"Este ocho de marzo queremos derechos, no flores". Este fue uno de los lemas feministas que sonaron en el pasado 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Entonces se produjeron grandes manifestaciones en España -y en todo el mundo- para protestar contra la violencia de género, la desigualdad laboral y social entre hombres y mujeres y por el machismo y todas sus consecuencias.
2017 ha sido un año fundamental para el feminismo: en España a nivel mediático y social la lucha por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres ya es presente continuo. Por ello, el ocho de marzo de 2018, los colectivos feministas quieren ir más allá. En esa fecha, Día Internacional de la Mujer, han convocado una huelga general de mujeres para ese día.
En España hay más de 23 millones de mujeres y según el estudio Feminismo e Igualdad de Género en el Mundo, realizado por IPSOS, ocho de cada diez españoles -hombres como mujeres- creen que en España existe la desigualdad tanto a nivel social, político y económico. Además, según este análisis España es uno de los países más activos en la lucha por la igualdad: el 80% de los encuestados defiende y apoya la igualdad de oportunidades.
"Desbordar el concepto de huelga tradicional"
La huelga se ha concretado tras un fin de semana de intenso trabajo en Zaragoza donde han participado 400 personas -representantes de más de 100 colectivos feministas-. Según estas organizaciones esta "no será una huelga al uso" ya que pretende incluir a las mujeres de todas las edades, clases sociales y ámbitos laborales. "La huelga feminista consiste precisamente en desbordar el concepto de huelga tradicional, reducida al trabajo asalariado, y poner en el centro el papel de las mujeres, a menudo relegado a lugares de precariedad e invisibilidad. Para ello, además de la huelga laboral, se hará huelga también en el ámbito de cuidados y de consumo", explican desde el Movimiento Feminista de Madrid que coordina en la capital la huelga.
Con este parón pretenden "desbordar el concepto de huelga tradicional, reducida al trabajo asalariado, y poner en el centro el papel de las mujeres, a menudo relegado a lugares de precariedad e invisibilidad. Para ello, además de la huelga laboral, se hará huelga también en el ámbito de cuidados y de consumo". Esto se debe a que la mujer no sólo se encuentra discriminada en el ámbito laboral -donde se encuentra con problemas como el techo de cristal- sino también en el ámbito doméstico. Al ocuparse de tareas relacionadas con los cuidados -de los hijos, de los mayores, de la casa- se la relega a un segundo plano social que le impide disponer de su propio tiempo libremente.
Por primera vez, se pretende que la sociedad no sólo perciba la reivindicación en los centros de trabajo escolares, sino en todos los aspectos de la vida: ¿qué pasaría si las mujeres dejasen de hacer la cena, recoger la casa o llevar a los niños al colegio?
"Un gran paso para visibilizar las reivindicaciones"
Para Miriam Ojeda, politóloga, la huelga "supone un gran paso hacia la visibilización de muchas de las reivindicaciones básicas del movimiento los últimos años" así como un "buen momento para medir los apoyos actuales al movimiento, tanto en las instituciones pero también entre otros actores públicos como partidos y sindicatos". Pero no sólo con "declaraciones de apoyo" sino mostrando su "compromiso a través de un posicionamiento público". Además, para Ojeda es fundamental que el feminismo use un "instrumento vinculado con la presión política en las calles usado además por movimientos sindicales que tradicionalmente no han incluido en sus demandas las necesidades de las mujeres", lo que según la politóloga "sienta un nuevo precedente en la reconversión de instrumentos políticos clásicamente masculinizados".
En este sentido para la socióloga experta en género Silvia Clavería es fundamental el hecho de que se haya incluido el ámbito doméstico porque "es importante visibilizar a las mujeres que se encargan del trabajo doméstico, que cuidan de los hijos, de los mayores. Hoy parece que el trabajo que no se monetiza no es importante y eso lo sufren las mujeres". Por ello Clavería cree que "si todas las mujeres hiciéramos huelga veríamos que no es posible llevar a cabo un sistema productivo que no respeta a las mujeres. Si parásemos los hombres no tendrían tanta disponibilidad para trabajar, para desempeñar cargos públicos o participar en los partidos porque las mujeres dejarían de hacer cosas gratis".
Ojeda reafirma esta teoría: "Las españolas dedican el doble del tiempo que los hombres diariamente a las tareas del hogar, según el INE en su encuesta sobre el empleo del tiempo. Esto redunda en la negación de muchas empresas a facilitar mejores trabajos a las mujeres, pero también redunda en la búsqueda de empleos a jornada parcial mucho más precarios, construyendo un círculo discriminatorio. Además, tampoco permite la inversión del tiempo en cuidados propios o en el incremento de la formación personal lo que sitúa a las mujeres en un espacio de discriminación por el hecho de ser mujeres".
Ambas expertas creen que la huelga será masiva. Sobre todo, explica Clavería, porque hasta este año "el movimiento feminista se percibía algo de personas mayores y grupúsculos, pero ahora ya es algo mucho más visibilizado y con lo que los jóvenes también se identifican".