La operación retorno de Sánchez pone toda la presión sobre la decisión de Díaz
El exlíder lo fía todo al enfado de la militancia y le confía sin intermediarios el éxito de su campaña.
29 enero, 2017 02:29Noticias relacionadas
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En el PSOE hay muchos tipos de autoridad. La de los expresidentes del Gobierno, Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, que suelen opinar, interceder y en ocasiones tratar de influir entre bambalinas para que sus puntos de vista sean tenidos en cuenta. También hay una autoridad territorializada, muy tradicional (para algunos antigua) y siempre muy influyente, que cristaliza en los conocidos como barones, o secretarios generales autonómicos. Está la autoridad orgánica de la dirección del partido en Ferraz. Por sí sola es insuficiente. Lo sabe Javier Fernández, presidente de la Gestora , y lo comprobó Pedro Sánchez en los poco más de dos años que estuvo al frente del PSOE.
Este sábado, en Dos Hermanas (Sevilla), el ex secretario general apeló a otro tipo de autoridad que es la que decidirá el futuro del PSOE y, en parte, del país por la influencia del partido en el Congreso de los Diputados. "Llegó la hora de que con nuestro voto digamos alto y claro que la militancia es la única autoridad". Sánchez lo dijo (“seré vuestro candidato a la Secretaría General”) y disipó la duda que ya pocos albergaban. La carrera por el PSOE será cosa de tres salvo que se presente algún otro candidato, que en cualquier caso no podría hacer frente al propio Sánchez, a Patxi López, que lo anunció hace exactamente dos semanas, y a Susana Díaz, la presidenta de la Junta de Andalucía, que mantiene una agenda de precampaña diciendo, sin que nadie la crea, que aún no ha decidido optar al liderazgo.
El discurso de Sánchez ante cientos de seguidores en Dos Hermanas (Sevilla), es el de un candidato con muchos aspectos en contra: no tiene apenas a ninguna de esas autoridades clásicas en el bolsillo, algo de lo que es en parte responsable. Los barones del PSOE con poder institucional están con Díaz y los abanderados del “no es no”, con López, que también suma a la presidenta de Baleares. En una parte de la militancia, Sánchez es visto como un líder incapaz de ganar unas elecciones o de unir al partido y no pocos perciben en él un mesianismo imposible de llevar a la práctica.
Pero Sánchez tiene también algunos puntos a su favor. No tiene nada que perder, ya que dimitió como líder del partido y luego como diputado. Cree que el patrimonio del “no” a Mariano Rajoy es suyo porque Patxi López se abstuvo y muestra puntos en común con Díaz. También aspira a personalizar un nuevo concepto de partido, con mayor participación de la militancia y menos peso del aparato del que no dispone. Sánchez cree que, en esta campaña interna, los intermediarios no son determinantes y su cercanía a ellos puede hasta ser perjudicial.
Por eso apela a “la única autoridad”, la militancia, en unas primarias que no tienen precedentes por varios motivos. En las de 2014, las primeras con voto de los militantes, él era un desconocido y su victoria sobre Eduardo Madina y Pérez Tapias se explicó por el enorme apoyo orgánico, entre otros de Susana Díaz. Ahora, los militantes conocen de sobra a los tres candidatos. Pero además, el vínculo entre los militantes y sus líderes es más frágil que nunca, entre otros motivos por el shock que supuso la abstención para que gobernase Rajoy. Eso hace imprevisible el resultado, por más que Díaz siga siendo la favorita para la mayoría de dirigentes.
DÍAZ NO ANUNCIA SI SE PRESENTA
En realidad, el verdadero debate sobre las primarias del PSOE aún no ha comenzado, entre otras cosas por que Díaz aún no ha anunciado que se presenta. Puede decirse que, sin un cuarto candidato de entidad en el horizonte, la única carta que falta por poner sobre la mesa es la suya. Y desde este sábado, cuando ya ha quedado claro que habrá papeletas con el nombre de Sánchez y López en las urnas de finales de mayo, cada minuto que pasa es un minuto más de presión para que Díaz aclare que, como piensan todos, se presentará a la secretaría general del PSOE.
La líder de los socialistas andaluces clausuró este sábado unas jornadas en Alcalá de los Gazules (Cádiz), localidad simbólica para el partido en la región. Entró diciendo “ahora no toca”, hizo un discurso lleno de indirectas y para cuando abandonó el local Sánchez ya había confirmado su candidatura.
Díaz se fue con prisas y sin aclarar qué hará. Como publicó EL ESPAÑOL la semana pasada, Díaz explica a referentes del partido fuera de Andalucía que está segura de dar el paso y que se mudará a Madrid, abandonando la Junta de Andalucía. Pero en su región es mucho más cauta para no abrir el melón sucesorio.
Su equipo explica que no tiene previsto presentar su candidatura hasta que se aproxime la convocatoria oficial del congreso, algo que podría no ocurrir hasta principios de abril. “Cuando se presente, os vais a enterar”, explica uno de sus colaboradores, que recuerda que hasta finales de mayo hay mucho tiempo para hacer campaña y que precipitarse puede achicharrar las opciones de López y Sánchez.
Díaz tiene su propia versión de la “única autoridad” de la que habla Sánchez. Por eso multiplica sus contactos y ha comenzado una serie de visitas a la militancia en la que habla de estabilidad, de los éxitos del pasado y de la unión que ella cree capaz de aunar. Es consicente de que la militancia puede estar muy enfadada, pero sociológicamente no es tan joven como los que se expresan en las redes sociales ni tan propensa al riesgo como cree Sánchez.