Faltan menos de diez días para que el Partido Popular despeje su futuro y los dos candidatos que aspiran a suceder a Mariano Rajoy miden milimétricamente sus fuerzas. De momento, Soraya Sáenz de Santamaría mantiene la mano tendida a su compañero y rival y le propone diálogo para cerrar una candidatura de consenso que no dañe al partido. Pablo Casado ha desechado cualquier oferta de su contrincante y se muestra ante su partido orgulloso de reivindicar el proyecto de José María Aznar. Su primer fichaje estrella ha sido recuperar a María San Gil, pero personas de su entorno avisan: "No va a ser el último".
Desde que se animó a dar la batalla de la sucesión, Pablo Casado ha reivindicado los principios y valores del Partido Popular como base de su discurso. Mirar hacia el pasado para construir el futuro. El vicesecretario de Comunicación ha pedido al Comité Organizador del Congreso (COC) un debate con la exvicepresidenta del Gobierno precisamente para confrontar ideas y que los delegados decidan qué Partido Popular quieren construir.
En esta carrera por recuperar la esencia del Partido Popular, Casado ha conseguido atraer a la expresidenta de los populares vascos, María San Gil, que se distanció de Rajoy en el congreso de Valencia de hace diez años precisamente por no estar de acuerdo en la redacción de la ponencia política. Al acto también acudieron Leopoldo López, padre del líder opositor venezolano de igual nombre, y el presidente de la Comunidad de Madrid, Ángel Garrido, que reconoció que el 5 de julio votó a Cospedal pero "estar, he estado muchos años con Casado", añadió.
"No será la única"
Pablo Casado insistió en que no pararía hasta recuperar a pesos pesados de su partido que se fueron como San Gil o José Antonio Ortega Lara, el exfuncionario de prisiones secuestrado por ETA que militó en un PP del que se dio de baja en 2008. El aspirante a presidente ha conseguido la foto con uno de los referentes de la lucha antiterrorista como es San Gil, "pero no será la única", remarcan desde su candidatura.
El equipo del vicesecretario trabaja por anunciar "fichajes de este calado" a lo largo de esta semana. "Serán personas que por una razón u otra se dejaron de sentir representados por el PP y Casado les ha devuelto la ilusión por volver a votar a este partido", resume un miembro de esta candidatura.
Tras unos días de intensos ataques, los dos candidatos cenarán juntos este martes por la noche en un restaurante madrileño. Asistirán a la cena que una diputada del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso ha organizado con los 135 miembros que conforman el grupo, como todos los años por estas fechas. Entre los asistentes está confirmada la presencia de tres de los cuatro perdedores de las primarias: María Dolores de Cospedal, José Ramón García-Hernández y José Manuel García-Margallo.
Santamaría ha pedido una reunión formal con su rival para intentar acercar posturas. Pero, de momento, los dos candidatos no se han visto desde que pasaron la primera votación. Casado sí ha tenido tiempo de reunirse con la gran perdedora, María Dolores de Cospedal, y fuentes de su equipo aseguran que hay una "gran sintonía" entre ambas candidaturas.
Cospedal trabaja por Casado
Fuentes cercanas a la presidenta del PP de Castilla-La Mancha reconocen que trabajan para que Pablo Casado desbanque a Santamaría en el Congreso. Pero se muestran muy cautos a la hora de hablar de un "trasvase en bloque". Es decir, es muy improbable que el 26% de respaldo que obtuvo Cospedal en la primera vuelta vote en masa a la candidatura del vicesecretario de Comunicación.
El equipo de Santamaría rebaja las expectativas de su rival: "Casado no tiene 2.000 avales atados", resumen fuentes del equipo de la vicepresidenta, que asegura tener "buena sintonía" con delegados que en la primera vuelta apostaron por la secretaria general del PP. "Es muy pronto para hablar de números exactos de quién apoya a quién. Quien diga lo contrario miente", resume otro miembro del equipo de la exvicepresidenta. Los dos equipos siguen con la calculadora en mano y haciendo cuentas. La final está mucho más reñida de lo que parece.