El marido de la menor gitana quiso matar a su suegro por ayudarla a abandonarle
La guerra de los García y los Rodríguez tuvo duras peleas antes del incidente con siete agentes heridos.
5 agosto, 2016 02:55Una familia agraviada, una recién casada menor de edad arrepentida, armas de fuego y ansias de revancha. Estos son los ingredientes del enfrentamiento entre los García de Cádiz y los Rodríguez, dos clanes de etnia gitana, cuyas disputas se saldaron este jueves con cuatro detenidos y ocho personas heridas, entre ellas siete guardias civiles.
Hace meses todo era felicidad entre ambas familias fruto de la unión matrimonial entre dos de sus integrantes. La boda tuvo lugar en Puertollano, de donde es el novio, un Rodríguez de 19 años llamado José. La novia, menor de edad, y su familia, los García de Cádiz, son del pueblo vecino: Argamasilla de Calatrava, donde hoy se ha producido la reyerta. La chica no tiene más de 14 años, según el teniente alcalde de su pueblo, Jesús Ruiz.
Según informan a EL ESPAÑOL fuentes de la investigación, el conflicto empezó hace 15 días cuando la chica se arrepintió y abandonó la casa de su marido en la barriada de El Pino de Puertollano. Se refugió en casa de sus padres en el barrio de Cantarranas de Argamasilla de Calatrava, un hecho inaceptable para los Rodríguez. El novio, contrariado por el abandono de su mujer, llevó demasiado lejos su enfado el pasado 22 de julio cuando, presuntamente, se presentó en la localidad de su familia política para tomarse la justicia por su mano.
Resultó ileso
Recorrió los pocos kilómetros que separan ambos barrios provisto de un arma de fuego cargada con cartuchos de postas, esperó en los aledaños de la casa de la chica y cuando dio con la persona que estaba buscando, un varón de la familia rival, efectuó varios disparos y luego se dio a la fuga. Se trataba de su suegro, Antonio García Romero, quien resultó ileso al resguardarse tras unos vehículos que había aparcados en la calle. En los vehículos quedaron los orificios de bala y otras pistas que fueron analizados por la Guardia Civil en el marco de la denominada ‘Operación TAK’ .
Las pesquisas del Institiuto Armado, llevaron a los agentes hasta la barriada de El Pino donde fue arrestado el joven José Rodríguez Prado, acusado de un delito de homicidio en grado de tentativa, tenencia ilícita de armas, amenazas y desobediencia a la autoridad. Su arresto no fue sencillo para los guardias que practicaron además dos registros en sendas casas del barrio en busca de armas. Al detectar la presencia de la Guardia Civil, el joven pretendió darse a la fuga saltando a través de los tejados de las viviendas colindantes, pero finalmente se entregó.
Las amenazas y los enfrentamientos entre ambas familias se acrecentaron tras el intento de homicidio del día 22, según relatan los vecinos de Argamasilla de Calatrava donde este jueves se ha presentado un equipo de la Unidad de Seguridad Ciudadana de la Guardia Civil siguiendo las órdenes del Juzgado de Puertollano que investiga los hechos. El objetivo era registrar la casa de los García de Cádiz en busca de armas, pero han sido recibidos a disparos por arma de fuego.
Una familia "singular"
Argamasilla de Calatrava es un municipio de unos 6.000 habitantes entre los que los García de Cádiz no pasan desapercibidos, según la propia alcaldesa, Jacinta Monrroy Torrico, que les define como una familia “singular”.
El resultado de la intervención han sido ocho personas heridas, entre ella siete agentes de la Guardia Civil y cuatro detenidos. Todos los heridos, de carácter leve, fueron trasladados al Hospital Santa Bárbara de Puertollano. Uno de los guardias heridos tiene 43 años y ha sido alcanzado con un impacto de perdigón en la pierna izquierda y dos en la derecha. El octavo herido, que no es miembro del cuerpo, tiene una herida por arma de fuego en una pierna y múltiples lesiones por plomillo en el abdomen. Los otros agentes damnificados por la reyerta presentan un pronóstico leve y fueron dados de alta.
Los García de Cádiz son una familia gitana que se instaló en el pueblo hace más de 30 años procedentes de la localidad de Los Pozuelos de Calatrava, a unos 30 kilómetros de distancia. Fruto de la desindustrialización llegaron primero dos hermanos y después más miembros de la familia.
En los últimos años han ido abandonando el pueblo, pero aún tenían presencia en el barrio de Cantarranas, donde se ha producido la reyerta. Se hacían notar y protagonizaron diversos incidentes y problemas, según las vecinos consultados. "Son muy tiraos ‘p'alante’", relata una habitante del pueblo que les conoce. Según dice, no se les conoce oficio y aún viven dos o tres familias en la localidad.