo autonómico.
Desde la Secretaría de Organización explican a EL ESPAÑOL que "es cierto que Alberto Castillo alegó y que hay seis meses para responder, pero no se tardará ese tiempo porque es un asunto importante: esta semana se responderá en sentido contrario a sus alegaciones". Y añaden: "A todos los efectos lo damos por expulsado".
La coordinadora de Ciudadanos en la Región de Murcia, Ana Martínez Vidal, lamenta que "este señor siempre se ha amparado en que al ser presidente de la Asamblea, tenía una función ecuánime, de arbitrar entre un bloque y otro, pero con su postura ha permitido el secuestro del grupo parlamentario".
La líder naranja apoya sus acusaciones en el hecho de que los tránsfugas Álvarez, Franco y Miguélez, tal y como marca el reglamento del Hemiciclo autonómico, al ser mayoría, se han quedado con la portavocía del grupo y también con las comisiones. De forma que se da la circunstancia de que dos de los diputadas que forman parte del Gobierno regional, como vicepresidenta y portavoz, tienen que fiscalizar su propia labor en el Ejecutivo. Una situación sin parangón en España y que se puede resumir tirando del refranero popular: 'Juan Palomo, yo me lo guiso, yo me lo como'.
"No existe una sepración entre el poder Ejecutivo y Legislativo", alerta la coordinadora. Los únicos diputados con el apoyo de la dirección de Cs en Madrid, Ana Martínez Vidal y Juan José Molina, se han convertido en un convidado de piedra en el Hemiciclo porque no pueden presentar iniciativas parlamentarias.
"Castillo permitió con su abstención que Paco Álvarez, un diputado ya expulsado de Ciudadanos, secuestrara el grupo y nos expulsara de las comisiones a Juanjo y a mi, sin permitirnos tener voz en la Asamblea y sin la posibilidad de presentar mociones: Álvarez es el portavoz del grupo parlamentario Ciudadanos y está defendiendo los postulados del PP", denuncia Martínez Vidal.
Castillo salvó los presupuestos
EL ESPAÑOL contactó este martes con Alberto Castillo para recabar su versión, pero el presidente de la Asamblea argumentó que no podía atender a este diario porque tenía junta de portavoces y debía atender varias visitas. Castillo siempre ha apoyado en su carácter ecuánime sus abstenciones en dos votaciones clave para el partido: la moción de censura y la reorganización del grupo. Sin embargo, desde que se le abrió el expediente de expulsión de Cs se ha mostrado más próximo a los postulados del autoproclamado Gobierno regional de la centroderecha.
Un buen ejemplo de ello es su voto en contra de la moción del PSOE para evitar la implantación del pin parental en los centros educativos. El último episodio en el que Castillo dejó claro que había dejado de lado los postulados de su partido fue cuando salvó los presupuestos regionales de 2021 presentados por el Ejecutivo de PP, tránsfugas de Cs y una expulsada de Vox: su sufragio deshizo el empate 23 a 22.
"Con su voto declinó la votación, dando luz verde a unas cuentas que no contemplan ninguna de las medidas de Ciudadanos", critica la líder de Cs en la Región de Murcia."Con sus constantes posicionamientos ha dejado claro que es una persona totalmente vendida al Partido Popular".
La "expulsión 'de facto'" de Ciudadanos de Alberto Castillo, actual presidente de la Asamblea Regional, viene a cerrar el círculo de consecuencias de la frustrada moción de censura de Murcia. Y al mismo tiempo genera otro hito en esta legislatura: el Hemiciclo estará presidido por primera vez en su historia por un parlamentario expulsado de un partido.
Martínez Vidal avanza que la hoja de ruta a seguir por Cs en la Región "es continuar manteniendo asambleas y recorriendo las agrupaciones de todos los municipios" para rearmar el partido de cara a dos citas: una convivencia organizada en San Pedro del Pinatar para finales de junio y la convención nacional de la segunda quincena de julio. "En las útlimas fechas hemos tenido sesenta altas de nuevos militantes y tenemos dos años por delante para defender que hace falta un cambio de rumbo en Murcia tras casi tres décadas de derecha y extrema derecha".