El Gobierno ha congelado los viajes que tanto el Rey como el presidente Mariano Rajoy tenían previsto realizar a Cuba en 2018. La diplomacia española no quiere abrir otro frente a la jefatura del Estado con el desafío separatista en Cataluña pendiente de resolución. La foto con Raúl Castro es un punto de inflexión histórico para las relaciones hispano cubanas, pero también para el PP. Y Rajoy no quiere otra crisis a la derecha de su electorado después de años de oposición al castrismo. El paréntesis es una cuestión de oportunidad política más que otra cosa. Las relaciones con Cuba son ahora inmejorables. Y la voluntad de España es acompañar el proceso de reformas económicas que ha iniciado la isla.
Pero el viaje a La Habana tendrá que esperar. Es cierto que la presencia de Felipe VI nunca estuvo confirmada. En su última visita a Cuba, el ministro de Asuntos Exteriores, Alfonso Dastis, sugirió que el Rey podría visitar la isla a principios del 2018. Pero si no iba el Rey, lo que se daba por seguro era la presencia de Rajoy. El viaje tenía el horizonte temporal del 24 de febrero de 2018. Es la fecha que se autofijó el propio Raúl Castro como límite para dejar la presidencia del país caribeño.
Despacho del Rey y Rajoy
El viaje del Rey está prácticamente descartado y el de Rajoy antes de esa fecha, también. Los borradores de agenda internacional que se manejan para el año que viene no incluyen La Habana. Cuba no es un destino cualquiera. Hay sectores del PP que han presionado intensamente estos meses para frenar la visita. Rajoy fue muy beligerante contra el castrismo durante su época en la oposición.
Uno de los argumentos más utilizados por los críticos era que tanto Rajoy como el Rey debían tener la libertad de reunirse con la disidencia en La Habana. “Lo único que pedimos es no ser menos que Barack Obama”, decía un diputado del PP en alusión a la reunión que mantuvo el expresidente americano cuando visitó La Habana. “Lo que no podemos es haber recibido a toda esta gente en nuestros despachos del Congreso y negarles la palabra en Cuba”.
Según ha sabido EL ESPAÑOL, este no ha sido el problema. Castro no puso objeciones si España si quería mantener encuentros con dirigentes de la oposición cubana. Los viajes no se van a suspender por ese motivo. En el caso de Felipe VI ha pesado más la incertidumbre en Cataluña. En el de Rajoy hay, por un lado, un factor catalán (el escenario post 21-D es una incógnita) y, por otro, un deseo de evitar polémicas internas en su partido.
El rey emérito asistió hace ahora un año a las exequias de Fidel Castro en La Habana. Y desde la época de Miguel Ángel Moratinos, la presencia de ministros españoles en Cuba ha sido constante. Pero falta refrendar el deshielo con un viaje de alto nivel del jefe de Gobierno o el jefe del Estado.
Marruecos, primer destino
La lista de viajes internacionales se está ultimando estos días. Exteriores, Moncloa y la Casa del Rey trabajan todavía en un borrador de visitas tanto del monarca como del presidente. Rajoy y Felipe VI tienen pendiente un despacho antes de Navidad para cerrar los destinos. En ese despacho se decidirá la suerte del viaje a Cuba.
Según ha podido saber EL ESPAÑOL, el primer viaje del Rey el año que viene será a Marruecos. La visita de Estado, que estaba prevista para este 2017, se considera prioritaria y fue cancelada por el conflicto en Cataluña. El rey Felipe VI y la reina Letizia estuvieron en Rabat a mediados de julio de 2014 durante su gira de presentación a los pocos días de su proclamación.
Felipe VI participará en la Cumbre Iberoamericana de Guatemala a finales del 2018. En principio, según las fuentes consultadas, Felipe VI no viajará a países de Oriente Próximo y es probable que la agenda estratégica se centre en Asia.
Además, Rajoy invitará al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para que visite España. Será la invitación diplomática estándar que se suele enviar aprovechando la Asamblea General de la OTAN, que tendrá lugar en Bruselas probablemente en verano. Es habitual que los presidentes americanos organicen giras europeas aprovechando la cumbre de los países de la Alianza.