El nombramiento de Josep Borrell como ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación ha caído como una declaración de guerra entre los partidos independentistas que apoyaron la moción de censura de Pedro Sánchez contra Mariano Rajoy. El ex presidente de la Eurocámara se ha convertido en una de las bestias negras del separatismo y -como ya ocurriera con sus antecesores José Manuel García-Margallo y Alfonso Dastis- la crisis catalana será paradójicamente la prioridad absoluta de su mandato.
Reto 1. Desmontar el relato soberanista
El Gobierno de Mariano Rajoy logró el apoyo sin fisuras de los Gobiernos de la UE frente al reto soberanista catalán: ningún país reconoció la declaración unilateral de independencia de octubre. Pero a menudo perdió la batalla del relato en la opinión pública internacional, en particular tras las cargas policiales del 1-O, que permitió a los soberanistas presentar a España como un Estado autoritario y represor. A Borrell le corresponde ahora contrarrestar esta imagen.
Reto 2. Recuperar influencia en la UE
A principios de 2007, Borrell era presidente de la Eurocámara, Javier Solana jefe de la diplomacia de la UE y Joaquín Almunia comisario de Economía. Pero la crisis económica destruyó la reputación de España y su presencia en los altos cargos de la UE. La tendencia ha empezado a invertirse con el nombramiento de Luis de Guindos como vicepresidente del Banco Central Europeo. La dilatada trayectoria europea del nuevo ministro le sitúa en buena posición para hacer valer el peso de España en Bruselas.
Reto 3. Negociar el futuro de Gibraltar
La UE ha dado a España poder de veto sobre las relaciones con el Peñón una vez que Reino Unido se marche en marzo de 2019. Pero las negociaciones a nivel técnico entre Madrid y Londres han encallado por las discrepancias sobre el control compartido del aeropuerto y el tráfico de tabaco. Borrell deberá decidir si mantiene las exigencias que planteó Rajoy al Gobierno de Theresa May -entre las que no está la cuestión de la soberanía- o flexibiliza su posición para facilitar un acuerdo.
Reto 4. Crisis humanitaria y política en Venezuela
Tradicionalmente, España ha ejercido de puente entre la UE y América Latina y lidera los debates entre los dos bloques. Los 28 preparan ahora una nueva ronda de sanciones contra el régimen de Nicolás Maduro por manipular las elecciones presidenciales de mayo, pero a la vez sigue pidiendo diálogo entre Gobierno y oposición para resolver la crisis. Un difícil equilibrio que Borrell podría ahora decantar. Otra prioridad en Bruselas es concluir un acuerdo comercial con Mercosur.
Reto 5. Posicionarse ante Trump
La alianza transatlántica entre Estados Unidos y la UE vive un momento de máxima tensión por las últimas decisiones adoptadas por el exmagnate inmobiliario: desde la retirada del acuerdo nuclear con Irán hasta los aranceles al acero y al aluminio. Unas medidas cuyos principales damnificados son precisamente los europeos. El nuevo ministro tiene que decidir si opta por la confrontación directa o busca algún tipo de relación especial con la nueva administración estadounidense.