¿Ha cambiado algo entre Albert Rivera y Pablo Iglesias? De momento no lo parece, pero todo puede ser la política española actual, que va camino de terceras elecciones. “Nosotros ya nos hemos sentado en una mesa en la que estaba el PSOE y Ciudadanos. El que finalmente se ha destapado como aliado estratégico del PP no va a dar ese paso”, ha asegurado Pablo Echenique esta mañana. Pero… ¿y si lo da? Alberto Garzón manifestaba esta mañana que no tendrían problema en sentarse a dialogar con el partido de Rivera. Joan Baldoví hacía lo propio este fin de semana. Pedro Sánchez, entretanto, convocaba en una suerte de llamamiento a ambos partidos.
¿Y Podemos? El partido de Iglesias sostiene aún que Ciudadanos no se encuentra en estos momentos en ese mismo bloque conformado por las llamadas “fuerzas del cambio”. “Creo que esa votación de doble sí a Mariano Rajoy tras haber dicho que nunca iban a apoyarle junto con que una hora después se conozca el nombramiento de Soria dice claramente donde está en estos momentos Ciudadanos”. Sin embargo, en la repregunta, Echenique dejaba caer un dardo. “Si tenemos noticias de que está dispuesto a abandonar su alianza con el PP nosotros no tendríamos problema en sentarnos a hablar”.
Desde Podemos aseguran que todavía no han recibido la llamada de Sánchez para empezar a orquestar esa nueva alianza alternativa al PP. Ciudadanos, dice Echenique, ha clarificado sumamente su posición. “En ese sentido se complica un planteamiento a tres”. Solo falta, dice, que Sánchez se aclare, que muestre por fin sus cartas a un a riesgo de que el peso de la cúpula de su partido le caiga encima. “ Falta que el PSOE clarifique su postura, para ver si quiere formar una alternativa electoral y una alternativa de progreso. Todo pasa por una decisión clara y concreta del partido socialista. Estamos dispuestos a formar parte de esa iniciativa para no tener nueva elecciones”. Más allá del llamamiento esgrimido por Sánchez este fin de semana, Podemos no tiene más noticias de los socialistas.
Los socios nacionalistas
Las alternativas ahora mismo son escasas, y si es Sánchez el que toma la iniciativa todo pasa por un pacto a tres con Ciudadanos y Podemos (utopía a día de hoy) o con Podemos y las fuerzas nacionalistas. Sin embargo, esa alianza con los independentistas catalanes resulta todavía lejana. Echenique, sin embargo, también es optimista. “La perspectiva de un gobierno que no tenga el cariz inmovilista que vimos en el discurso de Rajoy podría ser un buen aliciente para que partidos vascos y catalanes prefirieran un gobierno formado por Sánchez que por Rajoy”.
La semana pasada fue la de la confirmación del no a Rajoy, un trámite augurado y advertido por todos los partidos que se oponen al presidente del gobierno en funciones. Desde esta comienza, de nuevo, un período incierto, casi dos meses en los que habrá de gestarse la alternativa anunciada una y otra vez por Iglesias “y sus correligionarios”, que diría Rajoy. Se trata de una opción compleja casi imposible, en la cual urdir los pactos para que el PSOE se sienta cómodo resultará harto complejo. La alternativa pasa por dos opciones sumamente complejas. Por un lado, el apoyo de unos partidos nacionalistas cuyo veto ha sido erigido por buena parte del Comité Federal del PSOE, plagado de barones que tan solo buscan el momento de lograr que Sánchez se ahogue en sus propios intentos.
Por otro, Ciudadanos, cuyo apoyo al PSOE está fuera de toda duda, pero que choca con los intereses y las conveniencias del partido de Iglesias. En los debates de la semana pasada, las réplicas más agrias surgieron en las acusaciones cruzadas del líder de Podemos y de Rivera, enemigos ya irreconciliables. Irene Montero advertía esta misma mañana que no resulta posible incluir a Ciudadanos en esa coalición de “fuerzas del cambio” pretendida por Podemos. Sin embargo, en otras ocasiones la beligerancia de Podemos hacia el partido de Rivera fue más tajante. Parece que Echenique abre, aunque sea solo un resquicio, la puerta de la negociación.