Los nombramientos de Teresa Cunillera y Jesús Loza, los dos elegidos por Pedro Sánchez para representar a su Gobierno en Cataluña y País Vasco, abren la puerta al diálogo con los partidos independentistas y nacionalistas de ambas comunidades.
Los dos tienen un perfil de 'apaciguadores', un término que se acuñó en Reino Unido a finales de los años treinta del siglo XX.
Cunillera es una de las personas de mayor confianza de Mikel Iceta y Pedro Sánchez que, antes incluso de la celebración del referéndum ilegal del 1 de octubre, pedía diálogo al Gobierno de Rajoy para atajar la crisis independentista. "Dialoguen por favor. Encara i som a temps. Todavía estamos a tiempo", publicaba en su perfil de Twitter.
Loza, por su parte, es uno de los principales impulsores de la denominada "vía Nanclares", con la que algunos abogaron por reinsertar a los presos de ETA que pidieron perdón a las víctimas con el acercamiento a las cárceles de Euskadi.
Los dos nuevos delegados del Gobierno responden a perfiles conciliadores que podrían tender puentes para tratar de apaciguar las reivindicaciones de los independentistas y nacionalistas.
En Reino Unido hacia 1938 se tildó de 'apaciguadores' (appeasement) a los seguidores del primer ministro Neville Chamberlain; que defendía esta política de conciliación con la Alemania nazi porque pensaba que al atender las demandas de Hitler conseguiría frenar la guerra.
Los retos
Cunillera tiene la posibilidad de acercarse al presidente catalán Quim Torra y de acabar con la brecha Estado-Cataluña abierta durante el Ejecutivo de Rajoy tras el desafío de Puigdemont y la aplicación del artículo 155 de la Constitución.
Sin embargo, aunque partidaria de hablar, está por ver que Cunillera se preste a hacer concesiones a Torra. Ella misma publicó un artículo a finales de septiembre en el que se mostraba en contra del referédum ilegal y explicaba que no tenía ninguna validez jurídica.
Jesús Loza, por su parte, ocupará el cargo de delegado del Gobierno en el País Vasco en una etapa en la que el fin de la política de dispersión y la posible transferencia de prisiones constituyen prioridades en la agenda del PNV y del equipo de gobierno de coalición con los socialistas liderado por Iñigo Urkullu.
Así es el delegado vasco
Jesús Loza (Vitoria, 1952), es un veterano socialista alavés, médico hematólogo de profesión, que a sus 65 años vuelve a la primera línea de la política por cuarta vez desde su puesto en el Hospital Universitario de Álava, al que regresó en 2012 tras una larga trayectoria pública vinculada a los más desfavorecidos, los derechos humanos, las víctimas del terrorismo y los presos de ETA.
Inició su carrera como concejal de Vitoria y diputado de Bienestar Social en la Diputación de Álava, área en la que continuó ya desde el Gobierno vasco como viceconsejero en el ejecutivo de coalición PNV-PSE. En 2001 llegó al Parlamento Vasco, donde ocupó un escaño a lo largo de once años hasta que el lehendakari socialista, Patxi López, le nombró en marzo de 2012 Comisionado para la Convivencia, cargo creado para superar las consecuencias del terrorismo y afrontar un giro de las políticas públicas tras el cese definitivo de la violencia anunciado por ETA.
López valoró su idoneidad para el puesto por su vinculación al mundo de las víctimas, a través de la Fundación Fernando Buesa de la que ha sido vicepresidente y ahora es patrono, y sus conocimientos sobre el fenómeno terrorista y sus efectos, por su participación en la gestación e impulso de la "vía Nanclares"; proyecto de reinserción implantado por el Gobierno de Rodríguez Zapatero en 2009, que se basaba en el acercamiento a Euskadi de los presos que se separaban de la banda y pedían perdón a las víctimas.
El cierre prematuro de la legislatura de López hizo que Jesús Loza sólo se mantuviera como Comisionado ocho meses, durante los cuales actuó de muñidor de importantes pactos políticos para la creación del Memorial de Víctimas, la puesta en marcha del Instituto de la Memoria- Gogora, a cuya dirección pertenece, y el reconocimiento y la implantación de indemnizaciones para las víctimas de abusos y excesos policiales.
