El domingo a las 10 de la noche el escrutinio de las elecciones en el País Vasco y Galicia confirman los peores augurios. El PSOE se estrella en las urnas. César Luena, secretario de Organización, comparece en Ferraz para valorar los resultados. No acepta preguntas. La suerte de Pedro Sánchez está echada.
El abismo
El todavía secretario general reúne el lunes a la Comisión Permanente de la Ejecutiva Federal (una versión de la Ejecutiva reducida a cargos orgánicos con cartera). Es una anomalía. Después de unas elecciones, el análisis lo hace siempre el plenario de la Ejecutiva. Sánchez filtra a los medios su intención de convocar un congreso con primarias en octubre. El aparato había dejado caer la idea días antes pero el rechazo de los barones hacía pensar que Sánchez, muy debilitado, no daría el paso. Pero lo da. Y, además, presenta el debate como un cisma ideológico entre la rosa que quiere abstenerse a favor de Rajoy y la rosa que se mantiene en el no y aspira a la formación de un gobierno alternativo.
Sánchez convoca un Comité Federal el sábado para aprobar unas primarias a la secretaría general el 23 de octubre y un congreso en diciembre. Los plazos, dice, permitirían al partido bien abstenerse y dejar gobernar a Rajoy o bien intentar una negociación a contrarreloj para liderar un gobierno antes de que venza el plazo constitucional a principios de noviembre y se celebren terceras elecciones.
Horas antes, Podemos rompe el pacto de investidura con Emiliano García-Page en Castilla-La Mancha. La formación morada acusa a Page de dedicar más tiempo a conspirar contra Sánchez que a gobernar. Page estalla. Su entorno acusa a Ferraz de complicidad en la maniobra. La vía de la solución quirúrgica, explorada y descartada varias veces, resucita.
Pablo Iglesias, que apuñaló a Sánchez en la breve legislatura de diciembre, le ofrece ahora el beso de Judas en forma de apoyo incondicional. Albert Rivera, sorprendido, intenta retrasar una rueda de prensa teóricamente complicada para él. Ciudadanos se ha quedado sin escaño en Galicia y País Vasco. Pero los acontecimientos le adelantan. La única llave para desbloquear la formación de gobierno la tiene el PSOE. En el PP, esperan. La implosión del socialismo es un escenario soñado para Mariano Rajoy.
El estigma de Caín (I)
(En julio del 2014, Sánchez se enfrenta a Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias en un debate a tres como aspirantes a la secretaría general del PSOE. Sánchez está respaldado entonces por Susana Díaz. “Quiero cambiar el partido para cambiar el país. Lo mío no es una meta personal sino la ambición colectiva de construir un proyecto común entre todos”, dice Sánchez a la pregunta de por qué quiere ser secretario general. “Lo que quiero amigos y amigas es lo que quiere la mayoría de la militancia socialista: ganar a la derecha”. El lema de Sánchez para las primaras es 'El socialismo que une').
No dimito
Sánchez desayuna el martes en la cadena Ser. Los barones críticos liderados por Díaz se preparan para derrotarle el sábado y forzar su caída. Pero el secretario general le dice a Pepa Bueno que si pierde la votación no dimite. Es el punto de inflexión. Sánchez ha sopesado las consecuencias del pulso. Primero con la persona en la que más confía, su esposa Begoña Gómez. Después, con su círculo político. Es un núcleo cada vez más pequeño que forman Óscar López y Antonio Hernando. Hace tiempo ya que su relación con César Luena se ha deteriorado. No es un debate más. Es consciente de que pueden ser sus últimas horas como secretario general.
Tu quoque, Pradas, fili mi
La cadena Ser emite una entrevista grabada a Felipe González. El ex presidente revela que Sánchez le confesó en privado que se abstendría para que gobernase el PP después del 26-J. Sánchez, que conoce el contenido de las declaraciones de antemano, responde con un comunicado y una entrevista al eldiario.es, en la que por primera vez desde que estalló la asonada cita a Susana Díaz. “Me gustaría saber en qué bando está Susana Díaz”, dice.
