El Dioni de Almensilla intentó un pelotazo de 38 millones en la reconstrucción de Irak
Quiso introducir 30.000 toneladas de aceite, que el gobierno iba a usar para abastecer mercados mermados por la guerra.
11 septiembre, 2016 00:59Noticias relacionadas
Sólo dos años antes de convertirse en 'el Dioni de Almensilla', Julio Mateos Palacios estuvo muy cerca de cerrar el que podría haber sido uno de los negocios de su vida. Aún nadie le conocía por su mote de estafador, tampoco se había fugado aún al Caribe cuando puso sus ojos en un Irak devastado por la guerra como el mejor escenario para llevar 30.000 toneladas de aceite de girasol envasado. Mateos Palacios se embarcó en este proyecto mientras vaciaba las cuentas de una comunidad de propietarios de Sevilla que afectaba a 600 personas.
El acuerdo con los iraquíes en el que intervino junto a otros socios le iba reportar 36.870.000 dólares (casi 33 millones de euros) a repartir entre las partes. Aunque llegaron a hacer buenas migas con las autoridades locales, la cuantiosa operación no llegó a efectuarse, según fuentes conocedoras de la iniciativa. 'El Dioni de Almensilla' fue detenido el pasado agosto en el aeropuerto de Barajas después de ser expulsado de República Dominicana a donde se fugó en mayo de 2015 huyendo de la Justicia española tras el desfalcó en la urbanización hispalense.
El borrador del contrato
EL ESPAÑOL ha tenido acceso al borrador del contrato que los implicadas elaboraron para la operación del aceite de girasol envasado. En ella figura como vendedor el nombre de Julio Mateos Palacios al frente de una compañía llamada Aceitera Nueva Esparta con sede en la calle Antonio Rastrero González de Sevilla. La otra parte, los compradores, son dos empresas. Una de ellas es la compañía Al Saffer Group, representada por Manssour S. Al-Mosawi Adel Rahim y con sede en Bagdad, la capital iraquí.
“Ambas partes, reconociendo debidamente la capacidad legal necesaria y suficiente para actuar, han resuelto celebrar el presente contrato de compra y venta de aceite de girasol refinado envasado”, reza el encabezamiento del contrato. A la hora de establecer las condiciones, se reconocía que el acuerdo estaría sujeto a la reglamentación del Ministerio de Comercio de Irak. El precio por cada una de las 30 toneladas sería de 1.229 dólares americanos y el lugar en el que se iba a hacer entrega de la mercancía era el puerto de Algeciras.
Para sellar este negocio fue necesaria la implicación de las autoridades iraquíes. Existen imágenes de su cónsul en España en actitud relajada con los implicados en la operación por las calles de Sevilla, incluso paseando en la típica calesa tirada por caballos. Por la parte española se llegó a solicitar un visado para que uno de los participantes en el proyecto se desplazase al país árabe. La petición formulada al propio cónsul se argumentaba en los siguientes términos: “Mediante la presente y con motivo de nuestras relaciones comerciales con Iraq, país con el que estamos trabajando en proyectos de desarrollo, construcción y tecnología, para colaborar en la reconstrucción del país...”.
Visita a Irak
La visita tenía por objeto mantener una reunión en Bagdad con la empresa compradora Al Seffer Group Company “para acabar de cerrar unas operaciones de aceite de girasol”. La estancia de esta persona tenía una duración prevista de cinco días. Según las fuentes consultadas, el deseo de las autoridades árabes era usar el aceite para abastecer los mercados iraquíes mermados por la guerra.
Mateos Palacios jugaba el papel de vendedor en la operación, pero carecía de capacidad para producir tal cantidad de aceite, por ello fue necesaria una operación de compra anterior en la que adquirió la mercancía en Rusia, siempre según las fuentes consultadas. Por aquel entonces, 'El Dioni de Almensilla' ya compaginaba estas actividades aparentemente legales con las maniobras que a la larga le granjearon su sobrenombre, homenaje a aquel vigilante de seguridad que terminó robando un furgón blindado con casi 300 millones de la antiguas pesetas y luego se fugó a Brasil, donde vivió a todo lujo hasta su arresto.
Un camino parecido ha seguido Mateos Palacios. El mismo día que se escapó al Caribe, el 27 de mayo del año pasado, envió un correo a los 600 propietarios de una urbanización cercana a Sevilla para la que actuaba de tesorero. En su misiva les reconocía que llevaba varios años quedándose con su dinero, en concreto 3,7 millones de euros. El tiempo que permaneció en paradero desconocido no se apartó de los negocios. Según fuentes de su entornó, intentó levantar una nueva empresa que le sirviera para empezar de nuevo a miles de kilómetros de España.
De nuevo sería el aceite su modo de lucrarse. En este caso, el objetivo era producirlo en República Dominicana y venderlo en Venezuela, donde ya había intermediado en distintos pedidos vinculados al gobierno del presidente bolivariano Nicolás Maduro. La justicia investiga ahora si ese aceite en realidad estaba adulterado.
Causas pendientes
Según ha podido confirmar EL ESPAÑOL, la Policía indaga además el robo del almacén que Julio Mateos tenía en Sevilla, ante la sospecha de que el entonces fugado intentó desviar tanto maquinaria como aceite precintado a su refugio caribeño. La denuncia del suceso, presentada ante la Guardia Civil, se produjo cuando 'El Dioni de Almensilla' se encontraba ya fugado. Ahora, la Justicia investiga si el suceso fue un simple robo, o por el contrario, una fachada perpetrada por colaboradores de Mateos para hacer desaparecer parte de la maquinaria que necesitaba y hacerla llegar a República Dominicana por medio de una empresa mercante.
El juez de Coria del Río que le envió a la cárcel le acusa de presuntos delitos de estafa, apropiación indebida y delito societario. Mateos Palacios tiene abiertas otras dos causas penales en sendos juzgados andaluces: en la primera está acusado de adulterar aceite para su venta. La segunda tiene que ver con otro presunto delito societario.Pero además de las causas abiertas ya conocidas, Mateos también ha estado implicado en otras presuntas estafas por las que no está encausado. Se cree que fue uno de los principales captadores de clientes en la estafa de la empresa “Arte y Naturaleza”. Un timo piramidal con el que más de 18.000 inversores perdieron todos sus ahorros a finales de los 90.