Rafael Simancas: "Conmigo empezó todo, ahora Madrid es una charca de podredumbre"
Tenía que ser presidente de la Comunidad de Madrid, pero dos de los suyos lo traicionaron. Después llegó el PP. Y los escándalos.
26 abril, 2017 02:11Noticias relacionadas
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Corría la primavera de 2003 y Rafael Simancas (Kehl, Alemania 1966) recuerda asombrarse al recorrer las carreteras de Madrid. Al entonces candidato a la presidencia de la comunidad le parecía sorprendente la eficiencia de las campañas electorales del PP. Un milagro económico en toda regla. Llegó a pedir explicaciones a su equipo. "En el PSOE tenemos un partido muy activo, mucho más en aquella época, pero cuando iba por la carretera, por cada valla nuestra veía 12 o 14 del PP. Ellos decían contar con unos recursos parecidos a los nuestros, pero estaban en todas las plazas, con actos más vistosos y con un ejército de gente trabajando para ellos. Yo preguntaba a los coordinadores de nuestra campaña: ¿Cómo es posible que el PP rentabilice el dinero mucho más que nosotros?"
La duda dejó de importar el 25 de mayo de 2003. Esa noche, la izquierda volvía a alcanzar la mayoría absoluta en la Asamblea de Madrid tras dos legislaturas del PP de Alberto Ruiz Gallardón. PSOE e Izquierda Unida habían ganado. El 10 de junio, a Simancas se le heló la sangre y el susto paralizó su rostro. Dos diputados socialistas, Eduardo Tamayo y Teresa Sáez, no estaban en su escaño para elegirle presidente. Nunca se supo realmente por qué ni, sobre todo, exactamente a cambio de qué. Simancas, hoy diputado (por Madrid) en el Congreso, rememora para EL ESPAÑOL lo que ha ocurrido desde entonces. Habla en voz baja, despacito y con el pelo lleno de las canas que no tenía entonces. No se refiere a Tamayo y Sáez en 70 minutos de conversación. Para él, que tira de sonrisa resignada, son "esas dos personas". La herida sigue abierta.
Hoy, 14 años después, no tiene dudas. La detención de Ignacio González, expresidente de la Comunidad de Madrid, y los escándalos que implican a instituciones, a la empresa de aguas públicas Canal de Isabel II, a intereses privados y mediáticos, le han hecho volver a conectar los puntos del episodio más amargo de su carrera política. Al poner un pie en la calle para una foto, un ciudadano al que no conoce de nada se le acerca. "Me acuerdo mucho de lo que pasó. Debimos haber hecho algo entonces", le dice. Simancas no sabe qué responderle. En 2003 las elecciones se repitieron y entonces Esperanza Aguirre logró la presidencia que él llegó a tocar con la punta de los dedos. El PP sigue en el poder. Muchos de los responsables de los gobiernos de ese partido están encausados o en la cárcel.
¿Con usted comenzó todo?
Todo empezó con aquella operación antidemocrática que frustró el Gobierno que votaron los ciudadanos. Quizás quedase una pregunta en el ambiente. ¿Por qué? En estos días hemos logrado una cumplida respuesta. Querían esquilmar y rapiñar las arcas públicas de la Comunidad de Madrid. Esa fue la razón: una operación corrupta para abrir la puerta al saqueo. Ahí están las evidencias. Ya no sé cuántos consejeros, cuántos viceconsejeros y cuántos diputados han sido ya imputados, encarcelados, enjuiciados y condenados. Aquello de la rana es ahora una charca de podredumbre que marca una época en Madrid.
¿Qué siente al recordar el 10 de junio de 2003?
Frustración. No por poder ser presidente y no serlo. [Joaquín] Sabina dice que no hay peor nostalgia que añorar aquello que nunca sucedió. No se trata de mí sino de los ciudadanos de Madrid, que respaldaron con ilusión y esperanza una opción de cambio progresista y de regeneración. ¿Qué pudo ser y no fue? Esa es la pregunta que me obsesiona.
En ningún momento fui puesto en cuestión en el seno del grupo parlamentario o del partido. Sus motivos no eran políticos, así que sólo podrían ser espurios y corruptos.
¿En qué momento empezó a relacionar el día de su investidura y los escándalos?
Desde el primer momento tuve la certeza absoluta de las razones. Ese día estaba en comunicación con todo mi grupo, también con estas dos personas. Cuando tuve conocimiento de que la ausencia de estas dos personas no se debía a un error sino a una intencionalidad supuestamente política, me di cuenta de que estaban mintiendo. En ningún momento fui puesto en cuestión en el seno del grupo parlamentario o del partido. Ni mi trayectoria, ni el proyecto, ni las negociaciones que entablamos con IU. Ni siquiera esa misma mañana en la reunión de grupo. Sus motivos no eran políticos, así que sólo podrían ser espurios y corruptos.
