El policía italiano Marco Ravaglia consiguió sobrevivir a las garras de Igor el Ruso haciéndose el muerto cuando el fugitivo le disparó tres veces para acabar con su vida. Los hechos sucedieron en Ostellato, un minúsculo municipio italiano situado a unos 45 kilómetros de Ferrara, el sitio donde Norber Feher perpetró su primer asesinato siete días antes de este intento fallido de homicidio.
Ravaglia viajaba en una patrulla con Valerio Verri, la segunda víctima mortal de Feher, cuando se cruzaron con un Fiat Fiorino Blanco matrícula BOA10877 y decidieron pararle para hacerle un control. El conductor era Igor el Ruso, que respondió al alto de los guardias con un acelerón para perderles de vista.
El conductor abandonó el vehículo que había robado el 31 de marzo, y se escondió a escasos metros del coche para sorprender a sus próximas víctimas. Dentro de la furgoneta dejo "una bicicleta mountain bike blanca y azul, comida, un diccionario y más material", según consta en el sumario que investiga los dos asesinatos en Italia del fugitivo que hoy cumple prisión provisional en Zuera (Zaragoza).
El testigo directo declaró ante la policía judicial que, cuando vieron la furgoneta Fiorino sin nadie dentro, él se bajó primero para inspeccionar el vehículo. Pasaron muy pocos segundos cuando escuchó una secuencia rápida de disparos de arma de fuego. El atacante los estaba esperando, agazapado, muy cerca del coche y disparó sin piedad, en una escena prácticamente idéntica a la protagonizó de nuevo Igor el Ruso siete meses después a 1.500 kilómetros de distancia. Entonces atacó hasta acabar con sus vidas a los guardias civiles Víctor Romero y Víctor Caballero en Andorra (Teruel) cuando el capitán Horacio Requena les ordenó ir a inspeccionar un coche sospechoso tras recibir un aviso de dos disparos en una explotación ganadera. Igor el Ruso acababa de matar a José Luis Iranzo.
Tres disparos
El superviviente reveló que le alcanzaron tres disparos -"el primero me llegó al brazo, luego noté otro en el cuello y el tercer golpe en la espalda, pero no me dolió"-, cayó al suelo -en la parte trasera del vehículo- y fingió estar muerto en un último intento de sobrevivir a la furia de aquel terrible asesino. Ravaglia consiguió así engañar a Feher, que daba por hecho que la víctima estaba muerta cuando se le acercó para robarle el arma.
El superviviente recuerda el aspecto de su agresor, del que no sospechaba que pudiera estar en la zona a pesar de que había asesinado a otra persona siete días antes a unos 40 kilómetros. "Llevaba vestimenta militar verde, un gorro militar y una mochila". Es el mismo aspecto que lucía meses después en los selfies que se hacía cuando ya se escondía en Teruel con la cámara GoPro que fue analizada por la policía judicial de Alcañiz.
Antes de ver cómo le robaba la pistola que llevaba encima, escuchó por última vez a Valero Verri, que se encaró con su asesino mientras se bajaba del coche: "¡Pero qué coño has hecho, has disparado a un agente de la policía provincial!", recuerda su compañero. Fueron sus últimas palabras con vida, mientras Ravaglia permanecía inmóvil en el suelo. "Me preparaba para morir" cuando Igor el Ruso volvió a acercarse a su cuerpo de nuevo antes de huir definitivamente. "Me puso un pie en el cuello y me dio la vuelta a la cara. Decidí hacerme el muerto. Cerré los ojos y mantuve la respiración. Me robó la pistola, también el cargador. Y en ese momento me hablaba mientras seguía buscando más. Yo mantenía los ojos cerrados".
Feher buscó sin éxito más material en el cuerpo de la víctima que le pudiera servir. "Yo mantenía los ojos cerrados" mientras escuchó que el asesino se alejaba para coger de nuevo la furgoneta Fiat Fiorino que había abandonado unos metros atrás. "Entonces se dio cuenta de que yo estaba cruzado en su camino. Se bajó del coche, me movió y volvió a subirse en dirección Comacchio. O al menos eso me pareció mientras permanecía en el suelo con los ojos cerrados", añadió el superviviente. Esa fue la última vez que alguien vio a Igor el Ruso en Italia hasta que fue detenido en Mirambel (Teruel) ocho meses después.
El asesino replicó el mismo modus operandi meses después en su asalto mortal en Teruel: robó a Romero y a Caballero sendas pistolas y toda la documentación que horas más tarde apareció entre sus cosas. Minutos antes de emprender su última huida, también robó a Iranzo su pick up tras asesinarlo en su explotación ganadera.
El segundo encuentro con Feher
No era la primera vez que el destino puso a Feher en el camino de Ravaglia. El policía declaró que había escuchado hablar de Igor el Ruso años antes, "cuando sufrimos unos robos en una casa que habíamos alquilado con unos amigos. Nos robaron comida y objetos, entre ellos un arco que tenía yo. Un arco viejo que después Igor usó para robar en la zona". Sin embargo, insistió en su declaración que esta vez "no teníamos ninguna comunicación oficial ni oficiosa sobre la posibilidad de que Igor pudiera estar en esta zona. Si hubiera tenido la mínima sospecha, al ver el Fiorino hubiera llamado a los carabinieri sin intervenir", concluyó.