El 24 de enero de 1977, tres pistoleros de ultraderecha asesinaron a Javier Sauquillo, Javier Benavides, Enrique Valdevira, Serafín Holgado y Ángel Rodríguez Leal, abogados laboralistas con despacho en el número 55 de la calle Atocha. En el suelo, con la sangre regando la pared, también estaban Alejandro Ruiz Huerta, María Dolores González, Luis Ramos y Miguel Sarabia. Cuarenta años después, Alejandro es el único superviviente de la matanza. Ha encabezado el homenaje profesado por el Colegio de Abogados de Madrid, donde se ha descubierto una placa con todos sus nombres.
Ruiz Huerta ha hablado "a golpe de corazón". Ha recitado "despacio" los nombres de sus compañeros. Uno a uno, con dos apellidos. "Es como si pusieran armonía en el universo". Eran cerca de las once de la noche, interrumpieron su reunión, los colocaron contra la pared y vaciaron los cargadores. A quemarropa. Querían matarles a ellos y a la democracia al mismo tiempo, ha dicho Paca Sauquillo -hermana de uno de los asesinados-. "Pero consiguieron lo contrario. España los consideró sus muertos. No frenaron el ansia de libertad".
"Fue muy importante velar aquí los cadáveres"
A ratos con la voz rota y las manos temblorosas, Alejandro Ruiz Huerta ha situado en Atocha "el punto de ruptura hacia la democracia más significativo". "Hoy inauguramos una nueva época, es verdad, pero esto empezó hace exactamente cuarenta años".
El ahora catedrático de Derecho Constitucional ha elegido una escena entre tantas para ilustrar aquella inflexión, aquel paso de gigante hacia la democracia: "Para nosotros fue muy importante que el Colegio de Abogados permitiera que se velaran allí los cadáveres de nuestros compañeros. Todos estábamos con ellos". Esta mañana se ha descubierto la placa en este lugar, donde se les considera "los héroes más señalados de la abogacía" -en palabras de su actual decana, Sonia Gumpert-.
Ruiz Huerta tenía 29 años cuando estuvo a punto de irse, cuando vio a sus compañeros morir en el suelo del 55 de Atocha: "Nos rompieron la vida". Con la vista en el futuro, ha relatado: "El mundo está asediado por la violencia, pero ojalá esto no vuelva a repetirse".
"¡Corred, corred, os están matando!"
En la mesa que ha presidido el homenaje también ha estado Manuela Carmena, cofundadora del despacho laboralista de Atocha. La alcaldesa de Madrid ha narrado lo vivido en aquel momento. El azar, el cambio de reuniones la colocó fuera cuando los disparos. "Nos pareció raro. Los teléfonos no daban señal -los pistoleros habían roto los cables- y fuimos hacia allí. A medida que nos acercábamos, los vecinos, que nos conocían, nos gritaban: '¡Corred, corred, os están matando!' Cuando llegamos, ya se estaban sacando los cadáveres".
Ruiz Huerta, Carmena y Sauquillo han celebrado la vida de sus compañeros. "Su forma de vivirla, la lucha por los derechos, les llevó a la muerte". Pero este lunes, cuarenta años después, Javier Sauquillo, Javier Benavides, Enrique Valdevira, Serafín Holgado, Ángel Rodríguez Leal, María Dolores González, Luis Ramos y Miguel Sarabia han vuelto a ser "canto de esperanza".