El último golpe policial a la mafia georgiana dedicada al robo de viviendas en España ha llevado a las autoridades a poner el foco sobre la actividad de las casas de compraventa, un actor imprescindible en lo que los investigadores llaman “el circuito del oro”. La 'operación Aikon II', lanzada la pasada semana, se saldó con medio centenar de detenidos, la gran mayoría de nacionalidad georgiana. Integraban la red conocida como ‘Kanonieri Kurdi’, capaz de generar ingresos de varios millones de euros al año procedentes del asalto a viviendas. Pero entre los detenidos hay también siete españoles, tres de ellos responsables de casas de compraventa que servían de nexo entre la organización y los fundidores de oro, el siguiente eslabón de la cadena. Los otros cuatro son trabajadores de las mismas.
Los investigadores consideran que los tres dueños de negocios de venta de joyas también ejercían como peristas profesionales. Su implicación en la trama consistía en blanquear presuntamente los materiales robados por los georgianos. Las casas de compraventa de oro están reguladas por la Delegación de Gobierno y se les exige que informen cada semana de sus operaciones. Disponen de un libro de registro de la Policía en el que tienen la obligación de especificar el material que adquieren y a quién se lo compran.
En este caso, lo que procedía de la citada red se compraba a un precio por debajo del mercado y luego no se escrituraba o se ponía a nombre de terceras personas para disimular su origen ilícito. En la mayoría de los casos, los fundidores de oro compraban luego a estos establecimientos por el precio normal sin saber su origen. El Grupo XI de la UDEV de la Jefatura Superior de Policía de Madrid y el Grupo OCT2 de UDYCO Central han dirigido la operación en coordinación con la Audiencia Nacional y la Fiscalía especial anticorrupción y criminalidad organizada. Se han incautado de numerosas joyas que iban a seguir el camino descrito. Además, la red contaba con 50 móviles robados, 80 relojes, 33.000 euros en metálico, llaves de coche, aparatos electrónicos...
"Pueden abrir el 75% de las cerraduras"
“La mafia de los 'Kanonieri Kurdi' puede abrir sin complicaciones un 75 por ciento de las cerraduras de los domicilios de España”. La sentencia es de uno de los responsables policiales que mejor conoce a esta estructura georgiana dedicada al robo en viviendas. Son un grupo de unas 80 personas sólo en su facción española. Su líder no ha sido detenido, se cree que está en Italia. Tienen un carácter itinerante y van rotando, tanto por la geografía española como por Europa. Tienen presencia en Italia, Alemania y Francia, aunque sus máximos responsables se ubican en Rusia, país en el que se sospecha que gozan de algún tipo de protección por parte de las autoridades. ‘Kanonieri Kurdi’ no es otra cosa que la adaptación georgiana de los tradicionales 'Vor V Zakone' o 'Ladrón en Ley'.
Los 80 integrantes del entramado estaban divididos en nueve células que a su vez se reparten en subgrupos integrados por dos o tres miembros. “El objetivo fundamental es que estén todo el día en la calle trabajando. Cuanto más trabajen, más aportan a la caja central”. Los investigadores se refieren a una cuenta bancaria que tiene la red en Rusia y a la que cada célula aporta un porcentaje de sus ganancias. De esos fondos, una parte va a parar al bolsillo de los capos, pero otra está destinada a asumir el precio de que uno de los suyos sea detenido. Es decir, ese dinero va para pagar a sus abogados (siempre los mismos en España) y sus gastos en prisión. También van a mantener a sus familias en Georgia dado que muchas veces esta actividad delincuencial es su única vía de ingresos.
Según calculan los investigadores, un subgrupo activo de la red puede llegar a generar unos ingresos de 5.000 euros semanales una vez vendido el material robado. Eso significa que sólo una célula podía llegar a aportar cientos de miles de euros al año. Se trata de un negocio millonario. Suelen robar en bloques de viviendas, generalmente edificios antiguos. Siempre hay una visita previa al robo en la que los ‘Kanonieri Kurdi’ buscan las cerraduras que mejor conocen y les son más fáciles de manipular.
