"Ya sabemos todos por qué estamos aquí". La frase, pronunciada por José Ángel Prenda, uno de los detenidos por la presunta violación a una joven en San Fermín, llamó a atención de la Policía local de Pamplona. Tanto que sus agentes la dejaron por escrito mientras identificaban a los cinco jóvenes sevillanos que buscaban desde que unas horas antes, una chica les señalara como presuntos autores de una violación en grupo.
Tras identificarlos en la plaza, dos agentes de la policía local trasladaron a los jóvenes al callejón de las instalaciones, donde les pidieron sus documentos de identidad. El propio Prenda aseguró a los agentes que desde las 4:30 de la mañana y hasta las 6:30 se había dedicado a dormir en un portal con dos de los detenidos a la espera de que empezara el encierro. En su relato no había nada que reseñar. Nada de excesos ni complicaciones. Y sobre todo, nada de un encuentro sexual con una joven a la que luego repudiaron tras robarle presuntamente el teléfono móvil. "Imagínate yo que vivo con mi madre, que es mayor, que me llegue una carta a casa con la palabra violación", comentaba después Prenda con sus compañeros mientras era identificado.
Según el sumario del caso, el primer contacto entre los investigados y la policía se produce a las 8:15 de la mañana del pasado 7 de julio, justo después de que La Manada -como ellos mimos se denominan- corriera el encierro en Pamplona. El acento les delató y fue uno de los policías locales que controlaban la seguridad del festejo quien alertó a sus compañeros, que en ese momento rastreaban ya la ciudad en busca de los cinco acusados.
"Ha accedido voluntariamente"
Tras identificar a los cuatro presentes (el quinto y último, Jesús Escudero, se unió después ya que estaba todavía en el ruedo) los agentes les pidieron que se subieran la camiseta para ver sus tatuajes. Fue entonces cuando Antonio Manuel Guerrero Escudero, que ya había esgrimido ante los agentes su condición de Guardia Civil, entendió que aquello no era un control rutinario. "La chica ha estado en el médico?", preguntó Guerrero, conocedor por su profesión de los protocolos que se emplean en caso de denuncia por agresión sexual.
Fue entonces cuando los cinco acusados trasladaron sus quejas a los agentes. "Los chicos han manifestado a los agentes que no entendían la situación", recoge el parte de intervención de aquella mañana. "Estamos esperando a que nos detengan ¿no?", preguntó de nuevo el Guardia Civil. Es entonces cuando los cinco jóvenes "entablan una conversación en presencia del agente", que se transcribe de la siguiente forma:
José Ángel Prenda: "Ya sabemos todos por qué estamos aquí, y la Policía también. Y sé lo que he hecho y estoy muy tranquilo".
Antonio Manuel Guerrero: "Es una movida que te llegue una carta a casa, y más en esos términos".
Prenda: "Imagínate yo, que vivo con mi madre, que es mayor, que me llegue una carta a casa con la palabra violación [...] Hemos estado con una chica pero en ningún momento se le ha forzado a nada y ha accedido voluntariamente a ir con nosotros".
Tras estas palabras, Prenda se acercó al segundo agente y le espetó: "Ya he dicho todo lo que tenía que decir y no voy a hablar más, porque la voy a liar".