Estas primarias del PSOE suponen mucho más que la elección de un líder. La fragilidad del partido y la sensación de que un paso en falso podría herirlo de muerte están haciendo de la competición una dura batalla, agrupación a agrupación, en la que la presión por definirse en torno a un candidato es máxima.
Este viernes, Josep Borrell, ex ministro socialista y frustrado candidato a la presidencia del Gobierno, anunció que firmará el aval de Pedro Sánchez. Aunque él mismo se ha situado en su entorno, no había hecho nunca un pronunciamiento así de claro. Fue durante una entrevista en TVE en la que reconoció que había colaborado con Sánchez en la elaboración de su programa para el PSOE. "La propuesta de Susana Díaz no la conozco" porque a diferencia de Sánchez y Patxi López, no ha presentado "ningún documento", lamentó.
Al mismo tiempo, Susana Díaz coincidía en Sevilla con Felipe González por segunda vez en una semana. Este viernes, la ocasión era la conmemoración de los 25 años del AVE entre Madrid y Sevilla.
González y Alfredo Pérez Rubalcaba están con Díaz, Borrell está con Sánchez. Borrell, que aprovechó para decir que él, y no sólo González, tuvo también mucho que ver en el trazado del AVE como ministro de Obras Públicas, hizo una concesión a la nostalgia para sugerir que, con él como cabeza de cartel en el año 2000 o líder del PSOE "quizás las cosas hubieran sido diferentes". La misma frase la empleó para reivindicar a Carme Chacón, que perdió frente a Rubalcaba.
Borrell dimitió por un escándalo relativo a sus colaboradores, pero muchos en el PSOE coinciden en que en realidad fue descabalgado por González y el aparato del PSOE, que apostaba por Joaquín Almunia, finalmente el candidato pese a perder las primarias. "A Borrell, los que tenían todo planificado para que fuera Almunia no lo vieron bien y le pusieron el cianuro", aseguró Óscar Puente, alcalde de Valladolid y portavoz de Sánchez, en una entrevista con EL ESPAÑOL. Según sus detractores, Borrell aún sangra por la herida y, durante todo este proceso, no ha dudado en criticar a Díaz y lo que él llama "las oligarquías" del PSOE, grupo PRISA incluido, a los que ve detrás de la caída de Sánchez como secretario general y la posterior abstención para que gobernase Mariano Rajoy. "Si esto fuera un golpe de Estado, que no lo creo, estaría organizado por un sargento chusquero", llegó a decir en la Cadena Ser.
Borrell, Narbona y el guerrismo
El equipo de Sánchez se mira en Borrell desde hace mucho tiempo, antes incluso de dejar el timón del PSOE. Hace un año Sánchez se proponía resistir a las presiones y, ahora, resucitar para un segundo mandato al frente del PSOE como defensor de la militancia. "Sería el tercer resucitado de la Historia. Lázaro, Cristo y luego él", bromeaba hace un mes Andrés Perelló, uno de sus asesores.
Con Sánchez, en su defensa y lo que él reivindica desde que dejó el liderazgo, Borrell ha adquirido mayor protagonismo. También la exministra de José Luis Rodríguez Zapatero Cristina Narbona, compañera sentimental de Borrell, que ha participado en su documento. Con ellos, parte del denominado como guerrismo, con Manuel Escudero y José Félix Tezanos, coordinadores del programa de Sánchez. Alfonso Guerra, sin embargo, participó en el mitin de lanzamiento de campaña de Díaz, a pesar de su histórica rivalidad con González. Los sanchistas aseguran que al apoyo visible del exvicepresidente no le acompaña una implicación sincera.
"Acuchillado por sus colegas"
Sánchez agradeció rápidamente a Borrell su apoyo este viernes.
En su entrevista, Borrell huyó de candidatos "con hondas raíces en la organización", en probable referencia a Díaz, que reivindica el PSOE de siempre, y pidió un candidato que sepa "qué quiere hacer con el partido".
Si Sánchez ve paralelismos entre su propia figura y la de Borrell, el expresidente de la Eurocámara compara la situación del PSOE con Francia, donde el candidato socialista al Elíseo, Benoît Hamon, ha sido "acuchillado por la espalda por sus colegas" y "abandonado por su gente" en medio de una "división tremenda", de y una "mala herencia del presidente saliente". En Francia es reciente: François Hollande, cuyo giro económico ha hundido las expectativas electorales de su partido. En Francia, Borrell ve una profunda crisis desde el "me cueste lo que me cueste" con el que Zapatero, que ahora está con Díaz, dio un volantazo en 2010 para evitar el rescate de la economía española. "De alguna manera hay elementos concomitantes con lo que ha sucedido en España", ha dicho Borrell.
Díaz, la guardiana de las esencias
Díaz, en cambio, se ve como una heredera de las esencias históricas del partido, que promete salvaguardar bajo el lema "100% PSOE". En sus discursos promete volver a ganar "como siempre" a la derecha, para lo cual quiere empezar reconectando con los socialistas que no han visto en Sánchez más que bandazos. González está con ella, como la mayor parte de los altos cargos y referentes del PSOE, comenzando por Zapatero, Rubalcaba o hasta la fallecida Carme Chacón, a quien Borrell reivindica también.
"Díaz se ha visto todos los vídeos de Felipe. Es sevillana, como él, y parece que hasta lo imita en sus discursos, incluso en algunos gestos", explican fuentes institucionales desde Sevilla. Aunque hay quien dice que González no la apoya con el entusiasmo de Zapatero, la aversión a Sánchez de parte de la vieja guardia ha sido definitiva. El sentimiento de Borrell hacia esa vieja guardia es similar en su intensidad. El 21 de mayo, fecha de la votación de las primarias, viejos rivales librarán, con candidatos interpuestos, una nueva batalla en una guerra que ya dura décadas.