¿Con qué fin?
Con el de dar luz verde a algunas de las operaciones que, me consta, estaban planeadas por algunos agentes en la comunidad, sobre todo en tres ámbitos: el suelo, los contratos públicos y la privatización de algunos servicios públicos. Se llevaron a cabo grandes modificaciones de planeamiento urbanístico con las que algunos se enriquecieron. También hubo grandes contratos públicos con grandes mordidas. Ahí está el Canal de Isabel II. Y privatizaciones como los hospitales. Es evidente lo que pretendían. Es evidente que lo consiguieron.
"Enterraron las pruebas"
¿Cobraron Tamayo y Sáez? ¿Cuánto?
Lo que tengo son inicios y comentarios, nada que haya podido llevar ante un tribunal. Los protagonistas se encargaron de enterrar las pruebas que podrían esclarecer las responsabilidades. El fiscal jefe de Madrid por aquellos tiempos recibió instrucciones directas de la Fiscalía General para no investigar. El fiscal de Madrid que sucedió al que estaba en aquellos momentos es Manuel Moix [hoy responsable de la Fiscalía anticorrupción], este señor al que Ignacio González tilda de riguroso, bueno y fantástico. Aquellos dos personajes no se fueron porque sí ni porque les dio un ataque de lucidez. Aquello sucedió para abrir la puerta a un Gobierno que tenía como propósito fundamental el saqueo y la rapiña.
¿Cuánto le ha costado a la Comunidad de Madrid?
¿Cómo se hubiera administrado el suelo, el urbanismo y la política de vivienda? De una manera muy diferente. ¿Hubiera habido una burbuja inmobiliaria de esa dimensión? No. Yo no iba a dar vía libre a aquellas grandes recalificaciones ni a pelotazos. No hubiera habido tanto paro en el sector de la construcción. ¿Se habría privatizado la sanidad pública, la educación y los servicios sociales? Desde luego que no. Yo hubiese cerrado la puerta a la privatización de hospitales, a la concertación de colegios, a esos maletines que acababan en el falso techo del dormitorio de un suegro de un consejero. No me hubiera dedicado a privatizar residencias o centros de atención a personas en situación de dependencia. Todo hubiera sido muy distinto. Quiero creer que mejor. ¿Cuánto dinero hay en Suiza que debía estar en las cuentas del Canal de Isabel II? ¿Cuánto dinero hay en Gibraltar o en las islas Caimán que debería estar dedicado a llevar el tren desde Móstoles a Navalcarnero? ¿Cuánto dinero de la sanidad pública ha acabado vía privatizaciones en las cuentas de estos corruptos? Los que se lo han llevado tienen que devolver el dinero. Es difícil de alcanzar, pero no deberíamos renunciar a él.
Cifuentes y buena parte de la dirección del PP en Madrid no son herederos sino que fueron protagonistas de aquella época. Si hay una responsabilidad in vigilando de Esperanza Aguirre, también la hubo de Cifuentes
¿La corrupción en Madrid es sistémica o una colección de casos particulares?
El saqueo de las arcas públicas y la rapiña han sido la marca de la casa durante estos años de Gobierno del PP. Algunos plantean que a se terminó con las últimas dimisiones. Yo no, por desgracia. La propia [Cristina] Cifuentes y buena parte de la dirección del PP en Madrid no son herederos sino que fueron protagonistas de aquella época. Si hay una responsabilidad in vigilando de Esperanza Aguirre, también la hubo de Cifuentes, que formaba parte de la dirección del PP en Madrid en esos años, del Consejo de Administración del Canal de Isabel II, que era delegada del Gobierno en Madrid y por tanto estaba al frente de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado.
¿Sólo in vigilando?
No tengo constancia de más. Quien puede ir más allá es el juez y las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. La responsabilidad política de lo que ha ocurrido estos años no se queda en González ni en Aguirre. Es responsable el propio PP y los que formaban parte de su dirección. Cifuentes, también.
¿Actúa la dimisión de Aguirre como torniquete para salvar a Cifuentes?
La intención de Aguirre probablemente no sea esa sino que responde a lo inevitable.
Pero parece que desde el PP la animaban a que tomase esa decisión que al mismo tiempo consideraban exclusiva y personal.
Seguro que no lo ha hecho por su partido ni por Cifuentes. Estoy convencido de que el PP pretende que la dimisión suponga un fin de ciclo, pero se equivocan. La trama afecta a la estructura del Gobierno y del partido. Empezando por la financiación de la organización.
¿Hasta dónde sabía Esperanza Aguirre?
