Twitter es el pan nuestro de cada día. La red social del pajarito azul se ha convertido en una herramienta fundamental para la política. Los líderes de todo el mundo miden su popularidad por followers y su influencia por retuits pero, ¿es oro todo lo que reluce?
TwitterAudit, una web online que mide los usuarios no activos de las cuentas de Twitter, demuestra que cuando los políticos usan la @ no siempre son del todo sinceros. A partir de un 30% de fake followers, las cuentas están bajo sospecha al tener una buena cantidad de usuarios que no tienen actividad. Es cierto que hay cuentas de Twitter que por el motivo que sea dejan de usarse, pero cuando el porcentaje es tan elevado se compromete, seriamente, la popularidad del usuario.
El político español con un mayor porcentaje de seguidores falsos es Pedro Sánchez, que tan sólo tiene un 62% de followers con actividad real. El actual secretario general del PSOE aparece como alternativa de gobierno en el último sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas, publicado el viernes.
Sin embargo, en lo que a Twitter se refiere, la gran adversaria dentro de su partido, Susana Díaz, tiene mejores porcentajes. La presidenta de la Junta de Andalucía tan sólo tiene un 10% de fake followers, y aunque tiene bastantes menos seguidores que el secretario general, TwitterAudit demuestra que los de ella son de mejor calidad.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se aproxima al líder socialista en seguidores no activos, con un 66% de admiradores cien por cien activos. La número dos del Gobierno, Soraya Saénz de Santamaría, tiene un porcentaje muy similar al de Rajoy, con un 35% de fake followers.
Villegas, el más limpio en la Red
El líder de Podemos, Pablo Iglesias, también suspende con un 68% de seguidores activos, pero su relegado secretario de Análisis Estratégico y Cambio Político, Íñigo Errejón, le gana por goleada con sólo un 20% de followers inactivos. Iglesias es, además, el tercer líder de los grandes partidos peor valorado por los españoles con un 2,95 como nota media.
Albert Rivera, presidente de Ciudadanos, es de los que sale mejor parado cuando se analiza su cuenta de Twitter: un 72% de sus seguidores son reales. Sin embargo, el claro ganador de la prueba del algodón de esta red social es José Manuel Villegas, el número dos de Cs, con un 98% de real followers.
La tónica es común en todos los partidos. Los líderes de primera fila son los que más seguidores inactivos tienen, mientras que los políticos de menor rango, excepto Saénz de Santamaría, salen mucho mejor parados en ese sentido. La compra de seguidores es muy económica, por el módico precio de diez euros se puede comprar un millar de admiradores, pero se pueden comprar hasta 10.000 por tan solo ochenta y cinco. Quizá el dinero no dé la felicidad, pero sí da caché en Twitter.