Trasladó a la izquierda abertzale la exigencia del daño causado que se reclamaba a los presos y colaboró con la política penitenciaria del Gobierno de Mariano Rajoy, aunque exigiéndole más valentía y rapidez en el desarrollo de la mencionada "vía Nanclares" para favorecer la reinserción de los reclusos agrupados en la cárcel alavesa y proponiendo nuevos itinerarios. A pesar de su cercanía a las víctimas del terrorismo no estuvo exento de críticas desde ese ámbito por recordarles que no estaba en sus manos condicionar o diseñar la política antiterrorista.
Acercamiento de presos
El nombramiento de Jesús Loza como delegado del Gobierno fue propuesto por los socialistas vascos, cuya secretaria general, Idoia Mendia, ha incidido en "su largo recorrido político" para gestionar "estos nuevos tiempos" y "construir una nueva convivencia en Euskadi".
Mendia ha destacado "su capacidad de alcanzar consensos y de diálogo" y ha subrayado que "defenderá muy bien los intereses de Euskadi ante el Gobierno de España". Intereses representados por el Gobierno vasco de coalición PNV-PSE y que en lo que respecta a la experiencia acumulada por Loza se centran en la reclamación de una flexibilización de la política penitenciaria que contemple el fin de la dispersión de los presos de ETA y el traspaso de las transferencias pendientes para completar el Estatuto de Autonomía, entre las que se incluye la gestión de las cárceles en suelo vasco.
La cesión de las prisiones forma parte de las prioridades asumidas por los socialistas vascos en su compromiso programático de la conformación del Gobierno liderado por Urkullu, texto en el que también se recoge la demanda del traslado de los presos de ETA a cárceles próximas al País Vasco. Son múltiples los pronunciamientos del PSE a favor del acercamiento; el último ha tenido lugar este miércoles en el Parlamento Vasco, en el que han reclamado al Gobierno de Sánchez que ponga fin a la situación de "excepcionalidad" de los reclusos etarras y acabe con su alejamiento en aras a facilitar la convivencia.
El Colectivo de Víctimas del Terrorismo, Covite, que ha destacado la implicación de Loza con las víctimas, ha manifestado que se mantendrán "expectantes" para ver si el nuevo delegado, que siempre ha ligado acercamiento con reinserción, reclama a los presos de ETA los mismos requisitos que exigía la "vía Nanclares", como el rechazo a la violencia, la petición de perdón y la asunción de responsabilidades civiles.
Bien recibido por el PNV
El PNV confía en que el apoyo a la investidura de Sánchez como presidente del Gobierno allane el camino para la modificación de la política penitenciaria y la consecución de las transferencias pendientes, entre las que se encuentra también como prioritaria, además de las cárceles, la gestión del régimen económico de la Seguridad Social.
Aunque el partido de Ortuzar rechaza la figura del delegado del Gobierno, "ocupe el cargo quien lo ocupe", reconoce sin embargo el talante dialogante y la capacidad de interlocución de Jesús Loza, que a lo largo de su vida política ha demostrado poder llegar a forjar acuerdos con representantes de todo el espectro político vasco.
"Loza es un viejo conocido del PNV, con una larga trayectoria en varias instituciones. Una persona, afable, cercana y dispuesta a colaborar", subrayan a EL ESPAÑOL desde la formación nacionalista.
En sus primeras declaraciones a distintas agencias, el nuevo delegado –pendiente aún de su nombramiento por el Consejo de Ministros- se ha comprometido a hacer del "diálogo" su seña de identidad y ha mostrado su total predisposición a "colaborar" con el Gobierno vasco en el desempeño del cargo.
Así es la delegada catalana
Cunillera, de la misma generación que Loza llegó a ser vicepresidenta primera del Congreso de los Diputados entre 2008 y 2011, y ocupó un escaño socialista en la Cámara Baja durante seis legislaturas desde que entró en 1982 de la mano de Felipe González. En enero de 2016 abandonó su acta.
Nacida en Bell Lloch (Lérida, 1951) la sustituta de Enric Milló es una feminista convencida y una defensora de la lengua catalana. Ha ocupado varios cargos de responsabilidad gubernamental. En 1986 fue directora de presidencia del Gobierno español. En las primarias del PSC apoyó a Miquel Iceta frente a Núria Parlón. Muy apreciada en Ferraz, se puso al lado de Pedro Sánchez para defender el no del PSOE a la investidura de Mariano Rajoy y también le apoyó sin ambages en su lucha por dirigir el PSOE.