Lorena Ortega Alberto Lardiés

Rita Barberá se niega a dimitir. La ex alcaldesa de Valencia pretende continuar como senadora, aunque, según un comunicado que ha enviado a los medios, sí se da de baja como militante del PP. Este movimiento llega después de que el Tribunal Supremo haya abierto una causa contra ella por la presunta comisión de un delito de blanqueo de capitales. Con su negativa a marcharse del Senado, Barberá desafía a todas las voces del Gobierno y del PP que reclamaban su marcha para no erosionar más a Mariano Rajoy y, con ello, restar sus opciones de seguir gobernando. 

La presión del Ejecutivo y dirigentes del PP para que Barberá se marchase del Senado no ha funcionado. La ex alcaldesa de Valencia pretende emular el caso del diputado Pedro Gómez de la Serna: causar baja en la formación pero mantenerse en la Cámara. Barberá es senadora por designación autonómica. Por ello, es ella quien debe entregar el acta de senadora.

"No dimitir" con mayúsculas

En su comunicado, Barberá hace hincapié en "mi voluntad de NO DIMITIR del Senado y de permanecer en él, tal como me ampara la Ley porque de lo contrario podría entenderse como una asunción de culpabilidad". Y deja claro que entrega el carné porque así se lo han solicitado sus correligionarios. 

"He solicitado mi baja del Partido Popular porque así me lo ha pedido el Partido y con ello, además de dar una muestra más de mi entrega a él, evito que nadie se ampare en mí para responsabilizarme de cualquier perjuicio o para esconder sus resultados políticos y electorales", explica Barberá al final del texto.

Antes de terminar, Barberá se despide invocando su inocencia con una llamativa cita de dos textos legales: "Esta muy dolorosa decisión me permite, por otra parte, actuar en plena libertad sin estar sometida a disciplina alguna para ejercer mi defensa de acuerdo con  el artículo 11 de la Declaración Universal de Derechos Humanos y en el 24.2 de la Constitución Española en los tribunales correspondientes contra las personas que hayan vulnerado el principio irrenunciable de la presunción de inocencia". 

Las voces contra ella

La presión contra Barberá no ha servido para convencerla. Y es que la mañana del miércoles diversas voces del PP y el Gobierno, como Alfonso Alonso, José Manuel García Margallo, Alberto Nñez Feijóo o Pablo Casado habían urgido a la senadora a dejar su cargo por el bien del partido. 

Todos ellos esperaban que la marcha de Barberá fuera un respiro para los populares tras un negro martes 13 en que confluyeron diferentes casos de corrupción que entorpecen las posibilidades de que Rajoy logre seguir gobernando. Nada más lejos de la realidad.  

Ya por la tarde fue la diputada del PP por Segovia en el Congreso, Beatriz Escudero, la que criticó a Barberá por aferrarse al escaño, alertando de que "está haciendo mucho daño" al partido.

"Respeto la decisión de Rita Barberá, pero no la comparto", ha dicho a través de Twitter. Escudero ya se había mostrado crítica con Pedro Gómez de la Serna por mantener su escaño y acabar en el Grupo Mixto a pesar de que el PP le apartó de la campaña electoral de diciembre por un caso de sobornos.

EN EL PUNTO DE MIRA

Todos los focos apuntaban a Rita Barberá desde la macrooperación contra la corrupción del PP valenciano. En su primera aparición pública tras el escándalo, en febrero de este año, la senadora se agarró a su “buen amigo” Mariano Rajoy, líder de Génova, como el apoyo dentro del partido para evitar dimitir cuando los jóvenes le pedían un paso atrás. “Les pido sosiego, tranquilidad y templanza. Es fundamental para un dirigente político y gobernante, porque si no, no se pueden acometar las grandes crisis”, dijo de ellos.

La apertura de la causa contra Barberá era cuestión de tiempo. El juez instructor de Valencia Víctor Gómez y la fiscalía delegada de Anticorrupción habían pedido que se investigara a la exalcaldesa al considerar que hay indicios suficientes para su imputación y considerar insuficientes sus explicaciones.

Barberá es una de las personas que en vísperas de las elecciones locales de 2015 efectuó un ingreso de mil euros en la cuenta bancaria que investiga el juzgado y de la que se considera una cuenta opaca desde la que se pagaron gastos electorales sin que quedará reflejo en la contabilidad electoral oficial. La propia senadora admitió haber realizado el ingreso pero lo ligó a una donación y negó rotundamente que se le devolviera el importe en dos billetes de 500 euros. La pieza por supuesto blanqueo investiga si se ‘limpiaron’ cerca de 50.000 euros mediante esta operación conocida como ‘pitufeo’.

En la causa abierta contra la exregidora de Valencia consta, no obstante, que ninguno de los investigados o testigos ha apuntado que ella participara en la entrega de dinero, ni en la propuesta o indicación para que esa entrega se llevara a cabo.

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