Esperanza Aguirre es una persona inteligente. Y esto no lo creo: lo constato. Ella conoce a las personas y además se jacta de ello. Me cuesta mucho creer que ocurriera todo aquello sin que ella supiera nada. Había comentarios y se publicaban informaciones en los medios de vez en cuando. Mientras no haya nada más, tendremos que quedarnos con la responsabilidad política, que ya es suficiente.
"Cifuentes es protagonista"
Cifuentes dice que sus denuncias han dado pie a la investigación. Si no hay ningún indicio concreto sobre ella, ¿por qué ponen en ella el foco?
No es cierto que la operación Lezo o las corruptelas en torno al Canal de Isabel II se hayan descubierto gracias a su denuncia. Ese trabajo se llevaba haciendo un tiempo en la Asamblea de Madrid. Cifuentes se vio obligada a acudir a la Fiscalía por la gravedad de algunas cosas que estaban saliendo a la luz. Su inacción podía llevarle a un cierto grado de complicidad. Obligada por las investigaciones que estaba llevando a cabo la oposición, derivó esas denuncias a la Fiscalía. Si no tiene una responsabilidad penal directa, y yo no se la atribuyo, sí tiene una política y evidente. Si ella no está dispuesta a satisfacerla, la carga de la prueba recae sobre Ciudadanos [que apoya al Gobierno autonómico]. Si se sienten llamados a regenerar la vida pública de este país, a aportar transparencia y limpieza, es contradictorio que que sigan sosteniendo a Cifuentes.
En la investigación resultaron salpicados el director de La Razón, Francisco Marhuenda, y el consejero de Atresmedia Mauricio Casals. ¿Hasta dónde llegan las ramificaciones?
Resulta inquietante desde el punto de vista democrático. Ya no sólo tenemos que dudar de los responsables políticos y del manejo de los fondos sino que también de las motivaciones últimas de aquellos que tienen la responsabilidad de contar lo que pasa.
El famoso Tramabús me parece una patochada. Actúe usted en las instituciones o incluso ante los tribunales y déjese de autobuses como Hazte Oír.
¿No viene a corroborar todo esto la tesis de la trama de Podemos? ¿Tendría razón el ciudadano al pensar que hay una maraña de intereses que lo ocupa todo en el espacio público?
La denuncia de los entramados de corrupción en las instituciones que ha gobernado el PP no las ha descubierto Podemos. No han sido ni los primeros ni los más originales. Hemos sido otros los que hemos estado en primera línea de batalla. Podemos quiere obtener rendimiento político y electoral de un nuevo lenguaje a mi juicio no muy afortunado. El famoso Tramabús me parece una patochada. Actúe usted en las instituciones o incluso ante los tribunales y déjese de autobuses como Hazte Oír.
¿Qué responsabilidad tiene Rajoy en lo que está pasando en la Comunidad de Madrid?
No sólo es la Comunidad de Madrid. Es la Comunidad Valenciana, en Murcia… Un hombre que lleva veintitantos años en la dirección de un partido cuyos últimos tesoreros están todos enjuiciados o imputados tiene una responsabilidad directísima. Debería de haber dimitido hace mucho tiempo. Es el líder de un partido con la corrupción en su médula, instalada de una manera sistemática y estructural.
Lo que estamos viendo nos hace sentir mucho más incómodos [en la abstención ante Rajoy]
Dice que el PP tiene la corrupción "en su médula" y en Madrid le exige a Ciudadanos que deje de apoyarlo por sus antecedentes. ¿No le escuece aún más ahora la abstención que permitió a Rajoy seguir en el cargo y que usted votó? ¿No hubieran sido preferibles unas terceras elecciones?
Todo el mundo sabe cuál era mi opinión y mi voto [defendió el "no" a Rajoy, pero se abstuvo siguiendo el mandato del Comité Federal del PSOE]. A pesar de todo nuestro trabajo, de todo lo que se está sabiendo ahora, pero también de lo que se sabía antes de junio y diciembre, el PP ganó las elecciones y no había una alternativa factible para gobernar este país. Si a esto añadimos que Podemos e Iglesias frustraron la investidura de Pedro Sánchez, las alternativas se reducían muchísimo. Es indudable que lo que estamos viendo nos hace sentir mucho más incómodos.
¿Volvería a hacer lo mismo?
Volvería a votar lo que voté en el Comité Federal del PSOE, pero también a votar lo que voté en el parlamento si la decisión del PSOE se repitiese. Yo soy un demócrata y como tal participo en los debates, voto y luego acato la decisión de la mayoría.
¿El PSOE tiene un problema ideológico (hay quien habla de una deriva desde 2010) o de liderazgo y equipos?
