Rajoy apunta a terceras elecciones si no es investido: "No hay alternativa viable"
El presidente del Gobierno en funciones ofrece un discurso plano sin ninguna oferta tentadora para conseguir la abstención del PSOE.
30 agosto, 2016 18:31Noticias relacionadas
El presidente del Gobierno en funciones se ha vuelto a presentar ante el Parlamento como la única solución ante la gravedad del bloqueo que sufre España o, asegura, la única alternativa que hay es que los españoles voten en diciembre. Pasaban diez minutos de las cuatro de la tarde cuando Mariano Rajoy subía a la tribuna de oradores del Congreso de los Diputados en busca del respaldo de la Cámara a su programa. La razón que esgrimió para conseguir su objetivo es que, a su juicio, la suya es la única vía "razonable" y alertó de los riesgos de una alternativa que sería "de mil colores, radical e ineficaz".
Rajoy ofreció un discurso plano, repleto de promesas electorales y sin incluir ni una sola oferta tentadora para conseguir al menos la abstención por la mínima del PSOE, imprescindible para sacar adelante la investidura. Casi al finalizar su intervención, hora y cuarto después, apelaba a la responsabilidad de los líderes políticos para salvar al país de una nueva cita electoral: "Todos debemos ponernos al servicio del consenso".
El candidato a la presidencia del Gobierno comenzó su intervención recordando las razones por las que había aceptado el encargo del rey: "España necesita un gobierno con urgencia; los españoles han señalado con claridad su preferencia por el Partido Popular; no existe una alternativa razonable". El comienzo de su discurso, desarrollado en 36 páginas, lo dedicó a desmenuzar los éxitos de su primera legislatura y recordó que la economía crece a buen ritmo y el empleo sigue por la senda positiva, "aunque todo tiene un límite y esto puede cambiar. Las cosas se podrían torcer y evolucionar a peor. Es algo que bajo ningún concepto debemos permitir".
El candidato dio las gracias a los dos partidos que le han ofrecido su apoyo para sacar adelante la investidura: Ciudadanos, que durante la intervención del líder del PP no hizo ni una sola muestra de sintonía con lo que estaba oyendo; y Coalición Canaria. En su intervención, Mariano Rajoy detalló gran parte de la alianza económica que el domingo firmó con Albert Rivera. Ante los 350 diputados que conforman el Congreso se comprometió a revisar la financiación autonómica, a acometer el futuro de las pensiones y a firmar un pacto por la educación.
Sin embargo, de las medidas anticorrupción que acordó con C´s a cambio el voto afirmativo de sus 32 diputados, el presidente del Gobierno en funciones solo se ha comprometido en su discurso de investidura que, si consigue revalidar su cargo, no concederá más indultos a condenados por corrupción.
ACUERDO DE GOBIERNO
La segunda idea que Mariano Rajoy quiso trasladar al Parlamento es que un apoyo para sacar adelante la investidura no es suficiente para la legislatura. "Necesitamos con urgencia un Gobierno que pueda gobernar y que atienda los problemas. Un Gobierno estable, duradero y no sometido a vaivenes". Para eso, "no sirve un Gobierno para un año, sino para más tiempo", porque "demasiadas decisiones económicas aguardan pendiente del rumbo que tomemos, que no quieren arriesgarse hasta que no se desvele qué ocurrirá y son incompatibles con aventurerismo económico. Tenemos que demostrar que España es fiable".
CATALUÑA
El desafío catalán lo abordó al final de su discurso. "Un desafío que, paradójica y abusivamente, se plantea desde las instituciones autonómicas de Cataluña. De ninguna manera se puede atribuir a los catalanes en su conjunto". Mariano Rajoy se comprometió también a "preservar la soberanía nacional y, con ella, la unidad de España, la igualdad de los españoles y sus derechos fundamentales. No le corresponde al Gobierno interpretar la unidad, sino defenderla tal y como la entienden los españoles y la Constitución".
En la tribuna de invitados, llena a rebosar, le escuchaba su esposa Viri, que estaba escoltada por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, y del presidente del Castilla y León, Juan Vicente Herrera