Los atentados de Cataluña han alterado irremediablemente la hoja de ruta que los independentistas tenían programada para final de verano. A cinco semanas del 1 de octubre, Carles Puigdemont ha tenido que abrir un paréntesis forzado en su campaña a favor del procés para liderar la gestión de los sucesos del 17-A y proyectar una imagen de perfil estatal que entierre la idea de que Cataluña es más fuerte en España.
El presidente de la Generalitat había diseñado un calendario muy estricto para desconectar la región que lidera de España. Pero ni él ni nadie contaba con un atentado de esta envergadura a mes y medio del día elegido para celebrar el referéndum. De momento, el primer pleno que la Generalitat va a celebrar tras el parón veraniego no será para aprobar las leyes de desconexión. El viernes 25 de agosto el Parlament se reúne de forma extraordinaria para otorgar la Medalla de Honor a los Mossos d´Esquadra, a los servicios de emergencia y a la Guardia Urbana de Barcelona y Cambrils por su trabajo tras los atentados.
La decisión de la Generalitat de condecorar solo a la policía autonómica y dejar fuera del reconocimiento a la Guardia Civil y a la Policía Nacional, servidores públicos que también han contribuido a la investigación, responde también a la obsesión de los dirigentes independentistas de destacar ante la ciudadanía el trabajo de sus equipos autonómicos y reforzar así la idea de que una Cataluña independiente es viable. Los partidos constitucionalistas ya han criticado la exclusión de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y pedirán el reconocimiento que se merecen en Madrid.
"Juntos venceremos"
Cuatro días después de los atentados, prácticamente todos los partidos políticos siguen apostando por la unidad frente a la barbarie. Se vio el día de autos, cuando el presidente de la Generalitat y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, comparecieron juntos para hacer una primera valoración tras los ataques. Se vio ese mismo día a medianoche, cuando el presidente del Gobierno lanzó un mensaje institucional desde Barcelona y destacó que "juntos venceremos al terrorismo".
Se vio el viernes a las 12 de la mañana: el Rey Felipe VI junto con Mariano Rajoy, Carles Puigdemont y Ada Colau encabezando el minuto de silencio por la memoria de las víctimas. Se vio este lunes, cuando todas las formaciones políticas -excepto Bildu- acudieron a la reunión del pacto antiyihadista para lanzar una condena unánime a los terribles atentados.
Todos excepto la CUP, el partido socio de gobierno de Carles Puigdemont que no ha guardado ni una semana el luto y ya ha pedido aprobar la ley de referéndum antes de la Diada -el 11 de septiembre-. El president contaba precisamente con ese día para convocar a una gran manifestación a todos los independentistas que quieren una Cataluña ajena a España. En sus planes nunca se pudo imaginar que la movilización se celebraría dos semanas antes, el 26 de agosto, y que tras la pancarta que encabece el encuentro desfilarán representantes políticos de toda España y de todos los colores, incluido el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero.
También el eurodiputado de PdeCat Ramón Tremosa quiso reforzar la idea de la viabilidad de una Cataluña independiente tres días después de los atentados. A colación de un artículo de Suso de Toro en el diario Ara titulado 'dos países, dos realidades', el europarlamentario destacó a través de redes sociales que "Cataluña sola se ha enfrentado a sus enemigos y les ha vencido con eficacia. Los catalanes en la práctica han visto que tienen un Estado".
Cierre de filas de un pueblo en estado de shock
Los expertos en comunicación política coinciden en que todavía es muy pronto para evaluar qué rédito político se obtendrá de estos terribles acontecimientos. Sin embargo, todos destacan que tras un atentado terrorista la valoración de los líderes políticos se dispara. Es lo que los anglosajones conocen como el efecto 'rally rond the flag', un cierre de filas por parte de un pueblo en estado de shock. El politólogo Ignacio Martín destaca que ante un acontecimiento tan trágico "se ha conseguido dejar a un lado esa tensión que había entre Gobierno central y Govern. El mensaje del Govern de que el Gobierno español era malo se ha caído".
Para Pablo Simón, el atentado introduce "un paréntesis" en los planes de los independentistas frente al 1 de octubre, pero considera que "no modifica" su estrategia política. "El atentado altera marginalmente los plazos". Por su parte, Emilio Serrano destaca que el Govern puede capitalizar el trabajo de comunicación de los Mossos d´Esquadra y la cooperación que ha mantenido con Guardia Civil y Policía Nacional.
"Dejar hablar a los que están bien informados"
"El primer punto de un buen manual de crisis es que tienes que dejar hablar a los que están bien informados. En este caso, Puigdemont dejaba hablar al Mosso major, Josep Lluis Trapero, y eso le puede beneficiar". Este experto también destaca la "rápida actuación" para atrapar a los terroristas como uno de los elementos a favor del Govern.
Para Serrano, el atentado desplaza irremediablemente al procès de la agenda política e institucional del Parlament. "Ahora, el Gobierno de Cataluña no puede dedicarse única y exclusivamente al 1 de octubre porque ahora el tema capital en la vida de los ciudadanos es el atentado". A su juicio, tanto el Ejecutivo central como el autonómico van a intentar capitalizar "ese cierre de filas en torno a las víctimas". Qué pasará cuando pase oficialmente el luto por las víctimas y la crispación aumente de nuevo es todavía un escenario que nadie se atreve a predecir.