Rajoy gana tiempo a costa de la negociación para presionar al PSOE
El PP comprime el calendario político. La investidura se celebrará probablemente entre el 29 de agosto y el 2 de septiembre.
11 agosto, 2016 03:44Noticias relacionadas
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Mariano Rajoy utilizó todas las expresiones posibles para subrayar la urgencia de formar gobierno después de su reunión con Albert Rivera. Pero después de 275 días de Ejecutivo en funciones, los Presupuestos, el techo de gasto y el déficit en el alambre, el candidato del PP marcó unos tiempos que se contradicen con las necesidades que, en su opinión, tiene España. Y que consiguen descargar toda la presión en el PSOE.
El presidente en funciones aplazó una semana la votación de su Ejecutiva sobre las seis condiciones impuestas por Ciudadanos para negociar el sí de los 32 diputados de Albert Rivera a su investidura. La cúpula del PP se reunirá el 17 de agosto. Sólo entonces, en cumplimiento de las exigencias de Rivera, se fijará una fecha para la investidura. Lo más probable es que se celebre la semana del 29 de agosto al 2 de septiembre.
Rajoy se marcha a reflexionar a Sanxenxo durante el puente de agosto. "Es bueno pensar", dijo a los periodistas en el Congreso. El candidato aseguró que su partido estudiará estos días las implicaciones legislativas y jurídicas de las propuestas de Ciudadanos. Pero la sensación tras el encuentro y el documento que presentó Rivera, abierto a la negociación y sin letra pequeña, es que el PP aceptará. "Anteponemos ese interés a cualquier otra cosa", dijo. "Es urgente que podamos constituir un gobierno".
Elecciones vascas y gallegas
Los tiempos de Rajoy han comprimido el calendario político. La campaña electoral para las vascas y gallegas comienza el 9 de septiembre. Las elecciones son el 25. Si Rajoy quiere celebrar la investidura a finales de agosto, el margen para la negociación con Ciudadanos es de apenas diez días. En ese tiempo, los dos partidos deben acordar un pacto de investidura y concretar la tramitación de los compromisos de regeneración democrática. Algunos de ellos son extremadamente complejos, como la limitación de mandatos, los aforamientos o la reforma electoral, y requerirán el acuerdo de otros grupos y una reforma de la Constitución.
Si Rajoy no logra la confianza de la Cámara, el presidente tendrá dos meses, tal y como marca la Constitución, para volver a intentarlo si el rey, eso sí, le nomina. Pero con las elecciones autonómicas de por medio, lo normal es que el plazo se agote casi en su totalidad y no haya otra investidura hasta final de octubre.
La presión para el PSOE
La parsimonia de Rajoy, esta táctica de posponer al límite algunas de las decisiones más importantes, que según algunas personas exaspera por igual tanto a los rivales políticos, ha conseguido descargar en el PSOE toda la responsabilidad de unas posibles terceras elecciones.
Rajoy y también Rivera se esforzaron el miércoles en dejar a Pedro Sánchez entre la espada y la pared. Si el PSOE no cede, los tiempos del PP han conseguido que la responsabilidad recaiga sobre los socialistas en vísperas de las elecciones vascas y gallegas, y en mitad de un hartazgo general de la sociedad con la política reflejado en la última encuesta del CIS.
De momento, el PSOE no se mueve. El ex presidente Felipe González, firme defensor de la abstención de su partido desde el 26-J, celebró el movimiento de Rivera como el gesto político de mayor responsabilidad desde diciembre. En Ferraz, no se advierten de momento grandes movimientos. Óscar López, portavoz de guardia en el Senado, insistió en que no torpedearán el diálogo PP-C's, pero que su voto sigue siendo no.
Rajoy aseguró que si Sánchez no acepta al menos la abstención "la investidura no es posible". "Seguiré intentado sumar al PSOE a los grandes acuerdos que necesita España. Si el señor Sánchez se mantiene en el no volveremos a repetir las elecciones", ha dicho.
En ese sentido, Rivera, consciente de que la suma de ambos grupos (169 escaños) no es suficiente, reveló que su partido llevará a la mesa de negociación con el PP varios puntos del pacto de El abrazo suscrito con Sánchez para tratar de lograr al menos la abstención del PSOE. Rivera no concretó esos puntos, pero dijo que las seis condiciones previas al pacto con el PP ya estaban recogidas en ese acuerdo con los socialistas.