Así entran en los domicilios
A las seleccionadas les colocan el 'testigo, una pequeña doblez de plástico transparente que sitúan en el marco de la puerta. Si alguien entra, el testigo salta; si nadie entra, el testigo sigue en su sitio y hay vía libre para robar. Lo que más teme esta mafia que es que haya alguien dentro de la casa porque, en caso de ser detenidos, se les puede acusar de robo con violencia y las penas que se aplican son mayores así como la posibilidad de el juez decrete contra ellos la situación de prisión provisional.
Los efectivos policiales se quejan de las dificultades para encarcelar a este tipo de delincuentes ya que, en la mayoría de casos, solo se les puede acusar por tentativa de robo: “A veces, aunque les pillemos con las manos en la masa porque se considera que todavía no han podido disponer del botín”. Las penas por tentativa de robo pocas veces superan los dos años de prisión y no van a la cárcel. Si no tienen papeles, pueden ser recluidos en CIE, pero nunca más tiempo que los 60 días estipulados por Ley.
Ellos ocultan su origen para obstaculizar una posible expulsión y para despistar piden traductores en ruso, lengua que los veteranos dominan a la perfección. Otras veces es posible conmutar la pena de cárcel por una expulsión del país, circunstancia que aprovechan sus jefes para rotarles por Europa y, pasado un tiempo, regresan a España con documentación falsa.
De heroinómanos a capos en Rusia
Enstibadze, Ivanashvili, Endeladze… estos son algunos de los apellidos que figuran en sus pasaportes. La figura más baja de la pirámide la integran jóvenes que han vendido sus pertenencias en Georgia para poder costearse el viaje a España. Algunos están enganchados a la heroína y por tanto tienen una relación de dependencia con la red, capaz de propocionarles dinero fácil y rápido. La pieza más importante en cada célula es la del 'mecánico', el experto en cerraduras. Si esta figura es detenida, el grupo se queda colgado. Por eso los capos obligan a todos sus miembros a tener conocimientos en la materia.
“Practican en casa mientras están descansando o viendo la tele”, indica uno de los investigadores. Lo sabe porque cuando han realizado algún registro se han encontrado las cerraduras con las que ensayan en el sofá de la sala de estar o en sus habitaciones. “El objetivo es que puedan abrir cerraduras casi con los ojos cerrados”, apuntan las fuentes consultadas.
A la hora de acceder a las casas usan varios métodos. Está el 'resbalón', que consiste en pasar una plancha de plástico (como una radiografía) por el hueco de la puerta y el marco a la altura de la cerradura. Esta vía sólo es posible cuando la puerta no está cerrada con llave. Para forzar la cerradura recurren a sistemas más sofisticados como el 'impresioning'. Se trata de recubrir la estructura de una llave previamente preparada con papel metálico y, a base de forzar levemente la cerradura, los pistones del bombín de la puerta se incrustan en la llave haciendo como un molde hasta que la cerradura acaba cediendo. Entre 2013 y 2015 usaron sobre todo el 'bumping'.
'Resbalón', 'Bumping' y 'Ganzuado'
Este método consiste en insertar una llave en una cerradura y golpearla con un objeto, separando así los pistones de los contrapistones para liberar así el giro de la llave. Pero los 'Kanonieri Kurdi' habían apostado en los últimos tiempos por el tradicional 'ganzuado', usando para ello un tensor, una ganzúa y un 'zorro'. Esta última pieza es característica de esta mafia. Se trata de una pieza en forma de zeta (de ahí su nombre) fabricada con el radio de una bicicleta. También usaban hilo de lana para atascar los pistones de la cerradura y al mismo tiempo poder girar la llave.
Todos los capos, también llamados 'deportistas' a nivel interno, han sidos antes ladrones de la parte de abajo de la pirámide. Incluso se ha detectado que hay jefes de la organización que, sin ninguna necesidad de volver a forzar cerraduras por su ascendencia jerárquica, vuelven de vez en cuando a la andadas “por matar el gusanillo”. La lucha contra este tipo de robos experimentó un refuerzo especial el pasado marzo con la puesta en marcha del ‘Plan Domus’ (‘casa’ en latín) en el que colaboran también comisarías locales y de distrito de Madrid.