La teoría de los seis pasos procede de una hipótesis que pretende probar que cualquier persona en la Tierra puede estar conectada con otra en una cadena de solo seis intermediarios. En el momento más oportuno, y cuando parecía imposible, Rivera ha realizado un movimiento que le podría permitir conectarse a Rajoy, y a éste con una próxima investidura. Eso sí, no le va a salir gratis. El líder de Ciudadanos ha impuesto una lista de condiciones, seis deseos que el PP habrá de cumplir.
Todos ellos estaban recogidos en el acuerdo con el PSOE, el pacto del abrazo de la legislatura fallida. Pero ahora la situación es diferente. De momento, el “no” en la primera votación y la abstención en la segunda ya lo tiene. Pero todo puede cambiar si los populares aceptan los puntos recién presentados. Ambos juntarían ya 169 diputados, muy cerca de la mayoría absoluta.
1.Apartar a los imputados por corrupción
Con esta premisa, el PP tendría la obligación de apartar del partido a cualquier cargo imputado por causas de esta índole. En este caso, todos los ojos se vuelven hacia Rita Barberá, la lideresa valenciana y ahora senadora de los populares. Aún no está imputada, pero la sombra de la sospecha se cierne sobre ella.
Rivera sabe que la corrupción es el punto débil de los populares, la oscuridad que ensombrece la imagen del partido desde hace años. Con esta medida, el PP se tendría que deshacer “ipso-facto” de cualquier cargo que en un momento dado sembrase la duda de la corrupción sobre su nombre con una imputación. Esta medida de “regeneración democrática” supone un órdago al PP, a quien tanto le ha costado estos años desvincularse de algunas ramas podridas del árbol de Rajoy.
2. Eliminación de los aforamientos
“Se acabaron los privilegios para los políticos. Todos vamos a primera instancia, todos somos iguales ante la ley”, ha proclamado Rivera ante los medios. De ese modo, recupera el punto que ya impuso a Sánchez en el pacto que ambos llevaron a cabo. Pero en esta ocasión, es a Rajoy a quien pone en la tesitura de enfrentarse a la corrupción de su partido. De aceptar esta condición, Rita Barberá ya podría ser juzgada por los mismos tribunales que el resto de la ciudadanía y perdería la aureola protectora que le otorga su condición de senadora.
Pero el PP no parece que vaya a aceptar de un modo tan sencillo esta condición. Es preciso recordar que el pasado 29 de marzo, este partido vetó con su mayoría absoluta en el Senado una moción del PSOE que, precisamente, proponía suprimir el aforamiento de los parlamentarios estatales y autonómicos. Desde el partido del gobierno en funciones se defendía en aquel entonces que la medida habría de consumarse a largo plazo. ¿Aceptará ahora Rajoy una medida que defenestraría a antigups y cercanos amigos como la propia Rita?
3. Una nueva ley electoral
Una de las letanías que el partido de Rivera repite desde que terminaron los comicios fue la lamentación por la desventaja que para ellos suponía la ley electoral. Rivera no se cansó de denunciarlo tanto antes como después de las elecciones. Ciudadanos no quiere que los escaños les sigan saliendo tan caros. Cada uno de los 32 escaños le costó a Ciudadanos un total de 97.617 votos. Con la ley d´Hondt, la delimitación de las circunscripciones y la asignación de escaños en cada una de ellas en la mano, queda demostrado que en las grandes provincias como Madrid es necesario un mayor número de votos para lograr representación en la cámara baja. Al contrario ocurre en las provincias de menor población. El número de votos necesario, disminuye.
Rivera exige a Rajoy tres cosas en relación a esta premisa: que el número de votos por escaño sea el mismo para todos, que las listas de los partidos sean abiertas (“para que la gente pueda votar personas y no solo partidos”) y que se ponga fin al laberinto del voto rogado. Para muchos españoles que residen en el extranjero, votar se está volviendo una odisea en los últimos años. Si quieren hacerlo, están obligados a “rogarlo”. Tras una serie de peripecias y de complicaciones, el desánimo termina cundiendo, y es un hecho que la participación de residentes en el extranjero ha descendido. El pasado 20-D votaron cuatro veces menos de emigrantes que en 2008, las últimas elecciones generales celebradas con la modalidad anterior del voto.
Si Rajoy no promete una reforma que asegure esta mejora de condiciones en la ley electoral, Rivera no estará dispuesto a sentarse a negociar nada.
4. Acabar con los indultos por corrupción
Desde Ciudadanos quiere terminarse con el “compadreo”. Por eso, esta condición resulta insalvable para que Rajoy desbloquee el “sí” de Rivera. El PP ya dejaba la puerta abierta a esta aspecto la semana pasada, cuando enviaba un documento de trece páginas al PSOE y al partido naranja, en el que recogía las medidas que, a su juicio, comparten los tres partidos. En esas páginas, Rajoy abría ya la puerta a no conceder indultos a personas acusadas de corrupción.
El último caso sonado de indulto político fue el del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero al vicepresidente y consejero delegado del Banco Santander, Alfredo Sáenz.
Rivera pretende que estas facilidades a los corruptos se terminen, y parece que en este punto Rajoy podría estar dispuesto.
5. Limitación a dos mandatos
Sin duda, este sería uno de los pasos más estratégicos de Rivera a la hora de pactar con Rajoy. La condición había sido aceptada por Sánchez en su día, pero la medida no se encontraba en el documento que Rajoy envió la semana pasada a sus posibles apoyos.
Si Rajoy aceptase este aspecto, estaría firmando que si fuese investido de nuevo, sería su última legislatura. Un acuerdo a corto plazo, por tanto, que aseguraría la salida de Rajoy del poder en, como máximo, cuatro años. De ese modo se entraría en un sistema de rotación presidencial similar al norteamericano, que nunca se ha llevado a cabo en España.
Eso es algo que, en principio, Rajoy no estaría dispuesto a asumir, pero dada la situación no resulta descartable que acepte iniciar la legislatura con un apoyo serio y tangible como puede ser el de Ciudadanos.
6. Comisión para el “caso Bárcenas”
En este punto, Rivera ha puesto el dedo en la llaga de un tema tabú en el seno del PP. Quiere que los diputados indaguen en la causa del extesorero para que se esclarezca el caso un poco más. Sin embargo, esta condición -para Ciudadanos “sine qua non”-, choca con los mensajes que los dirigentres del PP han esgrimido en los últimos días. Muchos han llamado a no emplear estas causas como herramienta para bloquear la formación de gobierno.
No obstante, desde Ciudadanos creen que resulta esencial que este caso se esclarezca a la luz del Congreso de los Diputados. Y es importante destacar la reciente acusación de la juez al PP, quien se sentará en el banquillo por considerar la Justicia que la formación pudo destruir las pruebas de los ordenadores del custodio de las arcas de Génova 13.
Rivera ha reeditado un segundo intento de acuerdo, esta vez con el partido contrario. Ha escogido las premisas que más podrían incomodar a Rajoy: las relativas a la corrupción.