Teodoro García Egea (Cieza, 1985) es un rara avis en política. Ingeniero de Telecomunicaciones y doctor en Robótica, ingresó como reservista voluntario en el Ejército del Aire, donde va cuando araña algún tiempo a sus vacaciones. Es artista -toca el clarinete, el piano y el tambor- y deportista -judoka, montain biker y maratoniano-. Se metió en política muy joven, en Nuevas Generaciones, y con 22 años estrenó acta de concejal en su pueblo. Once años después es el ‘número dos’ del Partido Popular.
El polifacético secretario general del Partido Popular recibe a EL ESPAÑOL en su despacho del Grupo Parlamentario en el Congreso apenas unas horas después de asumir su último reto: ser la mano derecha del presidente en un partido que acaba de celebrar unas primarias que han dejado unas heridas que costará mucho tiempo cicatrizar. García Egea, el primer diputado que se sumó a la candidatura no favorita que aplastó al aparato, forma parte de esa generación que creció con el boom digital. Por eso ahora se ha propuesto modernizar la arcaica estructura del Partido Popular: eso de ir con el carné en la mano a afiliarse o darse de baja se va a acabar.
El secretario general, que guarda tres criptomonedas y un dron en una mesa de su despacho, todavía no ha puesto un pie en la planta noble de Génova. Pero ya ha pensado qué se llevará a su nueva oficina para darle vida: un enorme cuadro de su Mediterráneo natal, el Mar Menor, y las fotos de Teté, su única hija, que nació dos días después de que cumpliera los treinta años y que ahora se entretiene con los juguetes electrónicos programables que su padre le compra por Amazon. Con tres años y medio ya graba vídeos en los que dice: “Yo, con Pablo”.
El 'número dos' del PP acumula en su teléfono 1.403 whatsapps sin contestar en apenas unas horas. Le cuesta asimilar que es el protagonista de una revolución sin precedentes en el Partido Popular. Muchos mensajes de fidelidad llegan desde teléfonos que hace tan solo una semana trabajaban con esmero para que saliera adelante la candidatura de Soraya Sáenz de Santamaría. “Ya no hay bandos, todos somos el PP”, intenta convencer el recién estrenado secretario general al que todavía le quedan por hacer muchas llamadas en los próximos minutos para encajar el organigrama con el que la cúpula del Partido Popular quiere hacer desaparecer del mapa a Ciudadanos y derrotar al PSOE. "Alguna llamada es para dar una buena noticia. Otras, para no tan buenas...”. El premio para los fieles y el castigo de los perdedores. La cara y la cruz del trabajo de un secretario general.
¿Le ha dado algún consejo su antecesora María Dolores de Cospedal?
Hemos hablado como siempre, porque siempre ha estado cuando alguien lo ha necesitado. Es una persona muy valiosa y seguro que va a estar ahí siempre, porque vamos a seguir viéndonos.
¿Cómo piensa modernizar el partido?
La sociedad ha cambiado, la gente se la imagina de otra forma, las redes sociales lo inundan todo, la tecnología es hoy parte del día a día. No entenderíamos muchas cosas que hoy son normales sin la tecnología, y ésta tiene que llegar también a los partidos políticos, en la forma en la que trabajamos y cómo llegamos al afiliado de base.
Es el momento de modernizarnos. Todos los debates que se celebran en la calle sobre cómo introducir la tecnología en determinados procesos productivos tienen que llegar también a los partidos políticos. Tenemos ejemplos como Airbnb o Uber. Hay un municipio en Suiza, el valle de Zug, donde muy pronto se va a poder votar electrónicamente. No digo que lleguemos a tanto, pero vamos a empezar a plantear la revolución digital.
¿Va a actualizar los censos? Las primarias los han dejado en evidencia.
