Sevilla

En toda batalla que se precie, un buen líder debe tener bajo su mando a un ejército que ejecute y defienda sus intereses, pero también tiene que rodearse de un auténtico war room (cuarto de guerra) que desarrolle las estrategias necesarias para lograr el poder. El proceso de primarias del PSOE bien podría ser una contienda y, como tal, los aspirantes confían en su particular consejo de sabios para liderar un partido que desde octubre está dirigido por una gestora.

La candidata que cuenta con más apoyo orgánico y, a priori, tiene los números a su favor, es la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. Además de tener de su lado todo el poder del PSOE-A -la federación socialista más numerosa del país y determinante para la resolución del proceso que ella misma dirige-, se rodea de un reducido pero experimentado war room que define las estrategias a seguir durante la campaña.

Este exclusivo cuarto de guerra está formado por cuatro personas: Máximo Díaz Cano, secretario general de la Presidencia de la Junta; el consultor político César Calderón; el socialista Ismael Perea, director general del consorcio Fernando de los Ríos -responsable del programa Guadalinfo, que gestiona una red de servicios digitales repartidos por Andalucía-; y Pilar Alegría, secretaria de Organización del PSOE aragonés. Fuentes socialistas explican que ellos cuatro conforman el núcleo duro de Susana Díaz y diseñan los pasos a dar en la batalla por el trono socialista.

Curtidos en batallas internas

Pero, ¿quién es cada uno de ellos? El más cercano a la candidata andaluza es el castellanomanchego Máximo Díaz Cano, que aterrizó en la Junta de Andalucía de la mano del expresidente José Antonio Griñán. Aunque ahora ostenta un puesto institucional, es un histórico del partido y está curtido en las batallas internas. Por ejemplo, fue portavoz de la gestora que se constituyó en el 2000 tras la dimisión de Joaquín Almunia y que presidió Manuel Chaves. También ejerció como coordinador de la campaña de Carme Chacón en 2012.

Cuando Griñán se vio obligado a dimitir por el escándalo de los ERE fraudulentos en Andalucía, Susana Díaz mantuvo a Díaz Cano como su número dos en San Telmo y hoy es uno de sus principales consejeros. Participó en la operación caída de Pedro Sánchez y ahora trabaja en la candidatura de su jefa concitando apoyos a través de reuniones con dirigentes socialistas más allá de Andalucía. Ejerce de jefe de campaña.

Expertos en redes sociales

Otro estratega que está del lado de Susana Díaz es el asesor político y experto en comunicación digital César Calderón, colaborador habitual del PSOE y director general de Redlines, una consultoría estratégica que, por ejemplo, contrató el PSOE extremeño para guiar la carrera electoral de Guillermo Fernández Vara. A Calderón se le pudo ver en el multitudinario acto de Ifema en el que Susana Díaz anunció su candidatura a las primarias del partido.

Muy activo en las redes sociales, Calderón define a Susana Díaz como una política que “representa tres atributos difícilmente igualables por sus rivales: unidad, fortaleza y un proyecto ganador”. Además, en los últimos días ha protagonizado un cruce de tuits con el alcalde de Valladolid, Óscar Puente, afín a la candidatura del exlíder socialista Pedro Sánchez, a cuenta de unas declaraciones del presidente de la Castilla La Mancha, Emiliano García Page, en las que vinculaba su futuro al ganador de las primarias.

Puente tuiteó lo siguiente: “Órdago de Page: si gana Sánchez no será candidato en Castilla-La Mancha. Una razón más para votar a Sánchez”; a lo que Calderón respondió: “Le dieron la oportunidad de estar a la altura de una gran ciudad y se quedó en un triste imitador de León de la Riva. Lástima”. El rifirrafe continuó cuando el alcalde de Valladolid dijo: “El otro día fui al debate de La Sexta y me encontré a César Calderón asesorando a Soraya Rodríguez. No debió salir muy contento”. A lo que el consultor contestó: “A ver si el ínclito munícipe deja de mandarme trolls a sueldo, que se me está poniendo la toalla perdida de baba verde”.

Calderón y Susana Díaz no han estado siempre en el mismo bando. El consultor político formó parte del equipo de Eduardo Madina en su carrera con Pedro Sánchez, a quien entonces sí apoyaba la presidenta andaluza, por convertirse en el nuevo líder de los socialistas. También trabajó para la ejecutiva socialista de Alfredo Pérez Rubalcaba con la puesta en marcha de LabPSOE, el perfil cibernético del partido.

La importancia de las redes sociales en la batalla política está presente en el war room de Susana Díaz, de ahí que cuente también con los conocimientos digitales de Ismael Perea, director general del consorcio Fernando de los Ríos (responsable del programa Guadalinfo) y considerado el jefe del ejército tuitero que respalda a la presidenta de la Junta en Internet. Este socialista es, sin duda, el más controvertido del cuarto de guerra.

Perea está implicado en el saqueo de la Junta de Compensación del sector F de Almensilla (Sevilla), cuyo protagonista principal es su extesorero, Julio Mateos, conocido como el Dioni de Almensilla. El alto cargo de la Junta está imputado por el Juzgado de Instrucción 1 de Coria del Río por su presunta implicación en la desaparición de parte de los 3,4 millones en los que está calculado el desfalco a los parcelistas de Almensilla.

Fieles aliados

La cuarta socialista en formar parte de este núcleo duro de Susana Díaz es la secretaria de Organización del PSOE de Aragón, Pilar Alegría, cargo que ocupa desde julio de 2014. La presidenta de la Junta confió en ella para acudir, junto al número dos del PSOE andaluz (Juan Cornejo), a la primera reunión que la gestora celebró para regular el proceso de primarias, desde el censo hasta el sistema de financiación de las candidaturas.

Alegría, además, fue la encargada de comunicar públicamente el relevo de la diputada Susana Sumelzo como coordinadora del grupo de parlamentarios aragoneses en Madrid después de que rompiera la disciplina de voto en el debate de investidura de Mariano Rajoy con un no, posición que defendían los afines a Pedro Sánchez antes y después a su derrocamiento.

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