No es un problema ideológico ni de valores. Somos de izquierdas, progresistas, reformistas. Un partido de gobierno. La mayor parte de los españoles comparten esos valores de izquierda centrada. Tampoco tenemos un problema de programas ni de equipos. Tenemos los mejores. Nuestros problemas son dos: de división interna, que lleva mucho tiempo desangrándonos, y una cierta desorientación estratégica, que compartimos con otros socialistas en Europa.
Por ejemplo, en Francia.
Allí hemos pasado de ser la gran esperanza blanca de la izquierda frente al austericidio con la candidatura de François Hollande como candidato, a cómplices liberales del austericidio con Manuel Valls hasta apuntarnos al socialpopulismo con un Benoît Hamon que no ha convencido a nadie. Todo un péndulo.
"El que acierta es Martin Schulz"
¿Cuál era la buena?
No tienen razón ni los colaboracionistas con el sistema, se llamen Valls o [Jeroen] Dijsselbloem en Holanda, y ahí están sus resultados, ni aquellos que se alejan del sistema para apuntarse al populismo y renunciar a las mayorías, como les ha ocurrido a [Jeremy] Corbyn en el Reino Unido o a Hamon. El que acierta es Martin Schulz, con un proyecto autónomo y exigente, que no habla de asaltar los cielos sino del socialismo de la gente pequeña, como él mismo dice. Algunos pensamos que en el PSOE el más capacitado para solucionar la división interna y la desorientación estratégica es Patxi López. Por tradición, por ideas y porque ya lo hizo en Euskadi en su momento.
Nos jugamos la existencia misma del PSOE. No la pervivencia de las siglas sino la existencia del partido como esencial, como una organización de Gobierno en España
¿Estas primarias son un todo o nada para el PSOE?
Estamos ante un congreso en el que nos jugamos mucho más que unas resoluciones políticas o un secretario general. Nos jugamos la existencia misma del PSOE. No la pervivencia de las siglas sino la existencia del partido como esencial, como una organización de Gobierno en España. En Francia ha habido una división enorme y un penduleo que han dejado al partido sin posición. La primera lección que tenemos que extraer es la de los riesgos. De la presidencia al 6%. En segundo lugar, las consecuencias de la división y el choque de trenes. Y en tercer lugar, debemos definir cuál es la posición del PSOE. El penduleo te lleva al descrédito.
¿De qué debería estar hablando el PSOE?
Tenemos que ser capaces de hacer planteamientos serios y avanzados. Por ejemplo, en relación a la banca pública. ¿Por qué no defender un polo financiero público que contribuya a generar inversiones y genere empleo de calidad? Podemos hablar de un estatuto de los trabajadores a escala europea, que sería una buena estrategia contra el dumping social. O del nivel de ingresos públicos de este país, que es muy bajo. O del reparto de los tiempos de trabajo. O de un ingreso mínimo vital, que no una renta básica para todo el mundo.
¿Cree de verdad que Patxi López tiene posibilidades de ganar estas primarias?
Estoy convencido de que sí. Sus razones son contundentes y cada vez más socialistas comparten esas razones. Si la prioridad es la unidad, el más capacitado, por trayectoria y por vocación…
Ahí está la trampa. ¿Qué pasa si la unidad no es la prioridad?
Si la otra gran prioridad es una estrategia seria, que no mire a izquierda y derecha, que no se mire en el PP ni en Podemos para fortalecer el PSOE, también es Patxi López el que tiene el mejor discurso. Aquí no hay encuestas. ¿En virtud de qué indicios hacemos pronósticos? ¿De quién llena más los autobuses o los actos? Soy de los que constata que la gran mayoría de los socialistas van a ir del sofá de su casa a las urnas sin pasar por las redes, los autobuses o los actos. Con todo el respeto lo digo. Para gestionar el 21 de mayo [fecha de las primarias] y sobre todo el día después, Patxi es el más capacitado. ¿Quién puede coger el teléfono y convocar a unos y a otros para seguir trabajando juntos y lograr la confianza mayoritaria de los españoles? Patxi.
Se pregunta usted qué indicios hay que tener en cuenta, pero todos los que se pueden medir dejan mal a su candidato. Es el que menos recauda y el que atrae a menos gente a sus actos. Ha renunciado a recoger un gran número de avales. ¿Sus posibilidades son sólo una cuestión de fe? ¿No falla la estrategia?
Intentamos hacer una estrategia coherente, más de conversación que de mitin. Es lo que puede llevarnos a recuperar la unidad y fortalecer el partido. Es más importante el diálogo que el monólogo, la conversación que la confrontación, los actos explicativos donde se utiliza la razón que los mítines donde prima el sentimiento y la emoción. Y me atrevo a decir que en esta campaña Patxi es el candidato que ha hablado con más personas. Es tiempo de cabeza y no de tripas. El congreso no debe ser entendido como la revancha del 1 de octubre [fecha del convulso Comité Federal].