La familia lo había dejado claro. No quería ni políticos ni representantes institucionales. Este jueves, el cuñado de la exalcaldesa y uno de los familiares más cercanos, José María Corbín, insistía en ello pero ponía un “matiz”: a las honras fúnebres podían ir políticos como Mariano Rajoy si iban como “amigos” no “como representantes políticos”.
Aunque Rajoy, en su entrada, aseguraba que estaba en Valencia “como presidente del PP y como amigo”. Junto a él estaba la secretaria general de Génova, María Dolores de Cospedal. Por el tanatorio, de hecho, han pasado políticos y representantes institucionales como la presidenta del Congreso, Ana Pastor. También buena parte de la ‘era Barberá’. Sus concejales, exconcejales, el expresidente Francisco Camps y un gran número de quienes formaron su equipo en la Generalitat. Pero ni rastro de la líder del PP valenciano, Isabel Bonig, y su equipo.
Desde el PP de la Comunidad Valenciana indican que se ha querido dar prioridad al deseo de los familiares, no acudir al tanatorio de Valencia y tampoco acudir al funeral celebrado en la capilla y mostrar sus respetos únicamente en los actos institucionales como el minuto de silencio en las Cortes Valencianas.
Una relación rota
La relación de Bonig y de sus colaboradores estaba rota desde que abanderó la petición pública de explicaciones a Barberá. La líder de los populares valencianos había dicho sentirse “abochornada” con el estallido de la macrooperación del caso Taula y dio un paso adelante a la hora de endurecer la línea roja. Aquello le costó el rapapolvo directo de la exalcaldesa vía mensaje de móvil y también públicamente cuando, en una de sus últimas apariciones ante la prensa, solo dio las gracias a sus amigos como Rajoy, Cospedal y Camps. Sin embargo, las decepciones de la senadora con la nueva línea de la cúpula del partido en la Comunidad Valenciana fueron a más en los últimos meses.
A mediados de septiembre, el PP votó a favor de una resolución del parlamento valenciano para pedir a Rita Barberá que renunciara a su escaño en el Senado. La resolución hablaba de reclamar el acta “para salvaguardar la dignidad de los representantes de los valencianos”. “Eso le decepcionó muchísimo”, admitían ayer desde el que fue su entorno en el Ayuntamiento de Valencia. Era un episodio más que agravó el sentimiento de abandono y olvido del que hablaron ayer muchos de quienes acudieron a las exequias fúnebres.
“A Rita (Barberá) le dolió mucho no estar en el partido que había creado y al que había dado tantos éxitos”, decía la exconcejala de Valencia, Mayrén Beneyto. “Nadie puede asumir vejaciones, desprecios y el olvido de tanta gente, unos que trabajaron al lado, otros que la quisieron en su momento, otros que la ensalzaron”, comentaba otro exconcejal, Félix Crespo.
Otros, como el expresidente valenciano Francisco Camps, no quiso hablar de la exclusión que el día anterior había criticado el expresidente José María Aznar. Además de Camps, muchos de los que formaron parte de su gobierno acudieron al tanatorio. Por allí pasaron exconsellers como Gerardo Camps, Juan Cotino, Mario Flores, Vicente Rambla, Manuel Llombart y Lola Johnson, entre otros. La representación era tal que el funeral bien podría representar algo así como una barrera entre el antiguo y el nuevo PPCV. Entre los asistentes, no obstante, no había reproches directos a la nueva cúpula. “Hoy no es el día”, indicaban.
Los diputados aliados
Sí acudieron algunos de los diputados actuales de las Cortes Valencianas pero que en estos últimos meses se han mostrado discrepantes con las decisiones de Bonig sobre la exalcaldesa. Por el tanatorio pasó el actual diputado y presidente del PP en la provincia de Valencia, Vicente Betoret (su nombre aparece en el sumario como una de las personas que asistía a las reuniones donde se hablaba de comisiones). Betoret se ausentó en el pleno donde el PP votó pedir a Barberá que dejara su escaño para “salvaguardar la dignidad de los representantes de los valencianos” y criticó abiertamente el “escarnio público” al que se la estaba sometiendo desde el partido.
También estaba el diputado Jorge Bellver. De él se hablaba como el ‘delfín’ de Barberá durante su etapa como concejal en el Ayuntamiento. Y Alejandro Font de Mora, otro de los históricos en los gobiernos de Camps.
Isabel Bonig fue de las primeras en lanzar sus condolencias vía twitter cuando se enteró del fallecimiento de la que había sido alcaldesa de Valencia durante 24 años. “Triste. Se va un referente político y la mejor alcaldesa de Valencia. Mi pésame a la familia y amigos de Rita Barberá. La ciudad está de luto”. El jueves, en el día de su funeral, no hubo presencia ni ‘pronunciamiento virtual’ para despedir a Barberá. Desde su equipo insisten, solo se respetó el deseo de la familia.
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