Vamos a hacerlo entre todos, con tecnología, para que se pueda mantener actualizado en el futuro. Vamos a hacer una labor importante para que el censo se actualice sin necesidad de dedicarle mucho tiempo ni recursos. Apostaremos por la modernización de nuestras estructuras en los procesos internos para tener más tiempo y dedicarlo a lo importante: atender a los afiliados y transformar la vida de los españoles.
¿Hasta dónde llegaron las presiones para llegar al congreso en una única candidatura?
Nosotros dijimos el primer día que íbamos hasta el final. Recuerdo un vídeo de Pablo Casado que decía: vamos hasta el final y vamos a conseguir una candidatura donde, si yo gano, no pierde nadie. Él ganó y no ha perdido nadie. Ha integrado a todos sin preguntar a nadie de dónde venía. Y, lo más importante, todos los miembros de la actual dirección son del Partido Popular. Desde el sábado no hay candidaturas.
¿Quién convenció a quién para dar el paso al frente: Pablo a usted o al revés?
Pablo estaba convencido porque es un líder natural, es una persona con dotes natas para liderar este partido y lo hemos visto desde el primer momento. Sin decirme nada yo sabía que iba a dar el paso porque representa mucho más que una generación: representa el cambio tranquilo y necesario que necesitaba nuestro partido.
Pablo representa un liderazgo natural. Creo que muchos lo descubrieron el sábado en el discurso: algunos por apoyar otra candidatura y otros porque no lo escucharon antes. Pero el sábado en su discurso mucha gente salió de ese auditorio sabiendo que había nacido un líder del centroderecha español que va a conseguir que reconquistemos La Moncloa en dos años. Aunque el líder ya estaba, el líder existía.
¿Cuándo supo que Pablo Casado podría ganar este congreso?
El mismo día que él dijo que quería presentarse en Génova. Era un lunes por la mañana, cuando bajó a la puerta y dijo: yo sí quiero ser presidente del PP. Ese día, cuando él demostró que no se presentaba contra nadie, que fue el primero en dar el paso y que quería liderar el PP para hacer una renovación tranquila, yo supe que había ganado. Incluso aunque en algún momento tuviese dudas, él ya había ganado y el PP había ganado. Porque había conseguido ilusionar a mucha gente. La gente hablaba de que Pablo había dado el paso, de que era joven, preparado, con trayectoria, que se recorría España, que era capaz de estar en seis sitios en un mismo día. Eso hace que la gente vea que es el líder que el PP necesita.
¿Qué va a pasar con el 43% del partido que ahora dice representar Santamaría?
Desde el sábado no hay candidaturas. Hemos llamado a título individual a las personas que iban en la candidatura de Santamaría y han aceptado venir a formar parte del organigrama, pero no de cualquier manera. Cuca Gamarra, alcaldesa de Logroño, es vicesecretaria general en el Comité de Dirección. Es algo que tenemos que tener en cuenta. El partido ha salido fortalecido, unido. Estamos recibiendo llamadas de gente que quiere afiliarse y que quiere apoyar a Pablo Casado para que sea el próximo presidente del Gobierno.
¿Es un fracaso para el equipo de Pablo Casado que no se haya incorporado el núcleo duro de la candidatura de Santamaría?
Hay que contar con los mejores y la incorporación se puede producir hoy, mañana o pasado mañana. Lo importante es que contemos con todos en los momentos importantes, y yo creo que Soraya, su equipo más cercano y la gente que ha concurrido y ha optado por otra candidatura, por encima de todo es del PP y consideran a Pablo Casado su presidente. Yo he hablado con muchos de ellos y sé que vamos a trabajar todos juntos.
Santamaría prometió lealtad en su discurso de candidata a la presidencia. ¿Cree que está cumpliendo con su palabra?
