Mariano Rajoy aún tiene que esperar hasta este sábado para ser investido presidente, pero la segunda jornada del debate de investidura- diez horas de parlamentarismo- ha constituido su mejor carta de navegación para la XII legislatura: al caer la noche, después de haber perdido por tercera vez en lo que va de año la votación, Rajoy ha salido del Congreso convertido en rehén político de Albert Rivera y en busca de los votos que le faltan para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2017, la próxima prueba de fuego de su Gobierno de minoría mayoritaria.
Pedirle la abstención a principios del año próximo a un PSOE “con respiración asistida” después del desgarro de la futura abstención este sábado sería “duro”, según fuentes populares. Así, Rajoy ha empezado este jueves a buscar en los caladeros vascos los votos que le faltan para aprobar unos PGE que han de incluir los más de 5.000 millones de recortes exigidos por Bruselas. “Si quieres grano Aitor, te dejaré mi tractor”, le ha dicho Rajoy en un hilarante cruce de refranes inventados a Aitor Esteban (PNV), que previamente le había pedido: “Si bien me quiere Mariano, dame menos leña y menos grano”.
Los votos vascos, de conseguirlos, vendrán tasados. Esteban adelantó el precio de algunos, como el tren de alta velocidad, el cupo vasco o la política penitenciaria que dificulta la escenificación del final de ETA. Los de Rivera, traen incorporados el sistema de vigilancia creado en agosto por el líder de Ciudadanos, que obligó entonces a Rajoy a firmar el acuerdo de 150 puntos previa 7 exigencias de higiene democrática. A pesar de estas válvulas de seguridad, y del talante mostrado por el nuevo Rajoy durante el debate de investidura, Rivera no se fía. “Si usted no cumple, esto va a durar muy poco”.
SUÁREZ DE NUEVO
Lo ha repetido varias veces a lo largo de un discurso muy centrista en el que ha vuelto a emerger la figura de Adolfo Suárez, el primer presidente de la democracia, y con el que Rivera se siente muy identificado: “Hemos tenido que cambiar las cañerías sin cortar el agua”.
Las advertencias se han sucedido. “No siga que me pienso el voto”, ha llegado a decirle Rivera tras calificar de “chapuza” la Lomce y de “desastre” la política de I+D+i del PP. “Hay que cambiar el rumbo, señor Rajoy. Hemos decidido bajar a la arena y pedirle al partido que va a gobernar que cambie el rumbo”.
“No queremos hacer parches ni contrarreformas, sino modernizar España sin dogmatismos ni apriorismos”, ha insistido ante un Rajoy convencido de que una vez metidos en el arte de gobernar podrá acabar con los temores del joven líder de Ciudadanos: “Como vamos a hablar mucho a lo largo de los próximos tiempos, le voy a convencer”.
Rivera ha enarbolado cinco pancartas y una carta para defender su acuerdo de investidura con el PP y criticar a Podemos. En unas defendía a los autónomos, en otras la gratuidad de los libros de texto. "En esta crisis del bipartidismo hay una oportunidad para un país más próspero y democrático”, ha dicho Rivera, que ha defendido el futuro Gobierno de Rajoy como “legítimo, democrático y de todos los españoles”, aunque no sean de su partido.
LAS BALAS DE TEJERO
Ha recordado también el espíritu de los pactos de La Moncloa, que esta semana celebran su 39 aniversario, y ha contrapuesto el drama del 23-F- un auténtico golpe de Estado y no la conspiración que denuncia Podemos en la defenestración de Pedro Sánchez- a la manifestación de Rodea el Congreso convocada este sábado. Para ello ha señalado Rivera hacia el techo del hemiciclo, donde quedan aún señales de las balas que disparó el teniente coronel Tejero.
Rivera ha sido casi más crítico que Rajoy con Pablo Iglesias, protagonista este jueves de los momentos más intensos del debate. Desde el insulto a los “potenciales delincuentes” que hay en el Congreso hasta la salida de todo los diputados de Unidos Podemos, al final del día, tras sentirse insultado por el portavoz del PP, Rafael Hernando. Un día largo en el que Rajoy se ha mostrado como el jueves dispuesto a dialogar sin fin: “Si todos actuamos con inteligencia tenemos una buena oportunidad, yo al menos así lo veo porque no me queda otra”.