Había tanta gente que el nuevo secretario de Cultura y Deporte de la Ejecutiva socialista Iban García no encontraba una silla para sentarse. Pedro Sánchez clausuró este domingo el 39 congreso federal con un mitin multitudinario en un pabellón de Ifema en Madrid. Fue el mismo lugar elegido por Susana Díaz para lanzar su campaña a las primarias en marzo. Pero no sólo los protagonistas eran diferentes, sino también la escenografía. Del 100% PSOE de la presidenta andaluza al Somos la izquierda del nuevo secretario general. Sánchez ya tiene su Suresnes.
La sensación de punto de inflexión histórico en el PSOE era generalizada entre los que estaban. Pero también por los que no estaban. Ni un solo ex secretario general del partido acompañó a Sánchez en su segundo advenimiento. Los barones que más se significaron contra Sánchez, salvo la propia Díaz que se marchó a París, asistieron al acto despojados ya de todo poder orgánico. Estaban Javier Lambán, Emiliano García-Page, Guillermo Fernández Vara y Ximo Puig. Los cambios no eran sólo de fondo o de ausencias y presencias, también cosméticos. Nada de pinchar la vieja banda sonora PSOE. Sánchez y su comisión Ejecutiva se presentaron ante sus militantes con los acordes de Sweet Child Of Mine, mítico tema de los Guns N' Roses. Una elección quizá de Adriana Lastra.
15-M, Podemos y Cs
Los afiliados, sobre todo los veteranos, no conocían la canción. Pero estaban encantados. Con ella jalearon a la nueva Ejecutiva, especialmente a las personas que más se significaron en la defensa de Sánchez y el no a la investidura de Mariano Rajoy: Odón Elorza, Susana Sumelzo, José Luis Ábalos y Óscar Puente.
Sánchez presentó al PSOE como la verdadera "izquierda de gobierno". Se dirigió a los indignados del 15-M, a Podemos y Ciudadanos para buscar alianzas que desintegren "la acción legislativa del Gobierno". El secretario general del PSOE tenía detrás de su atril un palé de obra con el lema del congreso escrito en rojo: "Somos la izquierda". Lo había usado alguna vez en el pasado, pero de forma intermitente. Otro cambio.
Luchi siempre había votado al PSOE, pero decidió afiliarse antes del proceso de primarias. Para ella, Sánchez inicia ahora un proceso de renovación "de fondo y forma". "Hay un cierto parecido con Suresnes", aseguraba. "El partido andaba muy escorado a la derecha, no era reconocible. La militancia ha venido a resituarlo en su sitio de siempre: la izquierda".
Orgullo de izquierdas
Había ilusión entre delegados y simpatizantes, 8.000 según la organización. Probablemente bastantes menos. Se veían banderas del PSOE, banderas arcoiris, alguna tricolor republicana. Rafael, un veterano militante de Zaragoza, reclamaba a Sánchez entendimiento con Podemos.
"La única izquierda que podrá derrotar al PP en las urnas es la izquierda que esté unida", decía. "Queremos que el PSOE recupere políticas sociales de izquierda, políticas económicas de izquierda y un modelo de participación". Almudena, una militante madrileña sentada junto a Rafael, admitía que estaba feliz: "Hemos vuelto. El PSOE ha vuelto".
Antes de La Internacional, que Sánchez recuperó durante las primarias, se vivió otro de los momentos más emotivos con un largo aplauso en memoria de Carme Chacón, fallecida en abril. Y sí, finalmente, se cantó La Internacional. Algunos militantes movían los labios como si tuvieran la letra olvidada. Pero la realidad es que sonó en el congreso federal del 2014, que también encumbró a Sánchez tras ganar las primarias. Cuando acabaron y se disolvió el mitin, no se pinchó Guns N' Roses sino la sintonía tradicional del himno del PSOE.
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