Todos somos leales a unas siglas. Santamaría sigue estando en el PP, sigue siendo nuestra compañera en el Hemiciclo. Hemos hablado hoy con ella, hemos vivido un congreso inédito, nunca antes había pasado esto en el Partido Popular. Se convocó de forma abierta, ganó Pablo y también ganó el PP. Al contrario de algún comentario que he escuchado, creo que no hay perdedores en el Congreso. Porque Elio Cabanes, por ejemplo, que representa al concejal de pueblo que no cobra, es una persona valiente y no ha perdido nada, ha ganado, porque además está en el Comité Ejecutivo del nuevo presidente. Todos hemos sigo muy generosos y a la prueba está el organigrama creado.
¿En qué puesto cree que destacaría la ex vicepresidenta en este nuevo PP?
Todos somos necesarios. Ella puede aportar la experiencia de haber vivido lo que ha vivido. Santamaría ha sido vicepresienta del Gobierno; Fátima Báñez la ministra de los mejores datos de Empleo de la historia de la democracia española e Íñigo de la Serna ha conseguido también importantes compromisos con muchas regiones donde el AVE iba a llegar. Me acuerdo ahora del compañero Rafa Hernando va a tener que esperar muco para viajar a Almería en AVE, y eso es consecuencia del Gobierno de Pedro Sánchez y de apartar a De la Serna del ministerio. Con esa experiencia hay que contar. Y por eso les ofrecimos estar en el Comité Ejecutivo.
¿Teme que los afines a Santamaría formen una corriente interna crítica en el partido?
Son ineficiencias que doy totalmente por descartadas. La única corriente que va a haber está alineada con el presidente y que hará que ganemos las elecciones.
¿Cómo va a hacer para coser los territorios en los que sus principales líderes apostaron por candidaturas distintas?
Hemos hecho un esfuerzo por integrar a todos, donde todos tengan sitio, y eso hace que veamos casos donde los territorios enfrentados han dejado de optar por una u otra candidatura y a partir del sábado todos se levantaron a aplaudir al nuevo presidente. Ya no hay divisiones ni candidaturas. Ahora nos toca encarar las próximas elecciones. ¿Cómo se solucionan muchos de estos problemas que puedan existir? Nombrando a los candidatos y a sus equipos para que puedan fichar a los mejores, evitar que otros lo fichen y así al final el resultado de esa ecuación sea un PP ganador.
¿Es Andalucía el feudo más difícil para esta nueva dirección del PP?
En Andalucía tenemos una dificultad y es que van a convocar elecciones de manera inminente. Pero tenemos una fortaleza: tenemos un gran equipo de personas que pudieron decantarse por uno u otro candidato. Ahora el reto es poner toda esa fuerza que se utilizó para apostar por uno u otro para que Susana Díaz nos tenga enfrente en las próximas elecciones autonómicas que no van a tardar en convocarse.
La 'jubilación' de Arenas, ¿es la señal de que estamos ante una nueva era en el PP?
Todo líder tiene derecho a hacer nuevo equipo y Pablo tiene legitimidad para poder hacerlo. Pero ha demostrado una generosidad por encima de la media en estos casos porque es un persona abierta, y eso ha hecho que muchas personas que no le apoyaron y se decantaron legítimamente por otras candidaturas los ha integrado a todos sin preguntar de dónde venía.
Queda muchas sentencias pendientes, ¿teme que la corrupción enfangue su trabajo diario?
No. Hemos venido con unos objetivos muy marcados. Vamos a cuidar mucho nuestro partido desde el último concejal de pueblo hasta el cargo más importante que tenemos en Madrid. Las dos herramientas más importantes que tenemos son los dos Grupos Parlamentarios, en el Congreso y en el Senado. Vamos a alinearlos para que el trabajo que se hace en el Parlamento sea productivo y un ejemplo para todos.
¿Vendería la sede de Génova para acabar con el estigma que arrastra?
Si hay un sitio mejor, ¿por qué no? Hay que estar abierto a todas las opciones. Pero en principio no hay necesidad, no es una prioridad.
