Sólo el tiempo dirá si Pedro Sánchez, con la mayoría de estructuras del PSOE en contra, será capaz de lograr un apoyo considerable de la militancia. De lograrlo, certificaría por primera vez que el influjo de los dirigentes sobre los afiliados ya no es determinante y que ese vínculo se encuentra seriamente dañado. De momento, nadie sabe más que lo que le dice su olfato y por eso unos y otros se obsesionan contando cabezas en fotos de mítines del ex secretario general o de Patxi López, el otro aspirante declarado. ¿Tiene Sánchez poder de convocatoria allá donde va o sabe cómo organizar un acto, autobuses de militantes mediante, para proporcionar a los medios una imagen potente?
Lo que sí ha logrado Sánchez es provocar nervios en el equipo de López y en el PSOE andaluz. La consigna que aplica Susana Díaz es la de expresar respeto en público y el del "no toca" respecto a las primarias. Es la misma estrategia de la Gestora del PSOE, que como árbitro sí tiene un deber de ser neutral, y que trató sin éxito de posponer el debate sobre los nombres con una reflexión sobre el ideario y el modelo de partido.
Pero ese intento de la Gestora de anestesiar el personalismo con la renovación del proyecto ha funcionado justo al revés. Patxi López no esperó ni tres horas para dar un paso al frente. Sánchez, ni tres semanas. Aún quedan casi cuatro meses para la votación, pero de todo lo que se habla en el PSOE es si Díaz anunciará pronto su candidatura o, los menos, si en realidad lo que está haciendo es pensárselo de nuevo.
Díaz, prudente; su número dos ataca
En privado, Díaz asegura que se presentará. En público despliega una agenda casi de precampaña pero evita el cuerpo a cuerpo. Ese vacío fue complementado este lunes por su número dos con un duro ataque a Sánchez. "Hay quien se mira al espejo y se cree el más guapo del mundo", dijo a preguntas de los periodistas. "Ya está bien de falacia, de engañar y de demagogia", dijo.
La lista de reproches a Sánchez es interminable: creerse el apóstol de la militancia, decir que la Gestora, a la que resta legitimidad, decidió la abstención, cuando fue el Comité Federal (dos centenares largos de dirigentes de todos los colores); criticar que no se preguntase a las bases permitir gobernar a Rajoy, cuando él pudo organizar una consulta y prefirió un "congreso exprés"; creerse más de izquierdas que nadie o identificar a la mayoría de los dirigentes con el PP. Cornejo hizo sus apreciaciones enfundado en el traje de secretario de Organización del PSOE de Andalucía, algo visto por los que apoyan a Sánchez como la utilización de un cargo contra un aspirante y en favor de otra que ni siquiera se ha presentado.
En realidad, muchos secretarios generales están ya alineados con un candidato. La última, la navarra María Chivite, que este lunes dijo que "los militantes de Navarra quieren a Pedro Sánchez", convirtiéndose en su única baronesa. Los demás están o con Díaz, aunque aún no lo manifiesten explícitamente, o con López. Desde el equipo del diputado vasco han asistido con cara de poker a la presentación de Sánchez. Cuando el exlehendakari dio el paso, el primero de todos, confiaba en que sirviese para que el exlíder tirase la toalla. Ahora prevén un encarnizado combate por un electorado similar.
¿Matará el voto útil a Patxi López?
Pero hay otras teorías, como la que dice que López será el que más sufra en la recta final de la campaña, especialmente si se polariza entre Díaz y Sánchez. "Puede haber un voto útil a Díaz si se extiende la percepción de que Pedro puede ganar", explica un veterano socialista. En el equipo de López, sin embargo, aseguran que habrá una dura contienda entre los tres, pero que sus ideas y su juego limpio acabarán convenciendo a la mayoría.
Pero nadie puede prever con seguridad el comportamiento del electorado, esos alrededor de 180.000 militantes socialistas que decidirán el futuro del partido. Y más de uno se ha echado las manos a la cabeza al ver que, en Francia, Benoît Hamon, el candidato con ideas más izquierdistas se ha impuesto en las primarias presidenciales al ex primer ministro Manuel Valls, un icono de muchos socialistas españoles. Algunos analistas ven en Hamon y en Jeremy Corbyn, líder de los laboristas británicos, un patrón: las bases avalando las tesis más a la izquierda de los partidos socialdemócratas. Sánchez juega a eso con una guerra sin cuartel contra el PP, por más que en el pasado se haya mostrado más cercano a Valls que a Corbyn.
Todo por la militancia
Las francesas son unas primarias distintas, para empezar, abiertas a los que no son militantes (algo que, como en las del partido conservador galo, ha provocado intrusismo de votantes de otras ideologías), pero la elección de Hamon ha sido suficiente para que el presidente de Aragón expresase su descontento en público.
¿Será efectiva la estrategia de Sánchez de seducir a la "única autoridad", como consideró el sábado a la militancia? En los entornos de Díaz y López comienza a cundir la idea de que utilizará todas las armas para lograrlo, cruzando líneas rojas como las que acabaron con su mandato en uno de los Comités Federales más aciagos de la historia del partido.