Apenas 500 miembros de los autodenominados Comités de Defensa de la República (CDR) se han concentrado esta mañana frente al Auditorio de Barcelona para protestar por la presencia del rey Felipe VI en la entrega de despachos de la 67ª promoción de la Escuela Judicial de Barcelona. Los manifestantes han cortado durante una media hora la calle Marina y posteriormente han avanzado hacia el Auditorio, blindado por los Mossos d'Esquadra con más de 50 furgonetas y un cordón de seguridad que se extendía durante cientos de metros.
Es improbable que los invitados y participantes al acto de graduación -entre ellos el presidente del Consejo General del Poder Judicial Carlos Lesmes, el fiscal general del Estado Julián Sánchez Melgar, el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña Jesús María Barrientos y el ministro de Justicia Rafael Català- hayan siquiera escuchado los pitos y cánticos que los manifestantes gritaban contra ellos. El objeto preferente de la ira de los concentrados, sin embargo, no eran los mencionados, sino el Rey, el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena y su mujer, Gema Espinosa, directora de la Escuela Judicial de Barcelona.
Donde sí se han vivido unos minutos de (escasa) tensión ha sido frente a la Escuela Superior de Música de Cataluña, situada dentro del recinto del Auditorio de Barcelona y en cuya puerta se han sentado unas docenas de estudiantes, adolescentes en su mayoría, con la intención de impedir la entrada de los invitados. Los Mossos d'Esquadra los han arrastrado uno a uno lejos de la zona de la sentada hasta que no ha quedado ninguno de ellos y mientras los pocos espectadores que allí se concentraban cantaban Els Segadors.
Poco antes, los Mossos habían obligado a irse a una mujer mayor que tejía una bufanda amarilla frente al Auditorio. En el diario digital nacionalista Nació Digital no tardaron demasiados minutos en convertir la anécdota en noticia.
Tras su discurso, en el que ha defendido los principios contenidos en la Constitución española y la independencia del poder judicial -un guiño que no le habrá pasado desapercibido al fiscal general del Estado o al juez Llarena-, el Rey ha abandonado el recinto escoltado por los Mossos d'Esquadra.
La imagen de la jornada, sin embargo, ha sido la muy comentada imagen en TV3 del cordial saludo entre el juez Pablo Llarena y el jefe de los Mossos, Ferrán López. Algunos tuiteros independentistas, a la vista de la imagen, calificaban al comisario López de "mono de feria", "traidor", "cipayo", "colaboracionista","vendido" o "lacayo a las órdenes de los fascistas".
En las redes, algunos independentistas le pedían a Beatriz Talegón que "por favor" ampliara información. Frente al Auditorio, los pocos CDR que quedaban en la calle tras la marcha del rey coreaban canciones de Valtonyc y, de nuevo, Els Segadors.