Albert Rivera ha enarbolado la flor de San Fernando, la del “viva la Pepa” y la Constitución de 1812 para celebrar el congreso refundacional de Ciudadanos: “Los liberales de Cádiz han vuelto para gobernar”.
En un auditorio repleto, ante la mirada y las banderas al aire de los más de 600 compromisarios, el líder naranja ha celebrado “salir más fuerte” tras un “debate democrático” que les ha definido y afianzado ideológicamente. Están “en el centro”. Son liberales progresistas y nada queda en su ideario de la “socialdemocracia”, enterrada este sábado en una votación que ganó el aparato del partido por goleada.
Esa semilla, la de Cádiz, “quedó bien plantada” y Rivera quiere que vuelva a germinar doscientos años después. “Recuperaremos el trabajo de aquel grupo de hombres valientes”, ha arengado.
La guitarra "afinada" de Ciudadanos
La “guitarra” de Ciudadanos –la metáfora la ha elegido el propio Rivera– ya está “afinada” y el liberalismo guiará la nueva política del partido. Con traje y zapatos, los vaqueros del sábado se han quedado en el cajón, el presidente de Ciudadanos ha prometido “lealtad” y no olvidar sus orígenes, aquel tiempo también protagonizado por los socialdemócratas. “Sabemos de dónde venimos, pero también es fundamental que no olvidemos el rumbo escogido”. En lo económico, ha apostado por “no subir los impuestos” y estar del lado de los emprendedores. “Porque nosotros también lo somos en cierto modo”.
Expresivo, con las manos en movimiento casi siempre y a seiscientos kilómetros de Cataluña –se trata del primer congreso fuera de su lugar de nacimiento– Rivera ha ‘mimado’ a la militancia de Cataluña. Les ha prometido espacio en el partido y una “lucha intensa contra el nacionalismo”. “Crecimos en un lugar donde era muy complicado defender la unión”. El líder de centro ha definido su formación como “la opción de los huérfanos”.
"Libertad, unión y igualdad"
Tal y como anunciaba ayer, se ha referido a este congreso como el primer peldaño de una escalera que “terminará en los Gobiernos”. Un objetivo posible gracias a esa polarización entre “los partidos que quieren tirarlo todo por el suelo y los que prefieren dejarlo todo como está”. “Seamos el estandarte de la libertad, la unión y la igualdad”.
También ha habido palabras para Podemos y PSOE: “Yo no me meto en su casa. Sólo les pido que su gresca no afecte a la estabilidad de España”. Porque “gobernar es serio” y “no se puede jugar a inventar”.
El equipo de comunicación de Ciudadanos ha elegido bongos y ritmo africano para los vídeos proyectados en la pantalla gigante que coronaba el escenario. Un auditorio rojo esta mañana coloreado de naranja. Toni Roldán, diputado, no ha podido evitar palmear su pierna derecha al son del estribillo.
Un puñal contra la vieja política
De repente, un puñal. Un corte seco y sonoro. Aparecía en la pantalla el lema “viejos partidos”, pero se partía en dos al poco de entrar en escena. “Es nuestro tiempo”, ha incidido Rivera.
El centro, ahora con la tranquilidad que da a Rivera no tener que jugar al mismo tiempo a ser socialdemócrata y liberal, ha sido un espacio reivindicado continuamente en su discurso. “Los progresistas también amamos la igualdad. Queremos estar con la clase media trabajadora. Los tres grandes proyectos que gobernaron España aglutinaron a la mayoría. Suárez, González, Aznar… Giraron hacia el centro. Nosotros no tenemos que movernos, ya estamos ahí”.
En esa carrera hacia 2019 –el año de las próximas elecciones–, Rivera ha prometido “patear hasta el último pueblo de España sin descuidar su labor en el Parlamento”. Una labor posible gracias a “la unión” de su equipo. Un debate hasta ahora imposible en el seno de Podemos, que se desangra por esa batalla entre quienes apuestan por afianzar su labor en el Congreso y aquellos que apoyan una vuelta a las calles de golpe, sin término medio.
Verhofstadt, el azote de la socialdemocracia
Guy Verhofstadt, reconocible por su corbata florida, sus gafas de pasta y los gestos bruscos, ha irrumpido en el escenario como azote de la socialdemocracia. Un invitado para consolidar el giro liberal del proyecto. El presidente del grupo liberal en el Parlamento europeo ha pedido a la militancia naranja “dar la batalla contra el populismo y el nacionalismo”. Europa “necesita más que nunca un movimiento liberal y de centro dispuesto a contraatacar”.
Como si se lo hubiera pedido Rivera, Verhofstadt ha defendido a capa y espada el bautismo liberal de los naranjas: “Tenemos que proteger el libre mercado frente al proteccionismo”.
Por último, el político belga, que sólo ha recitado dos palabra en castellano –ha prometido cuatro para el próximo congreso–, ha mirado a los orígenes de Ciudadanos, a la batalla en Cataluña, y ha alabado: “Debemos proseguir con la lucha contra el nacionalismo, que ha regado Europa de cadáveres”.