¿El nuevo PP va a ser un partido con un marcado acento conservador? Su compañera Celia Villalobos habló incluso de "extrema derecha".
Ssi tiene un acento el nuevo PP será castellanoleonés, murciano, riojano, vasco o gallego. Incluso con algún toque catalán. Al final, no tiene mucho sentido el volver de nuevo a etiquetas de ese tipo porque defendemos ideas que nos han hecho grandes como partido. Y tenemos que llegar de nuevo a los 11 millones de votos.
¿Cuántos de los votantes del PP que se fueron a Cs o a Vox cree que puede recuperar este nuevo PP?
Nosotros queremos que lo que esté a la derecha del PSOE tenga su casa en el PP. Y para aspirar a eso hay que hacer una política transversal y conseguir reilusionar al votante. La gente cuando te vota te vota con ilusión, porque cree que lo vas a hacer mejor que la persona que esta dirigiendo España. Los españoles deben saber que todo lo que está fuera del PSOE debe estar en el PP. Es necesario para concentrar fuerza, para evitar la fragmentación de personas que pensamos igual y toda la fuerza esté concentrada para garantizar ciertas cosas fundamentales para el futuro de nuestro país como la unidad de España, evitar la crisis económica, garantizar pensiones y entrar de lleno en la modernización en nuestro país.
¿Qué ha hecho mal estos años para perder tres millones de votantes?
La circunstancias no nos ha acompañado. Los españoles nos dieron su confianza en el 2011 y desde entonces Europa ha afrontado una crisis terrible. El PP perdió tres millones de votos, pero la mayoría de líderes no repitieron como presidentes tras asumir la crisis. El único fue Mariano Rajoy, a quien no echaron los españoles ni la crisis. Lo han echado los pactos que ya vemos lo que han durado. En este caso sí son perdedores porque no ganaron las elecciones.
¿Quién es su enemigo a batir, Pedro Sánchez o Albert Rivera?
Pedro Sánchez, por el peligro que supone para España. Si no es capaz de ponerse de acuerdo para renovar la cúpula de RTVE, ¿cómo se va a poner de acuerdo para pactar unos Presupuestos? Hoy se ha rechazado el techo de gasto y ha traído ese punto al orden del día sabiendo que no se iba a aprobar. Han convocado casi el punto más importante de la legislatura a nivel económico sabiendo que no tenían la mayoría suficiente para aprobarlo. Eso da muestra de que este Gobierno ha perdido el rumbo y va a tener enfrente un PP moderno, capaz, abierto y grande con fuerza, que es el PP de Pablo Casado.
¿Piensan rehabilitar a José María Aznar de alguna forma, dándole algún cargo honorífico?
La primera reunión que mantuvo el presidente fue con Mariano Rajoy, y después con el resto de expresidentes: José María Aznar y Antonio Hernández Mancha. Estoy seguro de que si Manuel Fraga estuviera aquí también hubiera estado en esa foto. Hay que tomarlo todo con total normalidad: convocaremos una convención para rearmar al PP en las próximas semanas y será abierta a todo el mundo: militantes, simpatizantes, sociedad civil...
¿Cómo hubiera abordado el equipo de Casado el desafío secesionista si hubiera estado en el Gobierno?
Es difícil hacer esta hipótesis, pero vamos a impulsar medidas legislativas para que todas esas medidas que están ya en marcha se vean reforzadas para que los jueces tengan la capacidad de frenar cualquier desafío que limite la igualdad de oportunidades entre todos los españoles. No olvidemos que el desafío secesionista no solo pone en riesgo la unidad de España, también la igualdad de oportunidades de todos los españoles. Cataluña no pertenece a ningún partido ni a los soberanistas. También me pertenece a mí como murciano, a Pablo Casado o a usted. Nos pertenece a todos. Quien quiera irse se puede ir, como se fue Carles Puigdemont. Pero el resto tenemos que defender nuestra tierra que es Cataluña.