El próximo mes se cumplirán cinco años del doble asesinato de los niños de Córdoba a manos de su padre, José Bretón. La madre de los menores, Ruth Ortiz, pide ahora en una entrevista que su exmarido nunca salga de prisión. Asegura que no se ha arrepentido y advierte de que ella es lo único que le quedó pendiente. Los tribunales fijaron para Bretón un límite máximo de 25 años en prisión por quemar y asesinar a sus hijos de 6 y 2 años el 8 de octubre de 2011 en la finca familiar de Las Quemadillas.
“Él reinsertarse, no. Su forma de ser no va a cambiar. Como no ha reconocido lo que ha hecho no se va a arrepentir, no puede tener propósito de cambio. Lo que no sé es por lo que le va a dar cuando salga. No lo sé. Lo mismo sigue con la venganza”, declara Ortiz en una entrevista concedida a La Mañana de TVE. Sostiene que el siguiente paso de esa venganza sería asesinarle a ella: “Según mi teoría, es lo que le quedó pendiente”. Aunque afirma que le tiene miedo “a muy pocas cosas en esta vida”, reconoce que sería para ella un “trastorno que él tuviera permiso” para salir de prisión. Teme que se pueda acercar a donde ella esté.
En este sentido, la madre de los niños asesinados se declara a favor de la cadena perpetua en casos como este “porque no se va a reinsertar, no se arrepiente, no reconoce los hechos y esa persona no pinta nada fuera de la cárcel”. No sabe decir si se trata de una persona enferma, pero se muestra tajante al describir a su exmarido como “una persona que tiene maldad”. “Lo que pasa es que esa maldad yo la descubrí muy tarde”, lamenta.
En esta entrevista la mujer relata un episodio acaecido el primer día que Bretón se fue de casa a causa del divorcio. “Mi hija dijo: ‘¿y papito y papito?’. Dije: ‘no está se ha ido a Córdoba’. Y subiendo las escaleras de la casa me acuerdo perfectamente que dijo: ‘Papito no está, papito ha muerto’. Y eso lo dice todo”. Si tuviese delante a Bretón asegura que le confesaría su error al haberle elegido como compañero: “si llego a atisbar un poco, nada más que un poco su maldad, ni siquiera hubiera entablado amistad”.
“La palabra perdón, en mi caso no la contemplo, así con lo que significa. Yo lo que pienso que todo se paga y desde luego como creo que hay una vida distinta después de esta, creo que lo pagará en esta y en la siguiente”, dice Ortiz, quien pese a todo celebra no estar muerta: “no, no lo consiguió. Acabó con la vida de mis hijos, con la mía no. Y como digo es una herida casi abierta que la voy a llevar toda la vida, pero no estoy muerta”.