Mariano Rajoy tendrá que pedirse libre el jueves 5 de julio si quiere participar en la primera votación para elegir a su sucesor. El expresidente del Gobierno tendrá además que recorrer los 1.045 kilómetros que separan Santa Pola (Alicante) de Pontevedra, el lugar donde mantiene su afiliación desde que ingresó en Alianza Popular en 1981.

Los 66.384 inscritos que forman el censo definitivo para votar al futuro presidente del Partido Popular tienen que acudir de forma presencial a sus respectivas sedes para poder ejercer su derecho a voto. Las primeras quejas de los militantes de base llegaron cuando se enteraron de que tenían que pagar 20 euros si querían votar y no estaban al corriente de pago de las cuotas. La indignación que recorre al PP ahora es que hay muchos inscritos que viven lejos de su lugar de origen, donde normalmente se cierran las afiliaciones y donde ahora tienen que ir para poder ejercer su derecho a voto.

"¿Tengo que faltar al trabajo para poder votar?", se preguntan algunos de los que han elevado su queja a sus respectivos presidentes locales o provinciales. Fuentes del partido reconocen que celebrar la votación durante un día laborable perjudica que todos los inscritos voten finalmente. "Si el porcentaje de votantes llega al 70% será un éxito", calculan desde alguna candidatura.

Empieza la batalla en el PP E.E.

El Comité Organizador del Congreso se niega a facilitar otras fórmulas para votar y no les permite delegar el voto o votar por correo. "Tengo inscritos que se van de vacaciones la semana que viene, que quieren votar pero no estarán y no les dejan hacerlo de ninguna otra forma", se lamenta un presidente provincial. Esta regla se aplicará a todos, incluido al afiliado Mariano Rajoy, que tendrá que acudir de forma presencial a su sede si quiere finalmente participar en este histórico proceso.

Mantener las reglas del juego

El COC se reunirá este viernes con miembros de la campaña de los seis candidatos para evaluar si es posible que todos los afiliados voten aunque no se hayan inscrito. Una queja que elevaron algunos candidatos como José Ramón García-Hernández o Pablo Casado. Sin embargo, el Comité Organizador es partidario de mantener las reglas del juego tal y como están y no cambiarlas a mitad de partido para que ninguno de los candidatos se sienta perjudicado.

Los militantes solo pueden ejercer su derecho a voto este jueves. Los que acudan a votar tendrán que hacerlo en dos urnas. En una elegirán al candidato que quieren que se convierta en el futuro presidente del PP y en otra a los compromisarios que votarán en su nombre en el Congreso que se celebrarán los días 20 y 21 de julio. Prácticamente nadie en el partido ve posible que uno de los candidatos consiga más del 50% de los votos, gane en más de la mitad de las comunidades autónomas o se sitúe 15 puntos porcentuales por encima del siguiente rival más respaldado.

Una vez superada la primera votación, la siguiente batalla que se librará en el Partido Popular es si los compromisarios pueden corregir en el Congreso el voto de los afiliados inscritos. El sistema lo permite, pero cada vez son más las voces que creen que el PP siempre ha defendido que la lista más votada debe gobernar y que convertir ahora al segundo más votado en presidente del PP sería ir contra los principios del partido. 

Neutralidad

Rajoy ha mantenido una aparente neutralidad desde que el 5 de junio desveló ante su Comité Ejecutivo que quería convocar un congreso extraordinario para elegir a su sucesor. El expresidente del Gobierno quería evitar el 'dedazo' que le encumbró a lo más alto del PP y eligió irse lo antes posible para que su partido se organizara como quisiera.

El todavía líder del PP abandonó la política e hizo lo que ningún otro presidente del Gobierno había hecho hasta ahora: retomar su carrera profesional. El exjefe del Ejecutivo renunció a su escaño y a los privilegios que le correspondían como expresidente del Gobierno para regresar a su antiguo puesto de trabajo.