El presidente del Gobierno ha reunido este lunes a su Junta Directiva Nacional, un órgano que reúne a 449 dirigentes del partido, para ofrecer como antídoto al auge de Ciudadanos una simple convención nacional donde los conservadores se reúnan para "rearmar" ideológicamente al partido. Mariano Rajoy no adelantó cómo piensa hacer frente al avance imparable de Albert Rivera ni cómo reconectar al PP con el electorado perdido. Las encuestas son para él puro espejismo. Sin embargo, la reunión se dio por concluida cuando el presidente terminó su discurso porque ni uno solo de los convocados pidió la palabra para preguntarle o decirle algo.
Rajoy fue fiel a su estilo. Utilizó un discurso recurrente, centrado en desgranar buenos datos económicos y en describir el pulso separatista, y evitó reconocer la pérdida incesante de poder. Durante las jornadas previas al cónclave que se celebraba en Génova, muchos dirigentes al más alto nivel pedían -siempre en privado- un revulsivo eficaz que frenara a Rivera. Rajoy se limitó a hacer de Rajoy: reiterar que los resultados de Cataluña no se pueden extrapolar al resto de España y que lo único que hay que hacer es "trabajar".
A pesar de que el discurso no tranquilizó a casi nadie, ningún dirigente se atrevió a replicar al presidente cuando tuvieron oportunidad. Nadie tomó la palabra, ni siquiera para alabar al jefe como ha sucedido otras veces. Muchos representantes del PP a nivel autonómico y provincial llegaban a Génova alertados de los resultados que arrojan las encuestas y se fueron de Madrid igual de intranquilos que llegaron. "No ha dicho nada y en la convención tampoco pasará nada. Pura renovación de ideas que no llega al ciudadano", resumía un presidente provincial del partido. "Moriremos matando", añadía otro. "Somos nosotros los que nos mediremos en las urnas dentro de un año. Y ya será demasiado tarde si no hacemos nada ya", se lamentaba un tercero.
Las encuestas, puro espejismo
El presidente habló de los sondeos demoscópicos como desprecio y tiró de los datos de las elecciones de 2015 y 2016 para tranquilizar a los suyos: los resultados para el PP siempre son mejores de lo que pronostican las encuestas previas a la cita electoral.
Rajoy intentó poner cordura en su partido recordando que él va a "dar la batalla". Es decir, que no piensa dar un paso al lado. Tampoco ha hecho caso a las voces internas que le pedían a través de los medios de comunicación un cambio en su Gobierno o en la dirección nacional del PP. No ha movido ni una ficha de su tablero de juego. Él mismo ya anunció en la última rueda de prensa de 2017 que su intención no pasaba por remodelar su gabinete porque solo se cambian las cosas cuando no funcionan.
Muchos de los que escucharon sin inmutarse a Rajoy este lunes entendieron que el presidente confía en que el éxito de Rivera en las últimas encuestas se debe al buen resultado electoral de Cataluña. Pero creen que Rajoy está convencido de que esos datos "no se replicarán en futuros comicios", en parte, porque Cs carece de estructura en muchas provincias de España y el PP tiene una organización mucho más armada que los naranjas.
A nadie le ha pillado por sorpresa que el lugar elegido para celebrar esa gran convención sea Andalucía, el feudo donde los populares se medirán electoralmente por primera vez de nuevo con Ciudadanos. Es la autonomía donde nació Inés Arrimadas, la líder mejor valorada en la crisis catalana.
Errores en Cataluña
Rajoy reconoció ante los suyos que el PP ha podido cometer errores en Cataluña, pero aseguró que fue un acierto cómo el Gobierno aplicó el artículo 155 de la Constitución para amortiguar el golpe separatista. "Nosotros, como partido, hemos cometido errores. Los admitimos y tendremos que aprender de los mismos", mantuvo en una sala en la que se echó en falta la presencia del candidato en esas elecciones, Xavier García-Albiol, ausente por una cita médica.
"Recuperaremos a nuestros votantes y conseguiremos nuevos apoyos en el futuro", prometió, sin dar la fórmula para conseguirlo. Previamente, el coordinador general, Fernando Martínez-Maillo, esbozó una campaña de afiliación y una agenda de partido para 2018 en la que se incluirán diez convenciones sectoriales que se celebrarán en distintas autonomías de España. El PP va a hablar de educación, seguridad y libertad, agenda digital, pensiones, conciliación laboral, turismo, pymes, mundo rural, medio ambiente, violencia de género y deportes y vida saludable, aunque tampoco se especificó qué estrategia se seguirá.
En la sala donde Rajoy habló a su partido destacaron ciertas ausencias. La más llamativa fue la del presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, el único barón del PP que gobierna con mayoría absoluta. Tampoco acudió el presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, el único que ha pedido a Rajoy que se mire "ante su espejo" ni el presidente del PP vasco, Alfonso Alonso. La propia secretaria general, María Dolores de Cospedal, faltó al cónclave por una visita oficial a Japón como ministra de Defensa.