¿Y ahora qué? Las cicatrices que está dejando el referéndum del 1 de octubre y su demolición abren un periodo de incertidumbre política en Cataluña y el resto de España. Todas las partes implicadas, también la Generalitat, empiezan a dar por hecho que ni se votará ni habrá independencia. La única certeza a partir del día 2 es la comisión parlamentaria para la reforma territorial y constitucional que ha impulsado el PSOE. Pero hay otros escenarios encima de la mesa. Uno de ellos es que el presidente del Gobierno tratara de simultanear unas nuevas elecciones generales con las catalanas para transmitir una "imagen de unidad".
La crisis catalana ha reavivado la opción del adelanto electoral. Es cierto que Mariano Rajoy se ha comprometido con el líder del PSOE, Pedro Sánchez, a implicarse en los trabajos de la comisión en el Congreso. Pero el entorno del presidente del Gobierno (al igual que en el PSOE) también sabe que será difícil construir una mayoría lo suficientemente amplia como para someter a referéndum una reforma del título octavo (organización territorial del Estado) de la Constitución. Las posiciones de PP, PSOE, Podemos, Ciudadanos y partidos nacionalistas están ahora mismo demasiado alejadas.
Consenso imposible
Todos coinciden en la gravedad de las heridas que está dejando el 1-O, pero sus recetas para coser el país son diferentes. Rajoy siempre ha sido reacio a la reforma por falta de consenso, Sánchez defiende un modelo federal, Pablo Iglesias apuesta por un Estado plurinacional con reconocimiento del derecho de autodeterminación de los pueblos y Albert Rivera ha asegurado que no participará en una comisión que "pastelee" con el independentismo como se ha venido haciendo en los últimos 40 años.
Con estos mimbres, las opciones de éxito son remotas. El calado de las reformas que, por ejemplo, plantea Sánchez exige el consenso reforzado del Congreso para su aprobación, la disolución de las Cortes y la convocatoria de un referéndum. Palabras mayores en la situación actual y la fractura abierta en Cataluña.
Si la comisión fracasa, Moncloa piensa en una adelanto electoral como posible solución. A pesar del contratiempo con el PNV de la semana pasada, el Gobierno confía en sacar adelante los Presupuestos del 2018, por lo que hay margen para convocarlas en cualquier momento del próximo año. Algunos diputados del PP han dejado entrever a compañeros de otros partidos que Rajoy no descarta hacer coincidir unas nuevas generales con las catalanas. Sería una forma, dicen, de lanzar un mensaje de unidad. Los partidos podrían también plantear soluciones concretas a la crisis territorial y dejar la reforma constitucional, que todos ven necesaria, en manos de una nueva cámara y una correlación de fuerzas diferente a la actual.
Fuentes del PP catalán dicen a EL ESPAÑOL que ese escenario es prácticamente imposible. La principal incógnita es qué va hacer la Generalitat a partir del 2 de octubre. El Congreso tiene su comisión. Pero en Cataluña nadie sabe qué va a ocurrir. Los partidos de la oposición dan por rota la relación entre el PDeCAT y ERC. No creen que Carles Puigdemont convoque elecciones inmediatamente. Pero tampoco lo descartan, porque la situación es ahora mismo incontrolable.
Todo dependerá de si Puigdemont declara unilateralmente la independencia en las horas posteriores del 1-O. Esa decisión volvería a provocar una reacción del Estado. Y seguramente nadie pararía ya el artículo 155. La papeleta de Puigdemont es complicada. Los principales líderes catalanes se enfrentan a largos periodos de inhabilitación y la Generalitat está de facto intervenida por la ley de estabilidad presupuestaria.
Elecciones en Cataluña
La oposición cree que lo normal es que se normalice esa situación antes de convocar elecciones. Pero en cualquier caso tanto Ciudadanos como PSOE están presionando a Puigdemont para que convoque elecciones inmediatamente. El propio Sánchez lo exigió esta semana en una entrevista a La Vanguardia.
"Tras el 1-O el compromiso que unía a esa amalgama tan diversa del independentismo habrá terminado, así que lo sensato sería convocar elecciones para que la sociedad catalana abriera un tiempo nuevo", dijo el líder del PSOE.