El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, mantiene su pulso con el Estado. Tras formalizar el proceso administrativo para comprar material electoral para unas futuras elecciones catalanas -por valor de 897.000 euros- ha asegurado que "si el Tribunal Constitucional me inhabilita, como puede hacer, no aceptaré esta decisión. Solo el Parlament me puede suspender".
En una entrevista a Le Figaro, Puigdemont ha avisado: "Una inmensa mayoría del pueblo catalán quiere votar. Suspendiéndome o expulsándome de mi despacho, Madrid no va a anular esta voluntad. No existe un poder suficientemente fuerte para cerrar el gran colegio electoral que será Catalunya el 1 de octubre". También ha anunciado que no renunciará al referéndum aunque lo prohíba el Tribunal Constitucional (TC) y que lo ignorarán si suspende la ley de la consulta.
"Nuestro compromiso con el pueblo y con el Parlament es claro: debemos resolver nuestras reivindicaciones en las urnas. Ninguna suspensión, ninguna amenaza podrá impedir que los catalanes decidan su futuro de manera democrática", ha advertido.
Participación en el referéndum
El president ha admitido que una participación "ridícula" equivaldría a perder el referéndum, un proceso que para el que el Govern "no hará campaña en favor de la independencia". Pero, en el caso de que gane el sí el 1-O, 48 horas después de la proclamación de los resultados -algo que puede prolongarse entre una semana y diez días- explicarán que Cataluña "se transforma en un Estado independiente" y abrirán un periodo de transición que culminará con unas elecciones constituyentes, la redacción de una Constitución y su ratificación por un referéndum.
"Catalunya empezará a actuar como estado independiente, pero no lo será de derecho hasta que esta transición culmine", ha expresado.
Sobre la remodelación de su gobierno, ha explicado que la salida de tres consellers en las últimas semanas no tiene nada que ver con el referéndum del 1-O: "Todos me han manifestado su apoyo en este tema. Respeto sus decisiones personales".