"Insólito" paso atrás. El Partido Popular se quedó mudo al escuchar que Alberto Núñez-Feijóo renunciaba a intentar convertirse en el sucesor de Mariano Rajoy y que prefería quedarse en Galicia. El presidente de la Xunta, el único barón que gobierna con mayoría absoluta, se descabalga de la carrera sucesoria de manera abrupta cuando contaba con el respaldo de gran parte del partido. "No nos lo podemos creer", resumía un barón autonómico minutos después de oír la baja voluntaria del favorito en la carrera sucesoria del PP.
Feijóo ha dejado pasar el tren que le podía haber conducido hasta La Moncloa. El gallego explicó ante la Junta Directiva del PP de Galicia que había reflexionado mucho en los últimos días sobre cuál es el rumbo que debía tomar su vida una vez que el presidente del PP anunció su marcha. El escenario elegido, el hotel en el que hace más de una década anunció su candidatura para suceder a Manuel Fraga, apuntaba a que lo que seguía en su discurso eran sus razones para dejar Galicia y dar un paso al frente.
Sin embargo, todas las expectativas puestas en su candidatura se bloquearon cuando se le escuchó decir que "sin haber completado mi compromiso no puedo fallar a los gallegos porque sería también fallarme a mí mismo". Los mensajes y las llamadas se cruzaron por todo el Partido Popular con la misma incredulidad: "¿No se presenta?". "Me comprometí con los gallegos hasta 2020 y ellos me respondieron con su voto mayoritario. No sería un buen mensaje que el PP abriera esta nueva etapa faltando a su palabra". La decisión final era no tirarse a la piscina.
El presidente gallego no esgrimió las razones por las cuales no se atrevía a dar el paso definitivo cuando todas las encuestas lo colocaban como el claro favorito frente a todos los demás. Fuentes de su entorno aseguran que "era una decisión que apenas había desvelado a un par de colaboradores y a familia muy cercana". Entre las razones de peso para finalmente no disputar esta guerra "está su hijo, que es muy pequeño. Y su mujer". También ha pesado el miedo a que un famoso dossier con imágenes suyas relacionadas con su vieja amistad con un narcotraficante pudiera volver a salir a la luz. A este cóctel se le añade además la incertidumbre de no controlar ya cuándo se celebrarán las próximas elecciones. "Ya no está en condiciones de saber si puede ganarlas. Y se arriesga, además, a perder el poder que tiene en Galicia. Siempre podrá presumir de que él ganó con tres mayorías absolutas consecutivas", reflexiona un compañero de filas que se siente "huérfano" ante esta decisión.
Guerra soterrada
El inesperado paso atrás de Feijóo ha desbaratado el guion escrito en Génova, que esperaba el anuncio del gallego para vivir una transición sencilla y evitar que se desate una guerra civil. Ahora "puede pasar cualquier cosa", reconocía un miembro de la dirección nacional actual. A menos de 48 horas para que se cierre el plazo para presentar oficialmente las candidaturas, casi todo el PP espera ya que la batalla por el poder la protagonicen la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal y la exvicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. Hasta este lunes, ninguna de las dos ha hecho aún pública su decisión final.
De momento, Cospedal destapará sus cartas este martes por la mañana en Toledo. La 'número dos' del PP ha convocado a su Junta Regional para contar qué rumbo va a tomar su vida. El aparato de la secretaria general trabajaba a destajo para brindar todo su apoyo al gallego. Sin su candidatura, reconocen que "tienen fuerza" para "presentarse y poder ganar" una batalla a la que ya hay cuatro candidatos oficiales: el vicesecretario de Comunicación, Pablo Casado; el exministro José Manuel García-Margallo; el responsable de Relaciones Internacionales del PP, José Ramón García-Hernández y José Luis Bayo, exlíder de Nuevas Generaciones de la Comunidad Valenciana del PP.
El gran misterio era qué iba a hacer Santamaría, que se ha adelantado a la secretaria general y ha anunciado su candidatura por Twitter una hora antes de su comparecencia. El entorno de Feijóo siempre desconfió del poder que aglutinó la vicepresidenta durante los seis años y medio que estuvo en el Ejecutivo. De hecho, hay quien sostiene que la filtración de su foto con un narco en un barco al diario de Prisa fue fruto de una venganza política urdida por ella. Cospedal y Santamaría han sido las dos mujeres más poderosas del Gobierno de Rajoy y ninguna de las dos sentía simpatía por la contraria. "Ha llegado el momento de medirse ante las bases. Y las dos tienen ganas de hacerlo", pronostica un compañero que se sentó con ambas durante años en el consejo de ministros.
El club de los 'sorayos'
El grupo afín a la exvicepresidenta lo forman los presidentes del PP vasco (Alfonso Alonso) y andaluz (Juan Manuel Moreno); los exministros Cristóbal Montoro, Íñigo de la Serna, Álvaro Nadal y Fátima Báñez y el exjefe de gabinete del presidente, José Luis Ayllón. Un grupo cada vez más nutrido de gente que le ha empujado a dar un paso al frente porque creen que ella "representa la verdadera regeneración del partido" y que, aunque Cospedal tiene más poder territorial, "Soraya arrasa en las bases".
El miércoles se cierra el plazo para presentar las candidaturas. El Comité Organizador del Congreso anunciará el viernes de forma oficial los nombres de los aspirantes a sustituir a Mariano Rajoy y abrirá la campaña electoral interna para recabar apoyos. El 5 de julio votarán los militantes que se hayan inscrito en dos urnas. En una incluirán el nombre de su precandidato favorito para convertirse en presidente y en la otra a los compromisarios que les representarán en el congreso nacional que se celebrará los días 20 y 21 de julio.