La presidenta andaluza, Susana Díaz, se ha enfrentado a su primer debate del estado de la comunidad de esta legislatura con un PP contenido y con un Podemos con ganas de “morder”. La gobernabilidad del país y el posicionamiento del PSOE andaluz a favor de la abstención para acabar con el desbloqueo e investir a Mariano Rajoy ha marcado el debate superando lo que se iba a discutir: la gestión de Díaz en los 16 meses que lleva al frente del Ejecutivo autonómico. Podemos ha sido quien ha atacado con más dureza a Díaz por la maniobra por la que “el partido de los ERE va a investir al partido de la Gürtel”.

El PP ha hecho un ejercicio de contención. A nivel estratégico no le conviene soliviantar a uno de sus principales aliados que Rajoy se quede en La Moncloa, y por eso se ha centrado en mostrar una imagen de Susana Díaz imparable en sus aspiraciones por irse a Madrid. Después de que esta hubiera desgranado durante más de una hora una lluvia de programas, millones y las grandes cifras presupuestarias, para sacudirse el sambenito de la parálisis que desde la oposición le han colgado de la falta de gestión de su Ejecutivo, el PP le ha echado en cara que esa imagen de Andalucía no es la real.

No lo es, como ha repetido el portavoz y presidente del PP-A, Juan Manuel Moreno Bonilla, porque “usted no está en Andalucía. Su cabeza y su tiempo no están en Andalucía”. En esto, también ha coincidido el coordinador regional de IU, Antonio Maíllo, que incluso ha llegado más lejos y le ha invitado a irse ya. “Si se va a ir, váyase del todo y libere a Andalucía de la interinidad”, le ha espetado.

La frase de los líderes del PP-A e IULV-CA cuadraban con buena parte de la intervención inicial de Díaz. La estabilidad política en la comunidad por la alianza entre PSOE y Ciudadanos le ha servido a la presidenta para ofrecer a Andalucía como garante de la estabilidad y la gobernabilidad del país, que apremió a que se resolviera cuanto antes “más allá de cómo se haga” y sin mencionar la palabra abstención.

Contaba además con una prueba de lo que con esa estabilidad se puede conseguir: acudía al debate con un preacuerdo, aún sin firmar, con la formación naranja para los presupuestos andaluces de 2017 bajo el brazo. Esto lo ha utilizado para hacer su propia campaña y erigir a su partido en la prueba de que “otra forma de gobernar es posible”, desde el “diálogo y de la negociación”. Un PSOE que ha encuadrado a esa “izquierda seria y consecuente, alejada del pensamiento único conservador y también alejada de esa izquierda del ilusionismo oportunista”.

En esa misma línea, también Ciudadanos insistía en exponer Andalucía como “la envidia de la estabilidad y la tranquilidad en España” gracias a ellos y la “senda naranja” que han marcado al Gobierno de Susana Díaz.

Sin corrupción y la "muleta" del PP

Un pacto de no agresión no escrito en materia de corrupción es de lo que también han hecho gala PSOE y PP. Lo que se ha convertido en un toma y daca constante en cada sesión plenaria, en este debate se ha esfumado por completo. La abstención ha frenado la intención de ambos de arrojarse escándalos a la cara. Tampoco tiene en estos momentos el viento a favor el PP. Porque al peso del juicio por la trama Gürtel, se une el reciente archivo judicial del caso de los fondos de formación (los Ere tampoco se han mencionado), una de las principales armas empleadas para intentar desgastar políticamente a Susana Díaz.

La corrupción, en cambio, sí le ha servido a la secretaria general y portavoz de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez, para criticar la abstención del PSOE andaluz y abrir la puerta al partido de la Gürtel. Rodríguez ha atacado duro a Díaz por el paso dado, cuestionando cómo va a convencer ahora a los “socialistas de corazón con abuelos enterrados en las cunetas” de que se han puesto del lado del partido que ha enterrado la memoria histórica, a los que sufren los efectos de la Lomce o la reforma laboral. En este punto, y para ridiculizar ese entendimiento con Rajoy, la dirigente andaluza de Podemos no ha dudado en pedirle a Díaz que “susurre a Rajoy que la derogue”.

Ha vaticinado que a este matrimonio feliz “la luna de miel” no le va a salir tan satisfactoria, porque los socialistas “con lo que van a hacer de ‘Despeñapedros’ para arriba, serán corresponsables de lo que ocurra en adelante”, ha ironizado, empleando hasta en tres ocasiones el término para señalar a Díaz como artífice de la reciente dimisión del ex secretario general del PSOE, Pedro Sánchez.

Sus palabras han tenido un efecto bumerán, porque la presidenta andaluza ha querido colocar la responsabilidad de la situación actual sobre Podemos. Le ha reprochado que si hoy no hay un presidente socialista es porque la formación morada no quiso darle su apoyo. Por eso, ha querido definirles como la “muleta” del PP por estrategia electoral en Madrid, pero también en Andalucía. Díaz no ha desaprovechado la oportunidad de recordarle que aquí están “cómodos” con los populares y, aunque “les da asco”, “van de la mano” en una reedición de la pinza que aprendieron de ex coordinador general de IU Julio Anguita, a quien tienen como uno de sus referentes.

El tono bronco lleva meses instalado en cada duelo dialéctico entre ambas. Si Díaz le ha acusado de ser “antisocialista”, porque su único “enemigo” es el PSOE, y por eso han impedido tanto que gobierne Sánchez como ella, Rodríguez se ha defendido negando que su enemigo sea el PSOE, pero sí ha admitido que la única “adversaria” que tiene es Díaz.

 

 

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