Cuchillos en alto para despedir a Mariano Rajoy. El Partido Popular ha aparcado durante una hora la guerra abierta que hay por conquistar el poder para aparentar ser un partido unido y ovacionar al presidente saliente. El exjefe del Ejecutivo ha presumido de su gestión, tanto por los 14 años que ha estado al frente del PP como por los seis años y medio que vivió en La Moncloa. Pero evitó agradecer públicamente los servicios prestados a ningún colaborador, para que nadie entendiera como que apoyaba a un candidato más que otro.

No hubo ni una sola autocrítica ni una sola mención a los casos de corrupción que terminaron por echarle del Ejecutivo gracias a una moción de censura presentada nada más conocerse una sentencia de Gürtel demoledora para el PP. Solo María Dolores de Cospedal se refirió a ellos para afearles su conducta y pedir al resto que se sientan muy orgullosos de las siglas que representan. Luis de Grandes, presidente del Comité Organizador del Congreso, le dijo a Rajoy que había sido "el mejor presidente" de la historia de España y añadió: "No quitaré su retrato de la mesa de mi despacho".

Hubo decenas de aplausos, cada vez que alguien lo mencionaba para honrar su figura. El último, cuando finalizó diciendo que "lo que me habéis dado es mucho más de lo que nunca imaginó aquel estudiante de oposiciones al que hace 40 años le dio por la rareza de pasar algunas noches pegando carteles electorales", se prolongó durante cuatro minutos.

Rajoy: “Me aparto, pero no me voy”

También su inestimable amiga Ana Pastor, elegida presidenta para dirigir este enfrentado Congreso, quiso honrarle para quitarle el sinsabor de la derrota. "Querido presidente. Me siento con el inmenso honor de haber trabajado contigo durante 22 años". La más emocionada fue María Dolores de Cospedal, que no aclaró qué hará en su futuro más inmediato. Pero recordó que "el sentido de la responsabilidad enlaza con la estela que deja Mariano Rajoy como presidente, que nos hace sentir a todos orgullosos y agradecidos".

Antes de subir a la tribuna, el líder del PP recibió un regalo extra: un vídeo de ocho minutos de duración donde militantes de base y líderes mundiales como Angela Merkel, Theresa May, Mauricio Macri, Enrique Peña Nieto le deseaban suerte en esta nueva vida. Rajoy utilizó la mayor parte de la hora que duró su discurso en reivindicar su legado sin dar una pista sobre quién le gustaría que fuera su sucesor. Se despidió del Partido Popular tras 14 años al frente de un partido que "me ha regalado una vida llena de satisfactoria". Acompañado de su mujer, Viri, y continuamente interrumpido por la ovación de los 3.000 compromisarios que le escuchaban, el todavía líder del PP se despidió haciendo un tributo a su paso por el Gobierno.

Orgullo por ser "un militante más"

"No es fácil despedirse cuando se han compartido tantas cosas durante tanto tiempo ni es fácil dar las gracias cuando se tiene tanto que agradecer". Mariano Rajoy comenzó su intervención exhibiendo el orgullo que siente por ser un "militante más" del PP. Y avisó: "Seguiré siéndolo siempre". El exjefe del Ejecutivo defendió que con él al frente del Gobierno "pasamos la mayor crisis económica de estos años, y no es que la hayamos corregido un poquito. Le hemos dado la vuelta por completo".

Rajoy se paró detenidamente a analizar qué hizo su Gobierno en Cataluña para parar el golpe separatista que tanto se le ha criticado a una de las aspirantes a sucederle, Soraya Sáenz de Santamaría. "Exigía aunar la firmeza con la prudencia. No era fácil, pero supimos arbitrar fórmulas y se hizo tan bien como reflejan los hechos". El exjefe del Ejecutivo presumió de que "Puigdemont no está en Cataluña y no forman parte de la Generalitat las personas que no estaban en condiciones de ocupar su puesto, por mucho que lo hayan intentado".

Cataluña

Él activó por primera vez en la historia el artículo 155 de la Constitución "con el arma más poderosa y democrática que existe y que se llama la ley". A continuación, insistió en que "jamás he caído en la tentación de negociar con ETA, como tantos nos pidieron. Jamás". Rajoy también presumió ante el PP de "no haber pagado ningún precio político que pudiera entenderse como un premio a los asesinos y jamás he acercado a presos por mucho que nos lo hayan demandado con insistencia. No lo hicimos porque no se lo merecen las víctimas del terrorismo".

Rajoy no habló de corrupción ni asumió ningún error. Su discurso final se centró en alabar su trayectoria tanto al frente del PP como al frente del Ejecutivo. Y aseguró que con él "hemos dado muchas batallas en defensa de nuestras ideas, que coincide con lo que cree una mayoría de españoles. Y lo hemos hecho en circunstancias de suma dificultad".