El cineasta francés Cyrille Martin, autor del documental Un nuevo Dreyfus, Jamal Zougam ¿chivo expiatorio del 11-M? ha colgado en Vimeo su cinta, que mantendrá disponible en distintas plataformas hasta el próximo 11 de marzo.
Su propósito es, según declara, "reabrir el debate sobre el 11-M desde un punto de vista de izquierdas, de lucha contra el racismo y la islamofobia". Martin, un declarado activista anti OTAN, vincula la sentencia del 11-M con el "odio creciente hacia la minoría musulmana" en Occidente, "odio que está siendo utilizado por algunos sectores políticos, al igual que se utilizaba el antisemitismo en otra época".
Por eso compara a Jamal Zougam, sentenciado a 42.000 años de cárcel como autor material de los atentados, con Alfred Dreyfus, el militar francés de origen judío condenado injustamente por alta traición a finales del siglo XIX. Los vientos del antisemitismo.
En el documental, de cerca de hora y media de duración, Martin cuestiona las pruebas contra Zougam que fueron dadas por buenas en el juicio pese a las evidentes contradicciones. Lo hace en ocho grandes apartados en los que analiza desde la cobertura mediática que se le dio al caso en Francia, a la instrucción, el juicio, la sentencia, la mochila de Vallecas, los testigos, el piso de Leganés y los explosivos.
Su tesis es que la sentencia fue la llave para echar el cerrojo al caso y evitar otras investigaciones que podrían haber relacionado el asunto con la Guerra de Irak.
Estos son los ocho puntos en los que fija su atención Martin.
1.- La cobertura mediática.
El documental repasa el tratamiento que hizo del 11-M la televisión francesa. Muestra cómo las informaciones periodísticas insisten en señalar a Zougam como el único autor vivo de los atentados.
Sin embargo, algunas de esas pruebas, como el trozo de plástico supuestamente encontrado en el locutorio de Zougam que coincidiría con el teléfono que debía de activar la bomba de la mochila de Vallecas, se comprobó que nunca existieron.
2.- La instrucción.
La cinta se detiene aquí en tres elementos clave. El primero, la mochila de Vallecas, a la que denomina "extraña bolsa". Es el hilo que conduce hasta Zougam y el piso de Leganés. Martin detalla minuciosamente por qué todo lleva a pensar que se trata de una prueba falsa.
Después analiza las supuestas huellas dactilares de Zougam en la furgoneta que transportó los explosivos, o las que se dijo que se habían descubierto en la casa de Morata de Tajuña, donde se confeccionaron las bombas. Nunca existieron.
Por último, desmiente la tesis de que Al Qaeda reivindicara el 11-M: el único grupo que se atribuyó los atentados se ha apuntado como propios hasta los efectos de catástrofes naturales y carece absolutamente de credibilidad.
3.- El juicio.
El documental repasa varios extractos del juicio. Particularmente significativo es el capítulo dedicado a Rabei Osman, considerado en la investigación como "cerebro" de los atentados. Sin embargo, los traductores de árabe que repasaron las grabaciones que supuestamente le incriminaban, declararon que la transcripción de sus palabras se hizo con "ligereza" y "poca responsabilidad".
4.- La bolsa.
Martin dedica especial atención a la mochila de Vallecas, la que no explotó. Repasa una a una todas las diferencias con las que sí estallaron en los trenes. Al final, muestra cómo uno de los técnicos de la Policía declara ante el tribunal su estupor por algo que considera "un error incomprensible", una "chapuza" que "no cuadra" con la sofisticación empleada en los atentados.
5.- Los explosivos.
La película repasa las contradicciones en el juicio a la hora de identificar el tipo de explosivo utilizado en la masacre. Son muy elocuentes las manifestaciones de la jefa del laboratorio de los Tedax en las que trata de justificar por qué no se han hecho públicos durante tres años los componentes de la dinamita que analizó.
6.- Leganés.
Otro de los episodios examina las sombras sobre lo ocurrido en el piso de Leganés, donde se suicidaron los terroristas. La cinta pone en duda la veracidad de las llamadas de despedida de los islamistas, la extraña coincidencia de que en el piso de al lado viviera un agente de policía, la circunstancia de que no se practicaron las autopsias a los cadáveres o el hecho de que se precipitara el asalto al piso en contra del criterio del jefe de los GEO.
7.- Los testigos.
Cyrille Martin demuestra con las imágenes del juicio algunas incoherencias flagrantes en los testigos y cómo van cambiando su relato hasta acomodarlo a la versión oficial. Algunos de esos testimonios son determinantes porque servirán para justificar la condena a Zougam.
8.- La sentencia.
El autor del documental repasa, por último, los aspectos más polémicos de la sentencia, y muestra su estupor por que el tribunal acabe dando por probados hechos que no merecen credibilidad alguna.
Martin ha autoproducido su película, que en Francia ha sido difundida con el apoyo de la cooperativa Les Mutins de Pangée, una productora de documentales conocida por su militancia izquierdista.