Es la señal definitiva. Los críticos eligen la vía largamente estudiada de las dimisiones en bloque en la Ejecutiva. Hasta 17 de una tacada. Antonio Pradas es Bruto. Entrega las firmas en Ferraz. No le dejan pasar al despacho. Sánchez sigue desaparecido. El vacío de poder dura el tiempo que tarda Luena en salir en rueda de prensa. El secretario de Organización dice que Sánchez sigue al frente del partido y anuncia que, según los estatutos, lo que queda de la Ejecutiva se reunirá al día siguiente para convocar un congreso extraordinario. El secretario general no cede. Ferraz tarda sólo unos minutos en borrar el perfil de los 17 dimisionarios de su página web.
Pradas, desahuciado de Ferraz y erigido en portavoz de los críticos, no reconoce a la Ejecutiva. A Luena le llama “compañero”. Sánchez abandona Ferraz en coche ya entrada la noche.
El estigma de Caín (II)
(El 14 de mayo de 1999, Josep Borrell renuncia a su candidatura del PSOE a la presidencia del Gobierno. Borrell dimite oficialmente por el llamado caso Huguet y Aguiar, dos colaboradores en su época en Hacienda que supuestamente ocultaban dinero negro y aceptaban sobornos de destacadas empresarios catalanes. El aparato, que encabeza el secretario general Joaquín Almunia, derrota a Borrell tras un año de bicefalia convulso. Borrell había ganado la candidatura a la presidencia en primarias. Almunia conserva la secretaría. El PSOE cosecha una derrota histórica en las elecciones del año 2000 pese a su alianza con Izquierda Unida. Aznar logra mayoría absoluta).
El PSOE soy yo
Sánchez convoca a los 16 pretorianos que resisten a su lado a una Ejecutiva el jueves. Dos no se presentan. La dirección del partido, que los críticos no reconocen, mantiene el Comité Federal del sábado con un nuevo orden del día: convocatoria de primarias a la secretaría general el 23 de octubre y congreso extraordinario el 12 y 13 de noviembre. Nadie da la cara esta vez. La información se hace pública en un comunicado. Patxi López y Óscar López intentan calmar las aguas y asumen un papel mediador en busca de una tregua. No hay acuerdo posible.
A lo largo de la mañana, se produce uno de los momentos más surrealistas de la semana. Verónica Pérez, presidenta del Comité Federal, se presenta en Ferraz y asegura que la única autoridad del PSOE es ella. Pérez es una de las mejores amigas de Susana Díaz. Nadie le recibe. Se marcha dos horas después a Sevilla. Susana Díaz ha convocado a la dirección de la federación andaluza. Guillermo Fernández Vara pide tranquilidad y que una gestora se haga cargo del partido.
Díaz habla por primera vez. La presidenta andaluza no menciona el nombre de Pedro Sánchez. Es un discurso muy calculado, en el que apela al orgullo socialista. Presenta al secretario general como un “perdedor” y asegura que en el PSOE no hay “bandos” ni son una “banda”. La líder del socialismo andaluz mide el tono de cada una de sus palabras. La batalla del sábado está servida.
La resignación
Tres de los cinco integrantes de la Comisión de Garantías emiten un dictamen que da por disuelta la Ejecutiva. Pero es ignorado. El conflicto de legitimidades que enfrenta a las dos rosas del PSOE se dirime el sábado. Sánchez aparece a última hora de la tarde del viernes en Ferraz. La convocatoria, inesperada, sugiere una posible dimisión. El líder socialista no renuncia: morirá en la orilla. Sánchez plantea que el debate es político: la gestora significa abstención ante Rajoy; su continuidad, el no.
Pero hay en las palabras de Sánchez un evidente grado de resignación. Si los críticos prevalecen, y lo harán, admite por primera vez que se marchará: “No podría administrar una decisión que no comparto”.
El estigma de Caín (III)
(A finales de mayo de 1936, los partidarios de Largo Caballero recibieron a Indalecio Prieto a tiros en un mitin en Écija. Según la crónica de Abc, unas 3.000 personas pagaron una peseta para abuchear y agredir a Prieto de palabra y obra. La plaza de toros de Écija estaba llena).
jorge.sainz@elespanol.com
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